Verdadero o falso: las populares brumas faciales valen la pena
Las brumas faciales han irrumpido en el mundo del cuidado del cutis en los últimos años
Por: Tatiana Boncompagni
Todas las mañanas, después de lavarse el cutis, antes de untarse el suero y mientras se prepara el café, Alyssa Bonanno rocía su cara con un spray de aloe y agua de rosas que descubrió en TikTok.
“Dejo que penetre”, dijo Bonanno, de 27 años, propietaria de un estudio de mercadotecnia en Los Ángeles. “Ayuda a que mi piel se vea un poco más despierta”.
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El spray, de la marca Glossier, se ha convertido en una parte favorita de la rutina de belleza de Bonanno. “No tengo idea de si en verdad sirve de algo”, dijo Bonanno. “Parece que ayuda a refrescar mi piel antes del maquillaje, y además se siente bien”.
Parte producto de belleza, parte ritual de cuidado personal, las brumas faciales han irrumpido en el mundo del cuidado del cutis en los últimos años. Para una generación que ha evadido el uso de tonificadores (cuando, después de usar el limpiador, pero antes del humectante, te aplicabas ese líquido con una bola de algodón), los espráis para el rostro ofrecen una forma más moderna de preparar la piel, así como una experiencia zen, y quizá más.
Además, en esta era pandémica, con tantas preocupaciones de higiene y acné relacionado con el uso de cubrebocas, las vaporizaciones son una manera ascética de refrescar la piel a lo largo del día, ya que no usas las manos y no se tapan tus poros.
“Está la cuestión de la conveniencia, es fácil sacarlos de tu bolsa, rociarte el rostro y estás lista”, dijo Brandon Ford, director general de aceleradores de negocio en Lubrizol Life Science, una compañía en Ohio que desarrolla y fabrica productos para la industria de la belleza y otros negocios. Ford explicó que la tendencia de usar bruma facial comenzó hace aproximadamente dos años con unos espráis que afirmaban contribuir a la hidratación de la piel pero no hacían mucho más.
“Lo que ahora estamos viendo es una evolución de esos espráis, están pasando de tareas sencillas a otras más complejas, ya sea que combatan los efectos de la contaminación o del envejecimiento”, dijo Ford.
Jillian Wright, estetista y cofundadora de Indie Beauty Media Group, una compañía en Nueva York que trabaja con marcas del cuidado de la piel y cosméticos, dijo que ha visto brumas faciales que supuestamente protegen la piel de la luz azul y otros estresores ambientales, así como vaporizaciones imbuidas de energía de cristales.
Sin duda parece que hay brumas faciales para todo, hay unas con probióticos (Tula Refreshing & Brightening Face Mist, 34 dólares) y aceite de CBD (WLDKAT Coconut Water + Noni Fruit Electrolyte Spray, 27 dólares), incluso hay un spray con el atinado nombre de Forest Bathing in a Bottle (28 dólares, algo así como “rocío forestal embotellado”), que, según afirman, tiene los mismos beneficios que el “shinrin-yoku”, el arte japonés del baño de bosque, gracias a una mezcla esotérica de fitoncidios de aceite de árbol, vitamina D3, ácido fúlvico y microalgas.
La marca de lujo La Mer ofrece Mist (85 dólares), que usa extractos botánicos del mar para hidratar la piel; Pause Well-Aging Hot Flash Cooling Mist (39 dólares) tiene extractos de plantas y una especie de mentol para refrescar la piel. La marca Payot de productos de belleza formula su MY Payot Baume Éclat con ácido hialurónico y un compuesto antipolución para proteger la piel y hacerla más rolliza.
“La gente está interesada en una textura ligera y cosas fáciles”, sostuvo Marie-Laure Simonin Braun, directora ejecutiva de Payot.
¿Pero acaso rociarse un tónico es suficiente para obtener resultados? Marina Peredo, una dermatóloga de Nueva York, responde que sí, pero depende de la formulación.
Peredo es fanática de las brumas faciales con ácido hialurónico, una molécula que ayuda a la piel a retener humedad; vitamina E, un antioxidante que intensifica la función protectora de la piel; o glutatión, un tripéptido que quizá combata la inflamación y que es el ingrediente estrella de PrimaSkin, una bruma que Peredo usa con los pacientes de su consultorio en el Upper East Side.
“En un inicio, la usaba porque era muy tonificante para después de los láseres, pero luego con el tiempo me di cuenta de que hacía más luminosa la piel”, dijo Peredo, quien forma parte del consejo asesor de PrimaSkin.
Wright usa espráis faciales en su sala de tratamiento, sobre todo después de extracciones, pero no los considera un artículo necesario. “Como las mascarillas de tela, es bueno tenerlas, pero no es necesario tenerlas”, dijo Wright, quien, pese a su afirmación, está trabajando en formular una bruma facial que ayude a proteger de la luz azul.
En realidad, las brumas faciales han existido desde hace décadas. En Francia, las mujeres desde hace mucho usan vaporizaciones de agua mineral de Evian y Vichy como parte de su régimen de belleza. Los maquillistas también han usado estas brumas tras aplicar bastante maquillaje para sesiones fotográficas o actuaciones en vivo, como una manera de “hacer que el polvo desaparezca y que reaparezca la textura de la piel”, dijo Matin Maulawizada, un maquillista de celebridades.
Maulawizada vincula la actual popularidad de las brumas faciales como parte de la rutina de maquillaje a las influentes de belleza en las redes sociales. “Siempre lo muestran como un último paso”, dijo.
Por ejemplo, Camila Coelho, empresaria e influente de belleza y moda con 8,8 millones de seguidores en Instagram, dijo que insistió en incluir una bruma facial en Elaluz, la línea de productos de belleza que presentó el verano pasado.
“Lo uso en la mañana para tonificar mi cutis, ayuda a cerrar los poros antes de ponerme mis productos de belleza, y luego lo vuelvo a rociar sobre el maquillaje”, explicó Coelho sobre su producto All Day Beauty Water (49 dólares), enriquecido con extractos de papaya y guaraná.
“Para esas ocasiones en que te maquillas y te ves un poco reseca, este es el piscolabis perfecto”.