La Academia IDH y la MadonnaNet
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El día de ayer, la directora general de la AIDH, la doctora Irene Spigno presentó ante la comunidad universitaria su informe anual de labores. Los que formamos parte de su claustro académico reconocemos su gran esfuerzo, liderazgo y talento que, sin duda, ha generado las condiciones necesarias para la consolidación institucional de la AIDH.
Por sus programas educativos, por su producción científica, por su personal, por sus resultados, la AIDH es el mejor instituto de nuestra universidad. Es una gran fortuna formar parte de una institución que garantiza la transformación social a través de la educación. Verla nacer y crecer ha sido un privilegio personal.
Fundar a la AIDH no fue fácil. Consolidarla es más complicado. Exige no sólo mantener lo logrado, hay que hacerlo cada vez mejor y, por supuesto, avanzar más en el crecimiento institucional. A Irene Spigno le toco fundarla y ahora consolidarla.
Hoy la Academia tiene un cuerpo académico sólido, está presente a nivel nacional e internacional, gestiona proyectos de gran impacto social y próximamente, la AIDH inaugurará su edificio morado en donde se formará la próxima generación de personas defensoras de derechos humanos. La casa morada ya es una realidad.
Desde su fundación, la Academia IDH ha seguido un plan de trabajo que ha guiado su camino. Lo pensé e implemente con la actual directora general. Hemos ido superando los obstáculos con mucho trabajo, con mucho compromiso. La AIDH se ha convertido en un gran patrimonio universitario que invierte en el capital más importante de una comunidad para lograr los fines de la sociedad democrática. La AIDH le apuesta por la educación de las personas con perspectiva de derechos humanos. Ese es su sello principal.
Son muchos los logros, son muchos los avances, son muchos los resultados. Lean el informe, es impresionante. Pero, creo, es mucho más el compromiso que Irene y su personal tienen con la sociedad para asegurar la mayor calidad institucional.
Sarda: tenaz, leal y brillante
A Irene Spigno la conocí hace muchos años. La vida te da la fortuna de conocer a grandes personas. A ella la invité a construir juntos la AIDH. Ella se comprometió desde un principio con mucha lealtad, valor e ilusión. Ha sido mucho su sacrificio personal, pero espero que también sea mucha la recompensa que tenga al final no sólo por fundar, sino también consolidar a una gran institución.
Siempre la veo trabajando, abriendo su computadora. Siempre tiene pendiente un artículo por hacer, un proyecto por revisar, un correo por contestar, un viaje de trabajo por realizar y un capricho más del fundador a tolerar.
Es obsesivamente perfeccionista. Por eso a veces se presiona de más. Pero siempre es un gran ejemplo por seguir.
En su tercer año de gestión, espero y deseo que todavía vengan mayores retos y satisfacciones para ella y nuestra institución. Nuestra directora general seguirá cuidando del hogar morado. Estoy seguro de que, cada año, vendrán más y mejores resultados.
La AIDH, sin duda, se ha convertido en una gran máquina de transformación social que es dirigida por una mujer sarda, una máquina italiana que todo el día está conectada para cuidar de lo que fraternalmente considero mi segunda hija, una niña morada que se llama AIDH.
Es tiempo, por tanto, de las mujeres. Es tiempo de felicitar a Irene Spigno, la directora general de la AIDH.