MIRADOR: 01/06/2022
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Me dicen, Terry, amado perro mío, que moriste hace años.
A la muerte del cuerpo se refieren, creo. Murió tu cuerpo. Eso lo sé porque con mi mujer y mis hijos lo pusimos en un rincón del huerto, y luego plantamos sobre él un pequeño árbol que ahora tiene la altura del tapial.
Tú no moriste, Terry. Lo sé porque te recuerdo, y el recuerdo es una forma de la vida. Lo sé porque te sueño, y el sueño es una forma de ahuyentar la muerte.
Yo te traigo a mi memoria, Terry. Ven tú a mis sueños. Volveremos entonces a estar juntos, como cuando éramos jóvenes y subíamos la montaña para alejarnos un poco de la tierra y acercarnos un poquito al cielo, o como cuando nos hicimos viejos y dormitábamos frente a la chimenea, un poco más cerca del cielo y un poquito más lejos de la tierra.
Ahora te pido que me recuerdes, Terry, y que me sueñes. Los sueños y el recuerdo alejan a la muerte. Son la vida.
¡Hasta mañana!...