¿Magia? NO MMS
La magia solo existe en los maguillos de carpa, en los ilusionistas de 4a, en los merolicos y mercachifles
Les platico esto que podría ser la 2a parte de mi artículo sobre Carlos Kasuga Osaka, después de 24 años de haberlo conocido en la ciudad japonesa de la cual lleva su apellido materno.
Háganme el favor de leerlo.
Si ya lo hicieron, “noliace”, de todas maneras creo que vale la pena rememorar los conceptos que vertió por mi conducto el fundador de la división mexicana de Yakult, bebida láctea de la cual esa marca vende en México 3.5 millones de frasquitos al día.
No hagas magia. Mejor ponte a jalar.
Con inusitada frecuencia escucho -principalmente a gente joven- eso de que “vamos a hacer magia”, cuando les pregunto por tal o cual cosa inherente a sus responsabilidades.
Un político de apenas 40 años que anda muy pegado a Xóchitl Gálvez, respondió así cuando le pregunté ¿cómo le van a hacer para mover a la senadora, del terreno de las ocurrencias a las propuestas.
”Vamos a hacer magia”, me respondió, y por su tono, adiviné a través del teléfono cierta sonrisa híper lactante.
”No mames”, le respondí de bote pronto y le envié por WhatsApp el genial cartón de Paco Calderón, donde aparece López Obrador dando el banderazo de salida al Tren Maya, hace poco más de dos años.
En uno de los vagones de cierto destartalado tren de carga aparece pintarrajeado este graffiti: ”NO MMS”.
En estos días de despiadada competencia en todos los campos, más que inspiración, se requiere transpiración.
Se necesita sudar muchísimo para conseguir logros extraordinarios.
La magia solo existe en los maguillos de carpa, en los ilusionistas de 4a, en los merolicos y mercachifles que se escudan detrás de chats chaleros; de títulos rimbombantes de escuelas igualmente rimbombantes, y navegan con aires de perdonavidas.
Debido a que el político de marras -quien jura ser parte del equipo de Xóchitl- seguía jodiendo con eso de la magia, me colmó la paciencia y le dije:
”A ver si la magia te ayuda cuando otro venga a hacer lo mismo que tú, en menos tiempo y cobrando la mitad de lo que te pagan”.
Entonces, enmudeció el palenque.
Aquí su irreverente servidor se formó en la chinga.
Lo digo con orgullo.
También digo que soy perro café y además, callejero: los únicos que voltean para los dos lados antes de cruzar la calle, para que no los atropellen.
Perro callejero café, de los que agradecen todos los días tener comida, aunque -como mis cercanos lo saben- muy seguido se me olvida comer.
Esos que le dan gracias al Dios de Spinoza por tener un techo, por fregado que sea, debajo del cual dormir, y si no hay, un suelo cobijado por estrellas y por mi mamá la Luna, cuando se le antoja aparecer.
Por si no sabían, los perros callejeros cafés se echan en cualquier lado y se duermen en friega, aunque traigan la panza vacía.
Uno de esos soy yo.
Por eso me encabrona oirle a alguien que va a hacer magia cuando lo único que debe hacer es su chamba.
Y encima quiere que se le pidan las cosas en tono bonito.
Otra cosa le dije al político cuarentón, que de seguro ya me borró de su lista de contactos:
”Prepárate, cabrón, porque conociendo a Xóchitl, no tarda mucho en mandarte al rancho de López Obrador con todo y tu pinche magia. Si quieres seguir cerca de ella, ponte a jalar y házle un favor: NO MMS”.
PD A tí te lo digo, mijo, entiéndelo tú, mi nuera.
O dicho de otra manera: Entiéndelo -Gerardo- y tú -Bolaños- también.
Cajón de sastre:
”¿Quieres más o prefieres un huevo guisado?”, detona la irreverente de mi Gaby.
Encuesta Vanguardia
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