Lo monetario, lo importante ahora
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Los asuntos relacionados con el dinero se están volviendo cada vez más relevantes en este entorno financiero caótico que se vive en la actualidad. Para empezar, el tipo de cambio tiene sorprendidos a todos a pesar de que desde hace más de un año sabíamos que las ayudas dadas a los hogares en Estados Unidos para lidiar con la pandemia tendrían efectos inflacionarios y sobre los tipos de cambio del dólar en el mundo. Sin embargo, el conflicto ruso-ucraniano acrecentó la devaluación del billete verde al crear olas literalmente de dólares que salieron de aquella región del mundo y que, para nuestra sorpresa, una parte importante de ellos han llegado a México. Por eso el dólar sigue moviéndose en los 20 pesos y la expectativa es que siga en ese rango al menos un par de meses más.
Además, las remesas internacionales siguen llegando a México, los paisanos en el extranjero enviaron 54 mil millones de dólares. Nos hemos convertido en el segundo país del mundo en recepción de remesas, sólo detrás de India. Este dinero ha sido capaz de transferirse al decil (diez por ciento de la población) de más bajos recursos, que es la receptora del 80 por ciento de estas transferencias. Esto ha ayudado a que el consumo no caiga tanto, pues aunque se estaba recuperando lentamente, el dato mayo muestra ya una caída del 1 por ciento. También los estragos de la pobreza se ven abatidos gracias a esta acción y en parte por eso se sigue explicando la gran popularidad presidencial y más cuando él los presume como un “logro” de su gobierno.
Un dato que ha generado mayor tranquilidad en los mercados financieros es el mantenimiento de la base monetaria (M2), con incrementos en los últimos dos meses que promedian sólo el dos por ciento, en comparación con los siete meses anteriores que el indicador andaba sobre el 6 por ciento. Este hecho, más los aumentos paulatinos en la tasa de interés del Banco de México, han creado las condiciones para estabilizar la inflación, que ya se “estacionó” en 7.58 por ciento en la última medición en la primera quincena de mayo. Con esto en mente, la recuperación de la Bolsa Mexicana de Valores se ha venido dando también de manera lenta pero sostenida, con ganancias anualizadas del 16 por ciento en promedio de mayo de 2021 a mayo de 2022.
La alta inflación se puede explicar parcialmente por los excesos de circulante que se tienen en la economía. Aunque las empresas manufactureras están sosteniendo el crecimiento económico nacional, la magra recuperación de los sectores comercial y de servicios están añadiendo más circulante, por lo que las estrategias monetarias empiezan a surtir un efecto apenas perceptible. Aunque las exportaciones no tienen el mismo dinamismo que en años previos a la pandemia porque la industria automotriz no logra recuperarse, sigue habiendo un intercambio comercial internacional que tiene ventajas para nuestras empresas. Jamie Dimon, director general de JP Morgan, uno de los bancos más importantes de Estados Unidos, dijo en una reunión la semana pasada que el mercado norteamericano tiene dinero para sostener el consumo, al menos otros nueve meses, pues las familias en ese país recibieron dinero suficiente para ahorrar. La pregunta es qué pasará cuando ese dinero se termine, ¿habrá una crisis económica o será una simple recesión? Ya las medidas tomadas actualmente están preparando, en cualquier caso, un freno a la economía norteamericana con el fin de detener la elevada inflación que se tiene y que no se veía desde hace 40 años. Dimon dijo, para que se dé una idea del tamaño de la economía de Estados Unidos, que los consumidores de ese país tienen todavía para comprar dos billones de dólares. Considere con toda seguridad que una parte de ese monto vendrá a México a través de exportaciones y que nos veremos beneficiados de esos ahorros externos.
En el caso específicamente de nuestra economía, la principal preocupación sigue siendo la inflación que se está comiendo literalmente toda posibilidad de crecimiento. Sin embargo, nuevamente entramos en una de tantas contradicciones económicas del momento, sigue llegando inversión extranjera y la inversión nacional se sigue manteniendo. Al parecer la lectura que podemos hacer es que las empresas tienen la expectativa de que el fenómeno inflacionario será pasajero y que en seis meses empezará su disminución. De esta forma, las empresas se están preparando para el retorno de mercados más estables con tasas de interés más bajas, con la expectativa de que los consumidores no pierdan su poder adquisitivo.
Hay que hacer dos precisiones importantes que esbozan la trayectoria económica de ahora y hasta fin de año. La primera es que el gobierno ya consumió todos sus recursos disponibles, a tal grado que las contrataciones del gobierno federal (tan necesarias para atender al público, por ejemplo en el SAT) quedarán suspendidas al menos hasta el nuevo presupuesto de 2023, como lo acaba de notificar la Secretaría de Hacienda. Sin dinero público, y siendo uno de los componentes del producto interno bruto, la posibilidad de crecimiento se reduce por debajo de 2.5 por ciento. En segundo lugar, los bancos comerciales que tienen cantidades importantes de dinero para prestar pero a tasas muy altas, no están creando la liquidez necesaria para apoyar a nuevos proyectos, simplemente no toman riesgo y siguen viviendo de las altas comisiones que cobran. La consecuencia es que no hay generación de nuevos negocios, nuevos competidores. Lo que estamos viendo en el mercado es una expansión de las empresas existentes que se están ampliando a tamaños tales que están obteniendo amplio poder de mercado hasta para imponer precios e ir en una trayectoria monopolística.
Ya por último mencionar que en esa reunión de JP Morgan, el propio Dimon dijo que ahora que China ha terminado la cuarentena impuesta por el último brote del COVID-19, aumentará la demanda por energía y con ello los precios del petróleo podrían llegar hasta 150 dólares por barril. Bajo estas condiciones, no podemos esperar que la inflación y en consecuencia los precios se reduzcan, esto no pasará hasta el 2024, justo al inicio de la campaña presidencial. Coincidencias de la vida y tendrá que verse a quién beneficia esta situación.