- 22 abril 2024
Navidad: tiempo de hacer una pausa y reflexionar
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La Navidad es un momento único en el año que nos invita a ver la vida con ojos distintos a los del día a día ‘normal’. Habríamos de hacer un esfuerzo para mantener esa mirada
La vida moderna, sobre todo a últimas fechas, nos mantiene inmersos en una actividad frenética que apenas deja espacio para lo esencial. Difícilmente, en la convulsa rutina del día a día, puede encontrarse un momento para la introspección y pasar revista de nuestro interior.
Y vivir de esta forma se nos va haciendo “normal” porque pareciera que no existe alternativa, que estamos irremediablemente condenados a mantenernos a flote en la turbulenta corriente que nos arrastra de forma cotidiana porque hoy, esa es la única forma de vivir la vida.
Ciertamente las fuerzas que nos impulsan en esta dirección son muchas y muy fuertes. De hecho, en algunos momentos incluso pareciera que la vida acelerada es hasta deseable, porque sólo de esta forma es posible “disfrutar” de los beneficios que esta época nos brinda.
Sin embargo, de espaldas a esta posibilidad, la evidencia de que ese fenómeno al cual llamamos “modernidad” no ha cambiado un ápice de nuestra esencia, no hace sino acumularse cotidianamente. Porque pese a la revolución que implican las tecnologías de la información y las comunicaciones, seguimos siendo tan humanos como al principio de la historia.
Y ser humanos implica, en esencia, ser capaces de sentir, de percibir el mundo y entender la vida mucho más allá de los satisfactores materiales. Ser humanos se traduce en la capacidad de asumir el sentido trascendente de nuestra propia existencia y actuar conforme a dicho sentido.
Ser humanos, en última instancia, obliga a comprender que la felicidad, es decir, ese estadio que se alcanza cuando se comprende que lo más importante de la vida se encuentra en nuestro interior, es un regalo que nadie más puede entregarnos.
Dejar de buscar afuera y comenzar a hurgar en nuestro interior es algo que todos, tarde o temprano, asumimos como la única ruta para vivir una vida plena, satisfactoria, relevante.
Y la Navidad es uno de los pocos momentos del año en los cuales generamos, entre todos, las condiciones para aminorar la marcha, reducir la velocidad y, gracias a ello, atrevernos a revisar con mayor detenimiento el sentido profundo de nuestra propia existencia.
En esta época somos capaces de sentir con mayor intensidad el palpitar de nuestra propia vitalidad y comprender cómo la transformación de lo circundante comienza en el interior personal. En esas condiciones somos incluso capaces de ceder el timón a ese otro que habita en nosotros y tiene mejores perspectivas de la vida.
Por desgracia, en cuanto volvemos al ritmo frenético de los “días normales”, solemos relegar ese brillo interior que nos regaló la Navidad.
En VANGUARDIA, además de desearle una feliz Navidad en compañía de los suyos, le invitamos a preservar el espíritu de esta fecha, a retener la magia que implica recuperar el núcleo de nuestra esencia y a convertirla en el combustible que nos impulse a navegar la corriente de los próximos doce meses con una actitud distinta, para mejor.
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Encuesta Vanguardia
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