La institución matrimonial, ¿está perdiendo fortaleza?
COMPARTIR
La creciente proporción de divorcios en Coahuila debiera empujar estudios para identificar la razón por la cual cada vez más parejas fracasan en la idea de casarse ‘para toda la vida’
La unión matrimonial es considerada, aún en nuestros días, la base de la organización social, pues el acuerdo entre dos personas que deciden establecer entre ellas dicho vínculo es uno de los que dan origen a la familia. No es indispensable, desde luego, la existencia de dicho pacto para el surgimiento de la misma, pero pocos dudan que resulte deseable.
El señalamiento anterior, por cierto, es solamente una de las acepciones que, al menos en nuestra cultura, tiene el matrimonio, pues además del que regulan las normas jurídicas existe el matrimonio religioso que, aun cuando carece de fuerza legal, se funda en una idea que acaso pueda resultar incluso más sólida: la convicción personal.
TE PUEDE INTERESAR: Nuevos partidos, ¿vienen a fortalecer la democracia?
Por lo demás, el matrimonio ocupa en el ideario colectivo un lugar particular: es una fuente de derechos y obligaciones que derivan de la decisión de dos personas que se plantean un futuro común y, a partir de ello, acuerdan trabajar en conjunto para construirlo.
Desde esta perspectiva, la idea del matrimonio “para toda la vida” sigue siendo un ideal que se proponen quienes, por la vía legal, deciden establecer dicho vínculo que, en estricto sentido, solidifica una decisión construida a partir de la convivencia cotidiana.
Sin embargo, como lo consigna el reporte que publicamos en esta edición, la convicción de quienes se casan no parece resistir la prueba del tiempo y ello se traduce en un dato concreto: la tasa de divorcios en Coahuila ha venido creciendo de forma consistente en la última década.
De acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en 2012 la relación entre divorcios y matrimonios implicaba que, por cada centenar de uniones civiles se registraron casi 24 divorcios ese año, es decir, una relación de tres a uno.
Para 2022, sin embargo, esa proporción se modificó de forma importante, pasando a ser de dos a uno, es decir, por cada 100 matrimonios se registraron poco más de 50 divorcios.
Casarse y divorciarse es, desde luego, un derecho que tienen todas las personas y, como tal, las leyes y las instituciones del Estado deben protegerlo. Sin embargo, es relevante cuestionarnos si el aumento en la proporción de divorcios tiene una lectura importante desde el punto de vista social.
No cabe duda que esto es así cuando los matrimonios tienen hijos y la separación de los cónyuges implica que aquellos se conviertan en víctimas indeseables del rompimiento. Esta es la situación que más debiera preocuparnos en términos colectivos.
TE PUEDE INTERESAR: Coahuila: se dispara 118% tasa de divorcios, por cada dos matrimonios, hay una separación
Pero no solamente en estos casos podría ser relevante que las parejas “descubran” que las razones que les llevaron a unirse en matrimonio resultaron insuficientes para sostener la relación. Ocuparnos de esta realidad parece conveniente de cara al futuro de la organización social.
Cabría esperar en este sentido que, tanto las instituciones públicas como la academia, se ocupen de indagar con seriedad en el fenómeno a fin de ofrecer respuestas que permitan fortalecer la institución matrimonial.
Encuesta Vanguardia
https://vanguardia.com.mx/binrepository/1200x801/0c0/0d0/none/11604/BHOV/matrimonio_1-8248080_20240214040346.jpg
$urlImage