Ana Carolina Reston: Pierde peso y luego la vida

Círculo
/ 28 septiembre 2015

Comer otra cosa que no fueran jitomates, manzanas o jugo de frutas le provocaba asco





México, DF. Ahora que el Mundial de Futbol y se acerca y Brasil está por exponer todo su glamour, se habla mucho de las bombas latinas, un grupo de top models nacidas en dicho país, que conquistan las pasarelas de todo el mundo. Sin embargo, entre esas historias también está la de Ana Carolina Reston, una mujer que apuntaba para triunfar en el mundo de la moda, y cuya obsesión con la belleza la mató a los 21 años.

Kirstie Clements, ex editora de Vogue Australia, es autora de un libro donde revela la forma de vida de las modelos que posaban para dicha revista. Una chica que viajó con ella no comió durante tres días para lucir "en forma" durante las fotos, e incluso asegura que algunas ingerían pañuelos de papel para no sentir hambre.

En las páginas de "The Vogue Factor" se podría apuntar sin problemas el caso de la brasileña Ana Carolina, quien antier hubiera festejado sus 29 primaveras, pero que falleció el 15 de noviembre de 2006, con un cuerpo devastado por la anorexia, y en cuya acta de defunción se hizo hincapié: "No deja hijos. No deja propiedad. No deja voluntad".

La chica era de clase media y desde la infancia soñaba con ser modelo. Ganó un concurso en Sao Paulo y fue descubierta por una agencia a los 13 años. A los 19 ya estaba trabajando fuera de su país, como parte del grupo de modelos adolescentes que desembarcarían en China.



 



La crueldad con la que se introdujo al mundo de la moda, sola y sin alguien que la defendiera de los representantes, la hizo sucumbir ante los comentarios del medio que la llamaban "gorda".







En las cartas que enviaba a su familia hacía evidente la infelicidad que le causaba una ciudad tan grande: "Estoy haciendo todo mal, he fallado", les decía. Ella había sido firmada por agencias como Ford o Elite, el sueño de toda modelo.







Tras su regreso a Brasil se mudó por trabajo a Francia y el lugar donde se desencadenó su anorexia fue en Japón. Ana Carolina media un metro con 70 centímetros y pesaba 46 kilos. Tomó píldoras para bajar de peso y se estancó en 42 kilos.





La periodista Laura Ancona, de la revista brasileña Quem, reveló las confesiones de la modelo, quien sólo bebía jugo de fruta e ingería manzanas y tomates. Consumir más de eso le provocaba nauseas.



 

La última oferta que recibió la modelo fue precisamente de la agencia Elite para viajar a México, donde le argumentaron que el mercado permitía modelos más voluptuosas. En correo electrónico dijo a su familia que se sentía infeliz compartiendo un departamento con 17 modelos más, quienes incluso comenzaron a preocuparse por el estado emocional de su compañera.

Su familia la alejó del mundo de la moda y la alojó en la casa de un familiar donde su rutina de recuperación incluía rezar, tener pensamientos positivos y comer por decisión propia.

Días antes de morir fue internada en el hospital, en cuidados intensivos, por insuficiencia renal, resultado de la anorexia nerviosa. Su presión sanguínea estaba en niveles bajos, se le dificultaba respirar, le entubaron la garganta y sólo podían saber de sus sentimientos por las lágrimas.

Perdió mechones completos de su cabello, después tuvo una infección fuerte, septicemia y murió internada, a los 21 años, por una falla múltiple de órganos.

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