Si amamos a nuestro país debemos de ir a votar
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“Todos debemos votar como si nuestras vidas y el mundo dependiera de ello, porque dependen. La única manera de tener certeza sobre el futuro es crearlo nosotros mismos”.
Billie Eilish, cantautora
Todos escuchamos que votar es importante, no obstante es fácil, dado el desempeño de tanto pillastre que llega a la Presidencia de la República y a las cámaras del Poder Legislativo, sentirse frustrado, enojado, y olvidar el verdadero significado de su participación en el proceso electoral. Pero ese sentir no va a solucionar tal estado anímico. Ir a Votar, SÍ, no hay otra forma más civilizada de presionar para que la democracia de un país funcione a favor nuestro.
El objetivo de una democracia es garantizar que todos tengamos la oportunidad de elegir un candidato y votar por políticas que si solventen las necesidades de la ciudadanía y se traduzcan en beneficio colectivo. Esta elección que tendremos el domingo 2 de junio, no es una elección más. Hay mucho en juego para un país que deja mucho, pero mucho que desear, en el ejercicio del poder público. Nuestro voto coadyuvará a decidir el futuro de la seguridad nacional que hoy está por los suelos, la calidad de la atención médica pública, la reforma migratoria, la política económica, la educación que presta el estado, los programas sociales, la política exterior y mucho más.
El voto, es el mecanismo ideal que nos permite manifestar aspiraciones, nuestras esperanzas y nuestros sueños. No existe otro igualador que lo supere. Si usted quiere, si queremos opinar la agenda pública e influir de manera determinante en el destino de México, es de vida o muerte ir a votar el 2 de junio. Votar es una responsabilidad sustantiva, con nosotros mismos, pero también con todos aquellos, niños y jóvenes menores de edad, ancianos, discapacitados, que no pueden defenderse por sí mismos. Hoy día, como mexicanos y ciudadanos, tenemos el deber de elegir un gobierno que respete la institucionalidad, los bienes públicos y privados, y en general, los derechos individuales y colectivos; la división de poderes, que esté abierto al diálogo, que escuche todas las voces, comprometido con generar condiciones que eleven la calidad de vida de cuantos aquí vivimos. Y también senadores y diputados que SÍ REPRESENTEN NUESTROS INTERESES, no una bola de rufianes impulsados por intereses mezquinos, y burros entre los burros, en el cumplimiento de sus funciones y deberes. Votemos por ello con responsabilidad, convicción, coherencia y sobre todo con respeto a nosotros mismos. Está en nuestras manos elegir bien y votar bien.
Sufragar no es un acto mecánico, ni simplemente ir a marcar la boleta electoral y luego meterla en la urna: es nuestra determinación genuina, ponderada, de sacar al país de semejante retroceso, SI RETROCESO, y darnos la oportunidad de transitar por un nuevo derrotero, de romper con un modelo vetusto, podrido hasta el tuétano, que sigue encadenando a México a la suma interminable de prácticas y usos que han condenado a millones de mexicanos a vivir dependientes de la dádiva, generación tras generación, y sin voluntad alguna de cambiar ese infausto modo de vida; que han solapado que cuanto desgraciado sin patria ni matria que se hace de un cargo público, robe a manos llenas para él y su descendencia y lamepatas que lo veneran, haciéndose ricos hasta la consumación de los siglos y en la absoluta impunidad; que han hecho de la política algo despreciable y oscuro, arrancándole de tajo su naturaleza intrínseca de instrumento ideal para generar bien común. Entendámoslo, de una vez por todas compatriotas, votar es más que cumplir con un trámite, votar encarna lo que somos y lo que queremos.
Votar es un derecho que NOS PERMITE decidir a quienes entregamos la conducción de nuestro país. Si elegimos a tontas y a ciegas a un o a una inservible, que se vende como si fuera lo non plus ultra y vale para purititas vergüenzas, va a desgraciarnos, y le importa sorbete, usted ya lo sabe, el desfile de los de esa ralea es de lo más común en nuestro México. POR FAVOR fíjese por quien vota, no todo el mundo nació para dirigir a un país, ni para legislar, con inteligencia, eficiencia y eficacia. El voto es el acto primigenio del poder ciudadano, de ese que empodera nuestra dignísima investidura de pueblo soberano, y que determina lo que queremos para NOSOTROS. Es en las urnas donde debemos dejar de manifiesto lo que exigimos para nuestra patria. Por eso necesitamos elegir con cabeza fría a nuestros servidores públicos, que son temporales y por PAGA. Métaselo en la cabeza, por su vida, los que están en deuda con nosotros son ELLOS. Ya cámbiese el “chip”, los mandantes somos nosotros, no ellos. Tenemos que obligarlos a que pisen sobre la faz de la tierra, a que dejen de sentirse como nuestros amos. No les debemos NADA, ellos a NOSOTROS, SI. Lo que ocurre en política, si es asunto nuestro, sobre todo cuando es el futuro de México lo que se está decidiendo, ya asumamos nuestra mayoría de edad. El voto es la madre de todas las soluciones de la patria, sí, no exagero ¿por qué? porque es el que permite resolver de manera serena y racional los conflictos que HOY nos aquejan. En una democracia, como apunta Karl R. Popper, “se permite matar las ideas para no matar a los hombres, pero, además, nos permite deshacernos de un mal gobierno sin matarnos”. O como expresa Jesús Silva-Herzog Márquez: “La democracia no podrá asegurar la llegada de un gobierno virtuoso y competente, pero sí puede desechar malos gobiernos”.
Encuesta Vanguardia
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