Un viaje íntimo con Bioy Casares
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"Unos días en el Brasil (Diario de viaje)" recoge los apuntes que el escritor argentino tomó durante los ocho días que pasó en 1960 en Brasil.
Madrid, España.- Observador del detalle, seductor incorregible, testigo privilegiado de una Brasilia en construcción, crítico de costumbres e incluso... fotógrafo: es el Adolfo Bioy Casares que revela un diario de viaje hasta hoy casi desconocido y publicado ahora en Argentina y España.
"Unos días en el Brasil (Diario de viaje)" recoge los apuntes que el escritor argentino tomó durante los ocho días que pasó en 1960 en Brasil, a donde había sido invitado para un congreso literario. La edición de Páginas de Espuma (en España) y La Compañía (en Argentina) recoge también nueve fotografías inéditas tomadas por el autor.
En sus poco más de 50 páginas, el lector se convierte en compañero de viaje y, por lo tanto, en testigo de "la intimidad, el funcionamiento privado de Bioy, su ironía, su autoironía, su modestia, su pudor", cuenta a la agencia dpa Michel Lafon, editor del libro, autor del amplio "posfacio" y amigo personal del escritor.
"Para mí era un especie de meta leer el único libro de Bioy que no había leído", explica. La única edición hasta ahora había tenido una tirada de 300 ejemplares destinados a un círculo íntimo y era totalmente inhallable.
Lafon quedó "fascinado" por la mezcla de "diario de verdad" y "toque narrativo, ficcional" que logra Bioy en sus apuntes. "Es como si siguiera produciendo ficción sin darse cuenta, sin querer, sólo escribiendo lo que pasa, lo que piensa. El texto en sí tiene mucho encanto".
El diario, en efecto, muestra a un Bioy Casares (1914-1999) más interesado en las mujeres -con el misterioso personaje de la pequeña "Opheliña" omnipresente y un tanto irreal- que en la frustrante experiencia con el congreso literario -"¿No se preguntan en ningún momento si están jugando a ser diputados? Cómo les gustaría serlo, critica a sus colegas escritores-.
También Brasil atrae poderosamente al escritor. "En este país hay pujanza en todo", escribe admirado. "Hay una fuerza de progreso como no se encuentra en ninguna parte".
En muchas ocasiones, detrás de la sorpresa ante Brasil está la comparación con su Argentina natal.
Los brasileños resolvieron "jugar a las similitudes" y al ver llegar los barcos con "arracimados alemanes, libaneses, japoneses les gritan '¡Bienvenidos!', abren los brazos, los encuentran hermosos, parecidos a ellos. Con igual espontaneidad los argentinos jugamos a las diferencias y cerrando los puños mascullamos: '¡Foráneos de mierda!'".
Río de Janeiro es "populosa y vertical", San Pablo es "desmesurado, no hermoso", y sobre todo Brasilia, en donde pasa un día recorriendo la nueva capital en plena construcción, "tiene algo del sueño de arte moderno de un funcionario imaginativo (...) es ambiciosa, futura, pobre en resultados presentes, incómoda".
"Es el momento más fuerte del diario", comenta Lafon. "Él mismo admite que lo que más le gustó fue estar en Brasilia, solo y 'a muchos kilómetros' de cualquiera que lo conociera. Y sin embargo odia el aspecto fantasmal de la ciudad, el delirio del hipermodernismo que no podía gustarle a Bioy, amante de las cosas clásicas".
De este viaje dentro del viaje son también las fotos hasta ahora desconocidas, que además de figurar en el libro conforman una exposición inaugurada en la Casa de América de Madrid con motivo de la publicación.
Y es que "Bioy tiene una obra de fotógrafo totalmente desconocida", continúa Lafon. "Para él era importantísimo. En los últimos años me decía que tenía el plan de armar una exposición o un libro con sus fotos". El proyecto, sin embargo, nunca se concretó.
"No se veía como escritor por pudor, por modestia. Pero creo que su obra de fotógrafo le importaba mucho. Se ve mucha ternura cuando fotografía a Silvina, a Borges, a su padre".
Lafon destaca que este "libro sublime" es una joya rara en la producción del autor de "La invención de Morel", por la "intimidad" que desnuda frente al lector.
De las cerca de 20,000 páginas de diario que Bioy escribió durante su vida sólo se publicaron unas 1,600 en el voluminoso "Borges". "Pero en ellas habla sobre todo de Borges y de los demás", aclara Lafon.
Mientras el libro salía a la venta en Argentina y España, La Compañía quiso celebrar la edición con un juego que bien habría gustado al maestro argentino: la editorial dejó un ejemplar perdido en una plaza de Buenos Aires, cuenta a dpa su director literario, Eduardo Berti.
¿El volumen tuvo ya su descubridor? "Hasta ahora nadie nos escribió, pero espero recibir por fin un mail hoy", dice impaciente Berti. "Tal vez simplemente lo encuentra alguien que no sabe bien qué es".