Vaciladas, capítulo 6
Vuelven las bromas y vaciladas a esta tierra coahuilense, árida de políticos con ideología y de carrera, y fértil en panzas aventureras de la función pública con fauces afiladas y apetito insaciable.
PRIMERA VACILADA. “Ladrillo está triste, sólo él pisó bote y Sergio Aguayo no”. De risa lo que le sucedió al exgobernador bailarín, iniciador de esta tragedia coahuilense de sangre y saqueo, ya que no conforme con haber perdido las instancias legales en su juicio de difamación de “honor” en contra del investigador Sergio Aguayo, acudió al amparo y “le dieron cuello”, a decir del argot judicial.
Con varios años, este juicio incoado con base en la publicación de un comentario hecho por el
citado analista con relación a la honestidad del profesor bailador, constituye un antecedente que protege a quienes nos dedicamos al periodismo.
Creo que el fondo del asunto obedeció más al tratamiento que Aguayo dio a la investigación sobre los muertos de Allende, documento en el que excluye de responsabilidad al Moreira mayor, y ese fue su mayor enojo.
La peor parte de este tema es que la citada investigación sirvió como base a la narración en Netflix a nivel mundial sobre las trapacerías y crímenes consentidos en el sexenio en el que mandaban los dos hermanitos. De nada le sirvió a Rubén ordenar a tumbar las casas baleadas y borrar evidencias de esa matanza.
Por su parte y condenado al olvido, Humberto se lame sus heridas y tal vez prepare otra batalla, pero ésta la perdió de calle. ¿Habrá otra batalla?
SEGUNDA VACILADA. “No me ayudes, comadre”. A la fecha había reconocido en Riquelme su templanza ante las opiniones contrarias a su estilo de gobernar, sin embargo, me reconozco equivocado, y la represión ya surge a finales de su administración de negocios.
El diputado Walls, quien se ha caracterizado por llegar a extremos en su oposición al régimen 3.0 del moreirato desde su tribuna legislativa, fue ocurrente al alquilar un autobús al que le imprimió la leyenda “El fraudebús de Riquelme” y la frase “exigimos cárcel a los responsables” con las fotos de Rubén, Olmos y Berlanga como fondo, recorriendo las calles de Torreón.
Llegando a oídos del exdictador y jefe máximo, ordenó a sus empleados que la ofensa debería ser detenida en el acto, orden que cumplieron al pie de la letra a través de las
huestes de Sonia Villarreal y sus orquitos. Violando el fuero constitucional esposaron al diputado y retiraron la unidad con el argumento
de que estaba invadiendo rutas urbanas y además no traía tarjeta de circulación.
En otra fecha el diputado colocó una manta frente a un edificio público de Torreón y de igual manera hicieron su aparición los orcos, ahora ya regañados, pero eso sí, con camiones blindados y armas de grueso calibre.
Se denota que Riquelme está perdiendo la compostura ante la cada vez más notoria imposición del príncipe Manolo como sucesor y su contrariedad a ello, sin embargo, debe obedecer al designio del jefe aunque con esto se lleven de encuentro a Coahuila entero.
TERCERA VACILADA. “Y ahora, ¿quién podrá salvarme? Hace unos días era un próspero exgobernador de Nuevo León y hoy día es el preso 10 mil 634 del penal de Apodaca. Jaime “El bronco” está hoy bronqueado con la ley, acusado de permitir el desvío de recursos, operaciones a través de terceros y otras travesuras en su estado.
Su detención afecta el futuro de varios excolaboradores entre quien se encuentra Ángeles Errisúriz, quien también en Coahuila había hecho de las suyas con el programa multimedia.
Hoy Errisúriz debe responder por una acusación de más de 3 mil 133 millones de pesos en compras de bienes, servicios y mantenimiento con proveedores “consentidos”. La defensa de “El Bronco” está atenta a esta implicación y una de las estrategias podría ser entregar a la pupila de Humberto y, como saben, el hilo se rompe de la hebra más débil. ¡Haya cosa!