La síntesis en Washington
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TEMAS
Justin Trudeau, Joe Biden y AMLO intentaron el tripié de América del Norte.
Buscaron comunicación horizontal y visualizaron economía, seguridad y migración. Hubo trato sencillo y amigable con respeto y libertad.
Se escuchó la síntesis:
“Reconstruyendo Mejor Juntos: Una América del Norte segura y próspera, para reafirmar la fortaleza de la relación y trazar un nuevo camino de colaboración”.
Reconstruír es un verbo positivo y esperanzador. Hacerlo juntos alude a un trabajo en equipo orgánico y complementario.
Se sitúan bien las coordenadas y el universo de la acción común. Se confluye en lo esencial porque se habla de seguridad y de prosperidad. También de unión dinámica reafirmada y reforzada.
Se señala lo comunitario y lo compartido en relación y en colaboración. Y todo en el dinamismo del caminar, del hacer historia, de aprender unos de otros y de aportar lo mejor de cada uno para alcanzar metas y obtener resultados.
ROBAR EL FUTURO
La mirada pontificia de Francisco se posa en la niñez empujada prematuramente al mundo laboral.
Sorpresivamente pronuncia un verbo muy disimulado en política y ocultado por los alzadores de precios. Aunque conjugado constantemente en sus acciones, los mismos malhechores y criminales no lo hacen suyo para pronunciarlo y explicitarlo. Lo menciona el pontífice con todas sus letras porque afecta a los niños. Dice que les están robando.
“Les roban el futuro” cuando los hacen trabajadores prematuros. En lugar de estudiar y jugar y desarrollar los tentáculos de su curiosidad, tienen que atarse al pesado trajín de los turnos y percibir una billetiza disminuida.
Se juntan en muchas sociedades la ilegitimidad, la inmoralidad y la inhumanidad en una trenza criminal. Se lastima y hasta invalida a una generación,incapacitándola para emplear recursos necesarios para su plena realización.
La deshumanización en tantos ambientes laborales es más escandalosa y condenable cuando sustrae a los pequeños su tiempo necesario para acabarse de hacer
ECLIPSE PROLONGADO
Dicen que duró -hace unos dias- la luna eclipsada doscientos cuatro minutos. Ojalá se contara en minutos y no en años ese otro largo eclipse de la comunicación verdadera.
El lenguaje de las redes sociales opaca y oculta el resplandor del idioma de Castilla. Esa luna semántica, que ha iluminado tantas noches históricas y tantas penumbras de conflictos, se convirtió -hace días, al eclipsarse- en un símbolo de la interferencia del insulto, el ludíbrio, la difamación y el desahogo barato. En las redes que debían socializar, quedan muchos enredadores exhibidos, en su necedad ante toda la opinión pública...