Libros de texto, ¿se puede arrancar el curso sin ellos?
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A unos cuantos días de que arranque el ciclo escolar, la incertidumbre sobre la forma en la cual se impartirán las clases en las aulas de Coahuila es lo único cierto
Los libros de texto gratuitos −y todo el sistema que los hace posibles desde hace poco más de seis décadas− constituye uno de los mayores aciertos históricos del sector público en México. Los avances que como país hemos registrado en materia educativa se deben, en buena medida, a la existencia de una institución dedicada a la elaboración de dichos libros.
El sistema educativo no está construido alrededor de los referidos textos, desde luego, sino que se trata de una de las herramientas con las cuales contamos para garantizar que los objetivos de dicho sistema se cumplan. No son la única herramienta y no necesariamente han sido la mejor históricamente, pero sí son una muy importante.
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Por ello es que la controversia desatada a partir de la modificación radical que la Secretaría de Educación Pública (SEP), del Gobierno Federal, estableció para los libros a utilizarse en el ciclo escolar que arrancará en unos días se encuentra más que justificada y no puede zanjarse fácilmente.
Coahuila, como se sabe, se ha sumado al grupo de entidades federativas que se oponen a la utilización de los nuevos libros de texto, no a partir de su contenido, sino a partir de que responden a un modelo educativo en el cual el adoctrinamiento político ha sido colocado por encima de la transmisión de conocimientos y el desarrollo de habilidades.
Ayer se anunció en este sentido que, aun cuando ya han sido recibidos los nuevos ejemplares para el nivel básico de educación −preescolar, primaria y secundaria−, solamente se distribuirán los libros correspondientes al jardín de niños debido a que estos no contienen modificaciones.
Los libros para primaria y secundaria, sin embargo, se quedarán por ahora en las bodegas donde han sido depositados, toda vez que la Corte concedió justo ayer al Gobierno de Coahuila la suspensión de la distribución de los nuevos libros de texto.
¿Ahora que el Poder Judicial ha frenado la distribución de los libros en la entidad, qué pasará, es decir, con qué material estudiarán los niños y niñas de la entidad? Las autoridades educativas del estado han dicho que ya trabajan en un “Plan B” consistente en la elaboración de cuadernillos para reforzar los contenidos de español y matemáticas en las aulas.
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Los cuadernillos tendrían una vigencia trimestral, de tal suerte que al terminar de elaborar los primeros la Secretaría de Educación de Coahuila contaría con tres meses para desarrollar el segundo bloque, imprimirlos y distribuirlos.
Se trata de una solución paliativa que no resuelve el problema de fondo, el cual tiene que ver con definir, de manera incontrovertible, el plan de estudios y los contenidos didácticos con los cuales estudiarán nuestros hijos.
La resolución de fondo por parte de la Suprema Corte podría tomarle más de un año y, para desgracia colectiva, la parte álgida de la controversia se desarrollará mientras la contienda electoral por la sucesión presidencial vaya creciendo en intensidad, lo cual no convoca al optimismo. Cabría esperar en este sentido que la sensatez gane la partida y el dilema se remonte con la mayor rapidez posible.
Encuesta Vanguardia
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