Agresiones sexuales: ¿por qué están creciendo?
COMPARTIR
TEMAS
Según la secretaria de las Mujeres, Luz Elena Morales, del total de violaciones casi el 78 por ciento ocurre en los hogares y el agresor es una persona conocida de la víctima
El seguimiento temporal de los fenómenos relevantes sirve —o debiera servir—, entre otras cosas, para diseñar políticas públicas eficaces en el propósito de incidir en el comportamiento de dichos fenómenos, vigilar su desarrollo y, a partir de la información obtenida, realizar ajustes que mejoren la efectividad de las acciones emprendidas desde el sector público.
Es preciso, por supuesto, crear círculos virtuosos en los cuales la información que proviene del monitoreo de la realidad se incorpore efectivamente al diseño de las políticas públicas y que exista una medición real y auto crítica de los resultados que tales políticas ofrecen en la realidad.
Establecer estos círculos virtuosos resulta particularmente importante en el caso de los fenómenos que agravian a la sociedad, es decir, de aquellos comportamientos que deseamos erradicar y, además, demandamos que la erradicación se registre en el menor tiempo posible.
El comentario viene al caso a propósito del reporte periodístico que publicamos en esta edición, relativo al incremento alarmante en el número de denuncias por violación presentadas en los primeros siete meses del año pues, de acuerdo con las cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, los casos han crecido más de 100 por ciento este año.
De enero a julio de 2015, de acuerdo con la información proporcionada, se presentaron 66 denuncias por este delito. En el mismo periodo de este año, se acumularon 139.
Según la secretaria de las Mujeres, Luz Elena Morales, del total de violaciones conocidas casi el 78 por ciento ocurre dentro de los hogares y el agresor es una persona conocida de la víctima.
Las cifras son, sin duda, alarmantes y hablan, sobre todo, de dos cosas:
La primera de ellas es que existe una amplia aura de impunidad alrededor de este delito pues, aún cuando es fuertemente castigado por la legislación penal, el número de agresores sigue siendo muy alto.
La segunda es que, cualquier cosa que las autoridades de los tres órdenes de gobierno estén haciendo para contener el fenómeno constituye un fracaso absoluto, pues no solamente está siendo incapaz de revertir la conducta, sino que ni siquiera es capaz de evitar su avance.
El comportamiento histórico en las cifras de violaciones en el Estado habla de un fenómeno con una presencia importante durante los últimos 20 años, pero que ha alcanzado una cifra récord en el número de denuncias en 2016, lo cual obliga a cuestionar cómo piensan reaccionar las autoridades.
Las mujeres enfrentan múltiples obstáculos, amenazas y desventajas para su desarrollo personal y profesional. La agresión sexual constituye una de las peores y a combatirla y erradicarla tendrían que dedicarse importantes esfuerzos por parte de las instituciones públicas.
Y las medidas que se requieren para que ello ocurra se necesitan con urgencia, pues cada caso nuevo que se acumula en la estadística constituye una mancha para nuestra comunidad.