Política de ‘no tarea’
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En muchas escuelas han implementado la política de “no tarea” por diferentes razones. Una de ellas es que muchos maestros han detectado que las tareas escolares son elaboradas por los padres de familia y no por los alumnos. Entiendo que los maestros tenemos culpa de ello. ¿Cuántos de los profesores exigen tareas que sus alumnos no han comprendido en clase? ¿Cuántos estudiantes no tienen las habilidades básicas para realizar tareas en forma independiente o en equipo? Según la neurociencia, las tareas son esenciales para lograr un aprendizaje a largo plazo y permanente. La práctica y la ejercitación son esenciales para que las neuronas se conecten entre ellas y los conocimientos y habilidades se fortalezcan en la memoria a largo plazo.
El tiempo que están sus hijos en clase no es suficiente para aprender y asimilar los contenidos escolares. El maestro expone el tema y muestra ejemplos con el objetivo de la comprensión de sus alumnos. Aclara preguntas y pone algún ejercicio para comprobar si el conocimiento a corto plazo quedó comprendido. En seguida, el maestro encarga la tarea a sus alumnos para que a través de su práctica, se logré el aprendizaje. En otras palabras, el alumno en clase no aprende sino comprende. La tarea es fundamental para lograr la automatización del aprendizaje. ¿Cómo aprendemos a leer? La única forma es leyendo. ¿Cómo aprendemos aritmética? Solamente resolviendo operaciones numéricas. La pedagogía moderna tiene una creencia muy peligrosa en las escuelas: “Comprender es lo más importante para aprender”. Claro que la comprensión es fundamental para adquirir en forma significativa un aprendizaje, pero no es suficiente ya que sin repaso y ejercitación, el conocimiento que está a corto plazo se puede desvanecer.
Muchas veces los maestros somos responsables de tareas incongruentes y sin sentido, pero la solución no es eliminarlas. ¿Por qué en las últimas semanas se ha reportado un gran rezago educativo en todos los niveles? Hay muchas explicaciones centradas en la carencia y deficiencia de la tecnología, pero también en los cambios pedagógicos que muchas escuelas realizaron para suavizar el impacto negativo de la pandemia en sus alumnos. Muchos papás se empezaron a quejar de que sus hijos estaban toda la mañana en pantalla y por la tarde continuaban haciendo tareas usando sus dispositivos electrónicos.
Desafortunadamente, la mayoría de los estudiantes de universidad tienen la creencia que lo más importante en su vida académica es estudiar y no aprender. Muchos de ellos realizan sus tareas escolares para obtener una calificación o aprobar un examen. En todas mis clases trato de convencerlos que aprender es un proceso de interiorización de conocimientos y habilidades a largo plazo y no solamente para obtener puntos para tu promedio escolar. Esta creencia los hace estudiantes de desecho: “Lo tengo en mi mente lo suficiente para tener una buena calificación y después los elimino para estar listo a lo nuevo”. Un buen porcentaje de clase necesito explicar nuevamente lo visto hace pocos días porque no lo recuerdan y no son capaces de construir sobre conocimientos anteriores. No tienen el hábito de revisar aprendizajes previos ya que solamente viven para lo inmediato y novedoso. Constantemente les pregunto por qué no revisan sus apuntes de clases anteriores y su respuesta es: “Ya lo sé”. Sin embargo, no lo recuerdan, y menos lo pueden relacionar con los nuevos contenidos. Aprender es una tarea que requiere disciplina, esfuerzo, motivación y perseverancia para crear redes neuronales permanentes para toda la vida.