Partos en el agua, una nueva vida surge
COMPARTIR
Cada vez más parejas adoptan esta tendencia de alumbramiento, con la cual reducen posibilidad de cesárea.
México, D.F..- Roxana Rocha hizo su mejor esfuerzo. Pasó tres horas y media en trabajo de parto. La habitación en que se encontraba permanecía cerrada. Detrás de ella, sentada en una tina de baño, con agua tibia hasta la cintura, esta joven se apoyaba con fuerza en las manos de su esposo y pujaba.
Completó las 40 semanas de gestación y llegó a la Casa de Parto, en la colonia Escandón, delegación Miguel Hidalgo, un departamento donde su familia espera en la sala el momento del alumbramiento, mientras Ximena, una pequeña de 8 años que la noche anterior vio nacer a su hermanito, desayuna en el comedor con otras personas.
Roxana llegó a las ocho de la mañana a Mi Parto en Agua, una organización dirigida por Gabriela Zebadúa, instructora en profilaxis perinatal y partera profesional, con reconocimiento de la Secretaría de Salud federal, donde desde los cuatro meses de embarazo comenzó su preparación con cursos de respiración, de relajación y para perder el miedo.
Aurora Morelos y Margarita Zepeda escuchan afuera el mmjjj cada vez más intenso de Roxana, mientras Pilar Grajeda, partera tradicional con 45 años de experiencia, no para de llevar agua caliente de la cocina a la habitación.
Ambas saben que están a punto de ser abuelas y cuando son más de las once de la mañana reciben el aviso, es tiempo de pasar; la cabeza de Aarón David se asoma ya entre las piernas de su madre.
Todos miran hacia la tina blanca colocada a un costado de una cama individual, mientras Elizabeth Gómez Gordillo, la doulas o acompañante de la madre en parto, lleva a Roxana a mantener el control de su respiración.
Gabriela se inclina en espera de la última contracción y cuando llega, Aarón David es expulsado hacia el agua, ante un padre conmovido hasta las lágrimas y una mamá que sonríe y jadea al verlo.
Con mano temblorosa, el papá toma las pinzas y corta el cordón umbilical, carga al pequeño, le dice algo en voz baja mientras Roxana llora, ríe y agradece a su pequeño su esfuerzo por salir.
El reloj entonces marca las once de la mañana con 39 minutos y Denise Urbina, médico cirujano partero, comienza la rutina de limpieza, medición y peso del bebé. Después, lo entrega a su madre, ya recostada en la cama, para que comience a amamantarlo.
Arturo Alonzo Quirarte, ginecobstetra, asiste a Roxana en la expulsión de la placenta, mientras Gómez Gordillo explica que este tipo de parto forma parte de una corriente que se conoce como "humanizada" porque pretende retornar al parto natural, tradicional, con un corte tardío del cordón umbilical, con la participación del padre y familiares, libre de medicamentos.
El de Roxana es el parto número 949 que realiza este equipo de especialistas en los nueve años que tiene de experiencia. Para mayo de 2012 esperan alcanzar el procedimiento número mil. Pero a decir de Gabriela, la demanda del servicio va en aumento. Tas sólo en los primeros 12 días de 2012 se habían efectuado ya 11 partos en agua.
Antes, explica, se realizaban los procedimientos en un hospital y 15% terminaba en cesárea como última opción, pero desde hace tres años, cuando se estableció la Casa de Partos, se redujo a 2%.
La explicación de Zebadúa es que el estrés que genera la rutina hospitalaria, tanto en la mamá como en el bebé, aumenta la posibilidad de una cesárea.
Un bebé esperado
Alejandra Reyes ya no quería una segunda cesárea. La primera, a través de la cual llegó su hija Ximena, le generó muchas molestias. Cuando su esposo, Oscar Romo, y ella decidieron tener otro hijo, buscaron asesoría, pero la respuesta era la misma.
"Fui con mi médico general y él dijo que después de una cesárea era a fuerzas otra, pero yo no quería porque me fue muy mal con ella, me dio gripa y tos antes y después estuve dos meses y con la herida, ya no aguantaba", recuerda.
En su búsqueda de opciones eligió el parto en agua y a pesar de su edad, 38 años, y su estatura: un metro con 38 centímetros, pudo concebir por vía vaginal, tomada de la mano de su esposo y al lado de su pequeña de 8 años.
Para Oscar la experiencia fue indescriptible, pero intenta expresarlo y lo hace con una enorme sonrisa: "es cansado en algún momento porque ves que tu pareja dice ya no puedo y tú tienes que darle fuerza, pero cuando ves que está en la tina y va saliendo, le vas acariciando".
Compartir con su hija el momento del alumbramiento fue la mejor experiencia de Alejandra. Al borde de la cama donde su madre descansa, Ximena muestra felicidad porque dice que ya quería tener a su hermanito en sus brazos y besarlo.
Antecedentes
* El primer parto en agua registrado en esta modalidad tuvo lugar en Francia en el año 1803.
* Se ha practicado en Europa desde la década de 1970 y en Estados Unidos a partir de 1985.
* Esta opción llegó a México hace poco más de dos décadas.
Ventajas del parto en agua
* Reduce notablemente la necesidad de realizar cesáreas.
* Los bebés nacen tranquilos, tienen mejor desarrollo muscular y son menos irritables.
* A la mamá, el agua caliente le sirve para tener más libertad de movimientos y también como un analgésico natural; el calor relaja los músculos del piso pelvico y reduce la producción de adrenalina, hormona que interfiere con el avance de la dilatación, acortando así la duración del proceso.
* Todas las mujeres son candidatas a practicar este método y el padre de participar activamente.