El arroz
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Es uno de los cereales que más se consume en todo el mundo, y aunque su origen es impreciso, se sabe a ciencia cierta que los chinos fueron los precursores de su cultivo en el año 3,000 antes de Cristo.
Luego los hindúes potencializaron la calidad del cultivo y lograron nuevas variedades. Cuando Alejandro Magno conquistó Persia y la India, el arroz llegó a Europa, donde se le asocia con la abundancia y el triunfo. En América, el arroz se cultivó en las Carolinas a partir de 1685.
Este preciado grano es el alimento básico de las dos terceras partes de la población mundial, y en México, el más usado es el arroz blanco, al que se le ha quitado la cáscara.
Sea de la clasificación que sea, el arroz es benéfico porque se trata de un carbohidrato complejo, que proporciona energía al cuerpo. Al compararse su proteína con la de otros granos, la del arroz es considerada como una de las de mayor calidad, pues contiene los aminoácidos esenciales para formar músculos fuertes. Cuando se combina con leguminosas, como frijoles, habas, lentejas y garbanzos, eleva su calidad proteínica.
Tiene un elevado contenido de fósforo, que favorece el trabajo intelectual, de potasio, que relaja los músculos y el sistema nervioso, y de vitaminas del complejo B.
También es saludable porque no contiene grasa, colesterol ni sodio. Estas razones hacen del arroz un alimento adecuado para aquellas personas que deben seguir dietas especiales. No provoca alergias porque tampoco contiene gluten.
En cuanto a sus propiedades terapéuticas, el arroz contribuye a prevenir enfermedades crónicas, favorece la salud intestinal y estabiliza la concentración de azúcar en la sangre.
Su versatilidad es indiscutible, ya que puede ser preparado de innumerables formas: como entremés, plato principal, ensalada, sopa, postre y bebida. Además combina con toda clase de carnes, vegetales, legumbres, frutas y salsas.
La perfecta porción para cocinar el arroz de grano largo es de dos tazas de agua por una de arroz. Para preparar arroz especial, puedes usar caldo de pollo, camarones o vegetales licuados (chiles poblanos, cilantro, jitomates, etcétera) en vez de agua.
Un arroz bien cocido debe estar, como la pasta, "al dente", es decir, al morder el grano, debe estar tierno pero el centro debe ofrecer resistencia al diente.
Para un arroz perfecto, mide con precisión tanto el arroz como los líquidos, controla el tiempo de cocción, mantén la olla bien tapada para que no escape el vapor y no muevas el arroz mientras está cocinándose.
Guarda el arroz en el refrigerador, bien tapado para que no se seque. Dura hasta una semana.
Para calentarlo, agrega dos cucharadas de agua por cada taza de arroz.