Nadie tienda más la pierna de cuanto fuere larga la sábana
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El Quijote II, 53
Siendo gobernador de la Ínsula Barataria, una noche y en medio de enorme sobresalto y desconcierto, Sancho Panza es despertado con grandes voces que decían: “¡Arma, arma, señor gobernador! ¡Arma, que han entrado infinitos enemigos en la ínsula, y somos perdidos si vuestra industria (ingenio) y valor no nos socorre!”
De inmediato le trajeron armas ofensivas y defensivas. Entre éstas dos paveses, escudos largos para la protección de todo el cuerpo. Le colocaron uno delante y otro detrás “y por unas concavidades que traían hechas le sacaron los brazos, y le liaron muy bien con unos cordeles, de modo que quedó emparedado y entablado, derecho como un huso, sin poder doblar las rodillas ni menearse un solo paso. Pusiéronle en las manos una lanza, a la cual se arrimó para poder tenerse en pie”.
Luego de tremenda batalla, desde luego todo ella fingida, sus súbditos dicen a Sancho: “¡Victoria, victoria! ¡Los enemigos van de vencida! ¡Ea, señor gobernador, levántese vuesa merced y venga a gozar del vencimiento…!
Cuando todo termina, Sancho pide un trago de vino. Después, “del temor, del sobresalto y del trabajo”, se desmaya. Comprende que todo ha sido una burla. Se viste, va a la caballeriza, saca a su asno, llamado rucio, le da un beso en la frente, y dice a sus vasallos que deja el cargo de gobernador. En formidable y sabio discurso (que bien vale la pena leer), les expone las razones de su renuncia. Termina con estas palabras: “Cada oveja con su pareja, y NADIE TIENDA MÁS LA PIERNA DE CUANTO FUERE LARGA LA SÁBANA; y déjenme pasar que se me hace tarde”.
Con el refrán que Sancho invoca de la pierna y lo largo de la sábana, lo que les quiere decir a sus súbditos, en los términos del magnífico discurso que pronuncia, que no se debe pecar de ambicioso, no hay que presumir lo que no se tiene ni se puede tener, porque tarde o temprano se descubrirá la falta de sensatez con tal actitud. Como en su caso, que a pesar de haber gobernado “como un ángel”, sabe bien que no nació para ser gobernador. “Nadie tienda más la pierna de cuanto fuere larga la sábana”.
@jagarciavilla