Un día, mientras me encontraba en casa agobiada por un desconocido monstruo azul, me sorprendió sentir una manita curiosa sobre mi pecho que me invitaba a identificar cómo me sentía: mamá, ¿es enojo? ¿Miedo? ¿Tristeza? ¿Te duele tu corazón?
Con una atenta invitación a su “Rincón de calma”, ubicado en nuestra sala, señalé el dibujo de la criatura que representa la tristeza. “Respira mamá”, mi hijo de tan solo 4 años me recordó que, con un poco de tiempo, llegaría a ser verde, sentirme verde, como el monstruo de la calma.
Con altibajos, hemos creado en casa un espacio más abierto y seguro. La educación emocional que mi hijo recibe en el aula ha transformado nuestra comunicación en un lenguaje claro y amigable.
La mayoría de mis años laborales me he dedicado a la docencia. Creo que la educación es la única esperanza para transformar la sociedad en la que vivimos. Considero vital elegir un modelo educativo nutritivo desde los primeros años de vida, conocidos como Early Years.
En estas edades tempranas, se forja la base del desarrollo de la identidad y la sociabilidad de forma natural. Quería encontrar, para mi hijo, una forma moderna y divertida de aprendizaje que le diera importancia tanto a las emociones como al cerebro.
Debo confesar que una de mis primeras exigencias, como mamá, era salir lo mejor librada de los “terribles dos y tres años”. En esta fantasía de madre primeriza, elegí una comunidad educativa que valoraba los aspectos sensibles tanto como yo.
Somos seres sociales y la inteligencia emocional no es solo un esfuerzo personal, sino colectivo. Aquel temible momento no resultó tan mal cuando maestras y psicopedagogas nos acompañaron como familia. Ayudaron a mi hijo a identificar, sentir y actuar de manera asertiva con estrategias, herramientas, juegos, libros y dibujos.
Entonces me di cuenta de que estaba en el lugar correcto, aquí las y los pequeños pueden desarrollar inteligencia emocional desde los primeros años de vida. Creo que es importante experimentar esta propuesta educativa que va más allá del modelo tradicional, un viaje emocionante hacia el crecimiento y la conexión con aquellos a quienes más queremos.