La importancia de marcar límites a los niños

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Un suceso que conmocionó brasil nos recuerda la importancia de que los niños y jóvenes aprendan a obedecer y a medir las consecuencias de sus actos
México, DF. Brasil quedó conmocionado con la noticia del ataque de un tigre a un niño de 11 años el 30 de julio de 2014 en un zoológico. El animal arrancó casi totalmente el brazo del chico, que tuvo que ser amputado. Un hecho que escandalizó a la opinión pública pues ocurrió en presencia de su padre: el niño no solo saltó la barrera de protección, sino que corrió frente al tigre, le tocó la cabeza, se subió a las rejas de la jaula y puso nervioso al animal, que según sus cuidadores era el más dócil de todos.
Al principio el padre pensó que "la situación estaba bajo control" y se sintió "tranquilo", pero luego pidió al niño "que no lo hiciera más", algo que el chico desobedeció porque "estaba muy animado y se puso terco", según declaró poco después.
La noticia no solo ha generado debate sobre quién tiene la culpa, si solo el padre o también el zoológico.
Los internautas debaten también cómo es posible que el niño simplemente "no obedeciera" al padre y que este -u otras personas que estaban presentes- no hiciera nada al respecto.
El caso es que no es necesario llegar a estos extremos para entender la importancia de marcar límites y mostrar a los jóvenes que es necesario obedecer y tener también, autodisciplina. ¿Cuál es la mejor manera de marcar límites a los niños? Terra habló con Lidia García, maestra especializada en pedagogía terapéutica.
1. Sé firme
Si decides que no es no. Enséñale al pequeño que hay cosas que son innegociables, aunque cueste. Es por su bien. Llega hasta el final con tus decisiones, siempre que sean razonables. Y si te asalta la duda dile al niño "lo voy a pensar".
Recuerda que no se trata de una lucha de egos y de ver quién gana la disputa: si te das cuenta de que estás equivocado, rectifica y explícale los porqués. Recuerda que los niños ante todo son personas que razonan, y que tú eres quien se supone que debe entrenarles en esta habilidad.
2. No humilles
No descargues tus frustraciones y tu rabia con tu hijo, recuerda Lidia. No lo golpees o maltrates, lo que incluye no humillarle ni insultarle. Critica la conducta errónea, pero no lo llames "idiota", "tonto" le hagas sentir que es un incapaz. Eso no se debe hacer con nadie, mucho menos con una persona joven que está formando su acutoconcepto y a la que debemos enseñarle empatía y las bondades del diálogo. Se puede ser muy firme con un simple tono severo o un castigo, pero sin dejar de respetar al niño como persona.
3. Sé claro y concreto
Ve directamente al grano y da instrucciones cortas, recomienda Lidia. Recuerda además que los niños están constantemente aprendiendo a hablar y algunas palabras pueden confundirles. Tampoco le des listas de tareas, demasiada infomación puede abrumarles y se les puede olvidar parte de lo que les has pedido. Es mejor ir una por una. Otra recomendación es que, dentro de lo posible, dar instrucciones al niño 'en positivo". Mejor que decir "no corras" -se puede poner a saltar, por ejemplo- es decirle: "anda despacio, por favor".
4. No amenaces si no vas a cumplir
Difícilmente el niño te tomará en serio al regañarle si sabe que no eres de mucho hablar y poco cumplir. Amenaza solo con castigos posibles, proporcionados y relacionados con la mala conducta. también recuerda que los castigos deben ser más o menos inmediatos; de poco sirve castigar al pequeño sin irse de excursión tres semanas después; es posible que al llegar el castigo ni se acuerde de por qué fue, sobre todo si es muy pequeño.
5. No pidas lo inalcanzable
Una cosa es lo que queremos y otra lo que el niño puede dar. Pedirle más de lo que puede lograr llevará al niño a la frustración y quizá a generar sentimientos de culpa, incapacidad o baja autoestima. Pon objetivos realistas.
6. Sustituye conductas
"Muchas veces también resulta de ayuda sustituir conductas", explica Lidia. "Un poco como cuando se le da un chupete a un bebé para que no se chupe el dedo, por ejemplo". Ofrecer alternativas para que el niño tenga mayor rango de maniobra o para que sirvan de transición al comportamiento que consideramos ideal.
7. Refuerza lo que hagan bien
Cualquier persona precisa de motivación y sabemos que los niños también funcionan bien con estímulos positivos y recompensas. No se trata de darle un premio cada vez que se porta bien: así es más probable que transformemos al niño en un "negociador" que hace las cosas por la recompensa que por diferencial entre el bien y el mal. Pero sí es necesario que se sienta reconocido por sus esfuerzos y sus avances, aunque aún no haya llegado al objetivo final.