La dieta de Manolo Jiménez; de un sólo mordisco se merendó a sus opositores
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En varias ocasiones he estado sentado en un restaurante con el hoy candidato a gobernador, Manolo Jiménez Salinas. Varias de estas ocasiones en almuerzos grupales cuando éste, en su calidad de alcalde de Saltillo, convocaba a baterías de mis compañeros reporteros, fotógrafos, escritores y columnistas de los diversos medios de comunicación. “El Cowboy Urbano” almorzaba lo mismo servido a todos: fruta fresca de la estación, jugos variados, café o té a elección y el platillo convenido: huevos estrellados, chilaquiles y sin faltar los mexicanísimos frijoles.
Pero un par de ocasiones, o tres a lo máximo, creo recordar. He compartido la misma mesa con él por azares del destino y las recuas del tiempo y el aire. En estas ocasiones, Manolo Jiménez ha presumido su frugalidad y mesura: ha pedido un refresco dietético y su infaltable té de manzanilla. Sea mañana o de tarde. Imagino ya luego ingiere suficientes alimentos para mantener la energía que lo mantiene de pie y como huracán en sus funciones públicas. Y claro, ya luego en su esfera privada.
Lo anterior viene a cuento por lo siguiente que para mí es algo fácil de cuadrar en este puzle político rumbo a las elecciones para gobernador y diputados locales en junio próximo: el pasado 19 de abril, “El Cowboy Urbano” se merendó y de un sólo bocado a los tres aspirantes a la gubernatura: Lenin Pérez, Armando Guadiana (“DJ Bigotes”) y a un demudado Sóstenes Mejía Berdeja. Me explico rápido: ese día los llevó a su “Alma Mater”, al Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey, Campus Saltillo. Y por supuesto que usted lo sabe, Manolo Jiménez es egresado del ITESM como Ingeniero Industrial y de Sistemas.
El evento (el debate) lo organizó el propio ITESM, la Coparmex y miembros de la iniciativa privada local. A dicho acontecimiento, los tres candidatos opositores al puntero, y seguro ganador, fueron debidamente vestidos y bañados. Incluso se portaron civilizadamente. Y nadie, nadie protestó de los candidatos por el foro, la disposición del mismo, la estructura, el recinto, el público, la convocatoria, los temas políticos y sociales a tratar. Nada. De un sólo mordisco, Manolo Jiménez se los merendó en su casa y en su plato. ¿Y los “asesores”? Pues eso: “asesorando” y cobrando. Manolete demostró un colmillo retorcido para el ajedrez político y los desapareció con una jugada maestra. Hoy, navegan en sus autos con vidrios empañados.
Al día de hoy, en los corrillos del café y los mentideros de las mesas de los futurólogos de tiempo completo, no se habla de quién va a ganar la elección, no; se hacen quinielas de cómo y quién va a conformar el gabinete de secretarios y primeros colaboradores en la administración del “Cowboy Urbano”. Y vaya que no la va a tener fácil en su encomienda el futuro gobernador: hay muchos y variados problemas que van a necesitar su atención inmediata. Entre ellos, el relevo institucional en varias secretarías de Estado. Y donde se requiere inmediata atención es en educación (se va Francisco Saracho), Cultura (luego de cuatro sexenios seguidos en el puesto y sin un avance ni formación de públicos, se va Ana Sofía García Camil), Desarrollo Rural (¿alguien recuerda que aquí despacha y cobra José Luis Flores Méndez, el inefable “Chapo”?), en Salud urge un nuevo timonel, debe de irse a su tierra Roberto Bernal...
ESQUINA-BAJAN
Punto uno: semana negra (todas lo son) la del lunes 24 al sábado 29 de abril, cuando Andrés Manuel López Obrador dictó línea política y sus claques en el Senado de la República sólo levantaron el dedo y todo, todo lo autorizaron. En una especie de fast track y sobre las rodillas, literal esta vez, los Senadores avalaron una cascada de reformas que a usted y a mí nos afectan en nuestra vida cotidiana y normal. Decían no ser iguales. Han resultado peores y sin una sociedad civil fuerte, crítica y bien armada ideológicamente, esto ya es la voz de un solo hombre: Andrés Manuel López Obrador.
Punto dos: La gente me sigue comentando de varias sagas de textos y análisis aquí perfiladas. Una de ellas es la del factor Tesla, el mundo ideal y bonanza económica que va a desatar. “Enteslados” en Monterrey y también aquí, los problemas cotidianos se han multiplicado y nadie, nadie al parecer los ve. En Nuevo León, no obstante las buenas “relaciones” entre Samuel García, el gobernador virtual, y AMLO, la federación les acaba de recortar los fondos que les envía hasta en un 12 por ciento abajo de lo esperado, por lo cual el Gobierno va a reducir su gasto (y claro, plantilla laboral) en un 15 por ciento. Mientras... las mujeres desaparecidas, feminicidios y crímenes atroces (mutilados, incinerados, decapitados) se multiplican. Y ya son diarios. Ojo.
Punto tres: le digo que fue una semana negra la del 24 al 29 de abril. Aquí en el vecindario y sin la más mínima corrección u oportunidad política, los esposos que viven del presupuesto de la UAdeC, Jesús Montalvo y Yazmín Cervantes, hicieron tal cantidad de ruido y enturbiaron suciamente todo que tuvo que operar el hombre de experiencia y brazo firme de la Universidad: Jorge Alanís. Y eso del disparate de “equidad de género” para la rectoría (a huevo una mujer), es eso: un disparate. Espere usted dos textos aquí.
LETRAS MINÚSCULAS
“Que quien y más trabaja, más se irá perdiendo”. Verso de López de Ayala. No necesitamos a Tesla, necesitamos calidad de vida.
Encuesta Vanguardia
https://vanguardia.com.mx/binrepository/1152x768/0c0/1152d648/down-right/11604/RPGF/jesu-s-r-cedillo_1-6026729_20230604171623.png