La moda de la figura
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Enflacar. Enflacar. Enflacar. Menuda obsesión tienen miles de hombres y mujeres en la actualidad. Hace unos días llegué a mi casa con unas ganas inmensas de ver un buen programa en la televisión. A pesar de que ya era hora de dormir mis deseos no disminuyeron.
Con un pedazo de pizza recalentada en la mano derecha, y el control remoto en la otra mano (creo que era la izquierda, si mi memoria no me falla), desesperado apretaba un botón en busca de un buen programa.
Es increíble pero lo único que a esa hora podía ver en los canales mexicanos era a un señor demostrando ante un público falsamente sorprendido, cómo podía quitar de su camisa las manchas más difíciles con un simple líquido incoloro. Pero al cambiar otra vez de canal, apareció de pronto una despampanante modelo que vestía un minúsculo bikini (después de todo no parecía ser tan mala la televisión mexicana). La pantalla de mi televisor se vio invadida por la exuberante región glútea de la modelo, y por otras cosas que es mejor no recordar ahora.
Un desfile de preguntas acudió a mi mente aquella madrugada. ¿Qué venderán en este programa? ¿Acaso estarán promocionando algún centro nocturno? ¿O una marca de bikinis? Un joven que apareció de pronto junto a la modelo aclaró mis dudas. Resulta que aquella despampanante mujer hace unos meses pesaba 42 kilos más y sus medidas eran 90-60-90... ¡pero en una sola pierna! Al darse cuenta que los hombres la rechazaban por su gordura, vaya estupidez, comenzó a bañarse utilizando un jabón reductor, hasta llegar a convertirse en la Señorita Tentación del año, y lo mejor que un hombre podía encontrarse en el televisor a esas horas de la madrugada.
¿Quién va a creerse ese cuento de que un simple jabón puede ayudar a reducir las medidas de una forma tan drástica? Indignado cambié de canal y un señor con una tremenda barriga cervecera estaba sentado en el sillón de su casa viendo la televisión. Todo parecía ser normal, excepto el horrible pants de plástico plateado que llevaba puesto, con el cual, según los anunciantes, una persona puede adelgazar mientras realiza las labores cotidianas del hogar.
Furioso tomé el control y apagué la televisión. Al recobrar la serenidad, mi espíritu se elevó a las alturas en las que es posible meditar y reflexioné sobre la obsesión que se tiene hoy en día sobre la figura humana.
En todos lados nos encontramos con muestras de esa obsesión. Al ver la televisión somos testigos de un bombardeo interminable de esculturales mujeres y hombres fornidos. Al leer los anuncios clasificados, descubrimos que en muchos empleos se exige una buena presentación. ¿Existe manera peor de cosificar a una mujer o a un hombre?
Aristóteles, sabio filósofo griego, en una ocasión dijo que sólo un ciego podía definir el concepto de belleza. Entendamos las enseñanzas de este gran pensador de la humanidad y no tratemos de encontrar la belleza en lo que dicta la moda, sino en lo que dicta nuestro corazón. Si actuamos así, tendremos el privilegio de descubrir que la grandeza de las personas está en lo que son y no en los kilos que llevan encima.
aquientrenosvanguardia@gmail.com