Las cartas de amor de Arreola
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Por pudor, la familia evitó publicar la correspondencia entre Juan José y Sara, los abuelos. Ahora recapacitan al darse cuenta de los entrañables documentos que representan
Ciudad de México.- "Sara, estoy muy contento, porque pocos libros han sido recibidos como el mío. Todas las gentes creen que llegaré a ser un escritor, pero de los de veras buenos. A mí me da un gran miedo quedarme sin hacer lo que de mí se espera. Ojalá, Sara, y lo realice. Tendrás entonces un Juan José más digno de ti", le escribió Juan José Arreola a su esposa el 1 de diciembre de 1949.
Unas semanas antes se había publicado su primer libro: "Varia invención" y él estaba en la ciudad de México llevando un tratamiento psicológico, sin dinero y sin trabajo; Sara y sus hijos Claudia, Fuensanta y Orso, vivían entre Zapotlán y Guadalajara al amparo de la familia de ella o del propio Juan José. Había mucho amor, pero también distancia y soledad.
De ese anhelo por tener cerca a su familia, de hallar una casa barata cerca del Fondo de Cultura Económica o de Antonio Alatorre -gran amigo y apoyo en su carrera-, de reencontrarse con París, la ciudad luz que conoció en 1944, de su beca en El Colegio de México y su primer libro, de su camino en la literatura y su amor por las letras, queda constancia en las cartas que Juan José Arreola le escribió a Sara entre 1942 y 1950.
Hoy, esas cartas con las que conquistó a Sara en el noviazgo y le sirvieron para demostrar su amor de esposo y padre, pero también en las que se traslucen sus firmes aspiraciones literarias, han sido sacadas a luz por sus nietos Alonso y Juan José -hijos de Orso-, en el libro "Sara más amarás. Cartas a Sara", publicado por Joaquín Mortiz, la editorial que en 1963 publicó su ambiciosa novela "La feria".
Ese libro que contiene algunas foto de Sara, mujer negada a que la retrararan y tiene como título el famoso palíndromo que Juan José escribió para su esposa en 1988: "Sara más amarás", es sobre todo una construcción de familia.
Si es verdad que los textos, introducción y notas son de Alonso y José María Arreola, es un libro que está bordado fino con la transcripción de las historias que Sara le contaba a Alonso y que él grabó a escondidas, y con las anécdotas que recuerdan Claudia y Fuensanta de sus padres: Juan José Arreola y Sara Sánchez.
El epígrafe: "Pregúntale todo a todo el mundo, para encontrar a la familia verdadera", rige el afán de Alonso y José María Arreola por contar la historia de sus abuelos.
Secretos de familia
Alonso Arreola cuenta en entrevista que cuando murieron sus abuelos -apenas con un año de diferencia- la familia decidió que esas cartas nunca iban a ver la luz pública "no porque los exhibieran de mala manera, sino simplemente por una cuestión de pudor e intimidad".
Sin embargo, pasado el tiempo y recordándolos cada vez con menos tristeza y más alegría, pensaron en que la gente conociera no sólo a un escritor en formación, sino a una mujer que fue fundamental. "Las cartas muestran quién fue Sara Hernández y que significó en la vida de Juan José Arreola".
En las cartas, más que de sus afanes literarios, Arreola habla de la vida con Sara, del dolor de estar lejos de su familia, de su enfermedad, de sus preocupaciones y deseos, de cuando en cuando también hace reflexiones sobre el lenguaje y el uso de las palabras.
"Vemos a una persona muy joven para convertirse en lo que se convirtió, pero que ya va mostrando visos muy importantes de hacia dónde va la bala", señala el músico que ha incorporado a sus espectáculos la literatura y algunas piezas inspiradas en la obra de su abuelo, incluso su tema "Balada" tiene voz de Arreola.
Pero como las cartas no podían contener toda la historia, Alonso entrevistó a sus tías Claudia y Fuensanta, cuyas historias sirven de contexto y luego recuperó los casettes donde él, a escondidas, había grabado a su abuela contando su historia.
"Me di cuenta que muchos de sus comentarios venían a llenar los vacíos que estaban en las cartas o que dejaban mis tías, decidimos hacer este ejercicio a tres vías: mi abuela iniciando cada capítulo, luego la prosificación con los comentarios de mis tías, y al final, un grupo de cartas que van en orden cronológico", señala Alonso.
En el archivo de su abuelo, que dice tiene cosas importantes que rescatar como algunos textos y un amplio archivo fotográfico, encontró algunas cartas más y documentos "satelitales" -como las cartas que Arreola le mandó a su padre- que ayudaban a nutrir la historia.
Un amor que duró hasta la muerte
"Siempre mirar hacia el pasado y sentarse a recordar y hablar de cómo fue es muy duro, este libro fue una experiencia maravillosa que nos unió más como familia pero que también tiene un alto nivel de intensidad, no sé si después volvamos a hacer algo con documentos o con cosas que todavía permanecen inéditas", agrega Alonso Arreola.
En las cartas los nietos y las hijas que las resguardaron -Fuensanta y Claudia tienen en el archivo de su padre- ven el amor en gestación con buenas dosis de sufrimiento.
"Te das cuenta de que hay un enorme cariño pero también mucha preocupación y angustia sobre el futuro; hay un escritor que se va construyendo, que está preocupado por el uso del lenguaje, por el uso de las palabras pero que también está muy preocupado por no lograr cumplir su sueño".
A pesar de los devenires, Juan José y Sara tuvieron un matrimonio que duró hasta la muerte. Eran polos opuestos y al tiempo muy complementarios: él era toda intensidad y ella una calma y sabiduría que no se desplegaba como él en fuegos pirotécnicos.
"Mi abuelo murió primero y ella murió un año después. Cuando a mi abuelo le pegó la hidrocefalia estuvo casi tres años en cama, en un estado absolutamente quijotesco... entonces mi abuelita pudo estar con él, cuidarlo y recuperar mucho del tiempo perdido, de cuando estuvieron separados; compartieron su convalecencia de una manera casi poética", reconoce el músico.
Tras las cartas de amor y vida hechas públicas, Alonso Arreola dice que hay mucho por estuidar de la obra de su abuelo, en especial las grabaciones resguardadas por la Fonoteca Nacional.
"Hay cosas valiosísimas pero hay que sentarse a hacer un buen trabajo de selección, clasificación y edición, es material muy importante, de un hombre que en algún momento apostó más en hablar que en escribir", concluye el músico y nieto del autor de "Confabulario" y "La feria".
Al final del libro que rememora su vida con el hombre que en 1963 obtuvo el Premio Xavier Villaurrutia, en 1979 el Premio Nacional de Ciencias y Artes y en 1992 el Premio Internacional de Literatura Juan Rulfo, Sara Sánchez, señala:
"Y así fue. Desde el principio ya no me deshice de tu abuelo, porque fue una cosa espantosa, por la persecución y la broma. Tu abuelo fue ya una cosa que no me la quité de encima nunca, nunca, nunca".