Regresar a lo básico (3)
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Regresar a lo básico. A lo importante, a nuestras raíces las cuales nos hicieron fuertes y por eso estamos aquí, sobre la tierra. ¿Cuáles son sus raíces profundas por las cuales usted no se doblega ante alguna tormenta o huracán fúnebre en contra? ¿En qué cree usted, señor lector, para soportar y superar adversidades diarias y otras de mayor calado y calamidad como son la pérdida de un ser amado o bien, una enfermedad larga y delicada? Insisto, cuáles son sus raíces más profundas y en qué deposita usted su proyecto de vida para salir adelante y airoso de cualquier batalla.
Tal vez usted me hable de ciertos valores como la honestidad, conducirse siempre con la verdad y no decir mentiras (por eso siempre la relevancia de un personaje que no existe corporalmente, pero que si se manifiesta: el diablo, etimológicamente, el que divide. Y el evangelista Juan lo dice: el diablo es el padre de la mentira. Juan 8.44). Tal vez usted fomenta entre los suyos criterios doctrinas y valores de amistad, solidaridad, compañerismo. ¿Quién lo dijo: Sócrates o Aristóteles? La amistad larga y profunda, sólo se da entre hombres buenos, jamás entre hombres malos.
Y usted lo sabe mejor que yo, la maldad es lo que domina hoy. Estamos sumidos en profundas tinieblas. Y si usted es un lector con fe y si usted mínimamente conoce la Biblia (cristiana o católica, es lo mismo), sabrá que el diablo (lo maligno, la maldad) es el príncipe de este mundo (Juan 12.31) y el diablo es realmente el dios de este mundo (2º Colosenses 4.4). Sólo nos queda precisamente poner nuestra parte diaria y luchar contra todo esto. Y no hay nada como poner en práctica lo básico, con lo cual fuimos educados por nuestros padres, vecinos y amigos en nuestra infancia.
En célebre diálogo entre Satán y Belcebú, dentro de esa obra maestra de la poesía llamada “El paraíso perdido” de John Milton, el mismísimo Satán espeta: “Y en mi opinión reinar vale la pena,/ Aunque sea en el infierno: mejor es/ Reinar aquí que servir en el cielo”. Elija usted la bondad, el tirarle la mano al próximo, al prójimo, al vecino. Y eso es un rasgo visible de que estamos o vamos encaminados bien y volviendo a lo básico: abrevar de las riberas de la bondad, la solidaridad y el acompañamiento.
Y claro, usted ya lo notó: es lo que menos hay hoy en día. Nada de concordia, paz ni armonía. Nada. Lo vimos atrás: reina el diablo, el que divide. Y para dividir y polarizar al país, nadie como el presidente de Morena, que no de los mexicanos, Andrés Manuel López Obrador. Cuando no amenaza diariamente, difama. Cuando no difama diariamente, amenaza.
¿A quién? A todos cuantos se atraviesan en su camino hacia la dictadura de México (bueno, ya lo es). “Human Rights Watch” (HRW), lo ha dicho en estos días: sólo Ucrania es más peligroso que México para ejercer la crítica y el periodismo. 9 periodistas han sido asesinados en el país mientras recibían protección del Gobierno Federal de AMLO. Desde que AMLO asumió el poder político (diciembre de 2018), 36 periodistas han sido asesinados en su mandato.
Esquina-bajan
Punto uno: Tyler Mttiace, investigador de HRW para las Américas, lo ha dicho recientemente: “Este año va en camino a convertirse en el más letal para la historia del periodismo en México”. Para que usted compare y se de una idea de las dimensiones de la tragedia anterior, en México y en este año, van asesinados once compañeros periodistas. En Ucrania y su guerra cruel y sanguinaria patrocinada y armada por Rusia, van 12 periodistas muertos. Aquí no estamos en guerra y ya van once asesinatos.
Punto dos: ¿qué es volver a lo básico? Algo sencillo y complicado a la vez. Lo primero es vivir. Es decir, es nacer. No de hombre y hombre (imposible) no de mujer contra mujer (imposible) sino de la forma correcta y natural, la única que hay para nacer: un hombre con una mujer. Es decir, aquello de Génesis: “Dios creó al hombre a su imagen... varón y hembra los creó” (1.27). Pero, ya luego con el invento de los derechos humanos de segunda y tercera generación, se incluyó aquello de que las mujeres son dueñas de su cuerpo y pueden decidir si quieren abortar ya embarazadas.
Punto tres: todo viene a cuento por que en Estados Unidos hay una polémica intensa y movilización civil brutal, con motivo de que el Tribunal Supremo gringo tiene un borrador de sentencia donde se pretende eliminar la protección del aborto (Ley vigente desde 1973). Es decir, si el Tribunal Supremo vota a favor de la nueva Ley, los Estados norteamericanos pueden prohibir las interrupciones del embarazo. Sí, privilegiar la vida, el nacer. Privilegiar el ser, el existir, el estar vivo aquí y ahora.
Punto cuatro: el clima caluroso, sulfuroso y mortal ha llegado al Norte de México. Y con él, mi mal humor; amén de todas las molestias las cuales se me adhieren como langostas en mi enjuta humanidad y casi me abaten. 36-39 grados diarios me asfixian; no me gusta el calor porque lo he escrito antes, muchas ocasiones anteriores: con el calor derritiéndome, sólo queda el buscar los placeres de la carne (señoritas de buen ver y tragos fríos de cerveza) y no los placeres del intelecto. Dice el poeta John Milton en uno de sus versos perfectos: “El tórrido clima azotaba violento”. Le creo.
Letras minúsculas
Haga el bien, señor lector. Inténtelo diariamente con su prójimo.