Saltillo: ¿cómo sacarle el mayor provecho al ‘nearshoring’?

De acuerdo con la publicación Whitepaper, especializada en negocios, la capital de Coahuila es hoy la ciudad más atractiva, en un conjunto de ubicaciones cercanas a la frontera con los Estados Unidos, para las inversiones que están siendo reubicadas producto del fenómeno conocido como “nearshoring”.

Además de celebrar el hecho, vale la pena detenerse a visualizar la razón fundamental por la cual se ha ubicado a Saltillo en ese lugar: tuvo, en 2022, el precio más bajo de renta por metro cuadrado entre los mercados industriales evaluados por la publicación.

Que esa sea la razón del atractivo no tiene nada de malo en principio. Sin embargo, es necesario tener claro que se trata de un indicador que fácilmente puede modificarse dependiendo del comportamiento de distintas variables, entre ellas la intervención del sector público.

En este sentido también es relevante considerar que, cuando hablamos del fenómeno “nearshoring”, estamos hablando de la relocalización de inversiones de largo plazo, por lo que el costo de renta por metro cuadrado no es la única variable a tener en cuenta -y, eventualmente, tampoco la más importante- para tomar decisiones.

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Es necesario por ello que, a la ventaja coyuntural que hoy tenemos, se le sumen todas las ventajas adicionales posibles a fin de explotar todo el potencial que tiene la región.

Mejor aún: si la Región Sureste de Coahuila trabaja en incrementar su atractivo para los inversionistas se podrá obtener lo mejor de todos los mundos, es decir, no solamente lograr que lleguen más inversiones, sino que podamos incluso escoger el tipo de industria que mejor se ajuste a las condiciones presentes y futuras de la zona.

Uno de los aspectos a tener en cuenta es la disponibilidad de agua que, aun cuando en el caso específico de Saltillo no es un problema en este momento, sí podría serlo en caso de que la demanda por el líquido se incremente sin la adecuada planeación.

En otras palabras, no se trata -no debe tratarse- solamente de atraer una mayor cantidad de inversiones a la región sino, sobre todo, de atraer inversiones de calidad que contribuyan al desarrollo armónico de nuestras ciudades. Esa debería ser la traducción deseable de nuestra posición como lugar más atractivo en esta coyuntura.

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Que esto ocurra, sin embargo, no será obra de la casualidad, sino el resultado inevitable de una política de promoción y de atracción de inversiones que esté fundada en algo más que solo generar más puestos de trabajo e incrementar el número de naves industriales construidas.

Encabezar la tabla en este momento es, a no dudarlo, una muy buena noticia. Pero esa buena noticia puede -y debe- convertirse en mejores noticias aún y por eso resulta necesario insistir en la necesidad de concentrarnos en incrementar y potenciar nuestras ventajas competitivas.