Carlos Fuentes dejó sin escribir un libro sobre su infancia y adolescencia
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"Vengo aquí, sí, a reprocharle a Carlos que nos haya dejado sin ese libro", declaró Xavier Velasco
Guadalajara, Jalisco.- El escritor mexicano Carlos Fuentes, fallecido el pasado 15 de mayo a los 83 años, dejó sin escribir "un libro sobre su infancia y adolescencia", reveló hoy el también novelista mexicano Xavier Velasco.
"Vengo aquí, sí, a reprocharle a Carlos que nos haya dejado sin ese libro", declaró Velasco en la última sesión del homenaje que le dispensó a Fuentes este año la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL).
El autor de "Diablo guardián" dio a conocer el deseo inacabado de Fuentes, a quien conoció en 2011, cuando el autor y él coincidieron una tarde antes de una cena y pudieron conversar de varios asuntos.
Narró cómo habían quedado a cenar el chileno Antonio Skármeta, la viuda de Fuentes, Silvia Lemus, y ellos dos en Inglaterra, pero los dos primeros se retrasaron y Velasco y el autor de "Aura" hablaron de muchas cosas.
"Tenemos dos horas de conversación y descubro a la persona, hablo con la persona, de mujeres, de la vida, de juventud. Y me dice: '¿Sabes qué quiero? Quiero hacer todavía un libro de mi infancia y de mi adolescencia. A los 18 años paro porque lo demás ya a nadie le importa'", recordó Velasco.
Amigo y admirador de Fuentes, al que consideró un maestro, Velasco le recordó con afecto en la sesión celebrada junto a otros escritores en la FIL como "un tipo muy campechano, con un ingenio tremendamente afilado y un gran sentido del humor".
"Ellos saben perfectamente que uno es el vampiro que les va a chupar la sangre y que eso es lo que tiene que ser. Entonces cada vez que lo veía me llevaba muchas impresiones", reconoció.
Velasco se dijo "agradecido" y "orgulloso" de haber sido un discípulo de Fuentes, a quien describió como "una combinación de James Bond y playboy" que le resultó particularmente inspirador porque refutaba le teoría de que quien quiere ser escritor "se muere de hambre".
En el acto también participaron las novelistas Rosa Beltrán, Cristina Rivera Garza y Angeles Mastreta y el académico de la lengua mexicano Gonzalo Celorio, quien celebró que el homenajeado "tuvo la cortesía y el privilegio de no envejecer nunca".
El colofón del mismo lo puso Mastretta: "Para mí Carlos era un mito. Nunca se me ocurrió que iba a ser su amiga, nunca creí que le iba a querer tanto".
La escritora, a petición insistente de las más de doscientas personas que llenaron uno de los salones de la FIL, quiso cantar para despedir al que fuera su amigo, y le dedicó el corrido de Laredo.
"La feria que entra voy a traer preparado un numerito para no ser menos que (Joaquín) Sabina", bromeó, antes de soltarse en una interpretación a capela que fue muy aplaudida.
Recordó que a Fuentes "le gustaba mucho cantar" y propuso un plan para la próxima feria: "Ahí hay un casete que quizás hemos de revivir en el que García Márquez y él cantan una canción rarísima sobre un gallo, que hemos de encontrar, que los va a divertir mucho. A ver si para el año que entra se lo tenemos grabado".
Fuentes falleció el pasado 15 de mayo en Ciudad de México y su muerte conmocionó al mundo cultural del país norteamericano, que este año decidió hacerle el mayor homenaje que ha recibido nunca un escritor en la Feria del Libro de Guadalajara.
Carlos Fuentes, en la mirada de sus colegas de la FIL de Guadalajara
Como un humanista moderno y un portento físico que tuvo la cortesía y el privilegio de no envejecer nunca fue recordado el escritor mexicano Carlos Fuentes, fallecido el 15 de mayo a los 83 años, en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.
De todos los homenajes y recordatorios de que ha sido objeto el laureado autor de "La muerte de Artemio Cruz", "Aura" y "La silla del Aguila" estos días, sin duda el que más conmovió a propios y extraños fue el de la noche del martes, cuando fue evocado por sus colegas en un salón abarrotado de la Expo Guadalajara.
La escritora mexicana Rosa Beltrán comparó a Fuentes con una ciudad, la Ciudad de México, en la certeza de que "hablar con otros es habitar otras ciudades sin tener que abandonar la nuestra", y con un país, al que dio su vida y su escritura y sobre el que descubrió tempranamente que si algo "iguala a los mexicanos es el sentido de la supervivencia".
"La región más transparente', que nos enseñó un país que no existía en la realidad, pero que sí habitaba en nuestras cabezas y en nuestros corazones, es una novela imposible de escribir, entre otras cosas porque ya está escrita y nos cambió", afirmó Beltrán.
Desenfadado y sin temor a "ser el más cursi del mundo", Xavier Velasco confesó que durante mucho tiempo fue "acosador de Carlos Fuentes", sobre todo cuando era "un novelista sin novela" y lo perseguía por todas las conferencias que daba a lo largo del país.
"Fui su discípulo distante y aprendí a quererlo porque era un autor que era, a su vez, sus personajes. Me enseñó a no querer contar historias de James Bond, sino a ser James Bond. Con su ingenio afilado y su gran sentido del humor fue mi acicate y gracias a su estímulo dejé de ser un novelista sin novela", dijo el autor de "Diablo guardián", a quien la vida lo premió con la amistad de Fuentes en los últimos años.
Cristina Rivera Garza leyó un texto críptico acerca del libro de ensayos "Myself with Others", que Fuentes publicó en inglés y no ha sido traducido al español. A través de él, la autora de "No me verás llorar" alabó la versatilidad de un escritor que podía pasar de "Cervantes a Kundera, de Buñuel a Borges" con suma facilidad.
El veterano escritor Gonzalo Celorio echó mano de "La epístola moral a Fabio", de Andrés Fernández de Andrada, un poema que el dominicano Pedro Henríquez Ureña mencionó a su amigo Jorge Luis Borges un día antes de morir en el asiento de un tren que cubría el trayecto Buenos Aires-La Plata, en Argentina: "Sin la templanza, ¿viste tú perfecta alguna cosa? ¡Oh muerte! Ven callada, como sueles venir en la saeta".
Fueron la templanza y la gallardía, la elegancia de morir "lozano y apuesto, sin decadencia, ni degradación", aspectos de Carlos Fuentes exaltados por Celorio, que dio paso a un emotivo cierre por parte de Angeles Mastretta.
Mastretta destacó de su gran amigo "esa vocación de querer escribirlo todo". Recordó la vez que Fuentes y Gabriel García Márquez cantaron "una desconocida y complicada canción sobre un gallo" y habló de ese hombre al que, "aunque muchos no lo saben, le gustaba cantar".
"Aunque no es muy afortunado para nosotros que haya muerto, ha sido afortunado para él no tener agonía e irse sin más, sin poder escribirlo todo precisamente él, que lo escribió todo y al que tantos quisimos tanto", concluyó.
Fuentes, que gozaba en general de buena salud y estaba en continua actividad, murió de manera repentina, después de sufrir una hemorragia masiva en su casa de Ciudad de México.