"Todos bailan samba" y otros mitos sobre los brasileños

Circulo de Oro 2021
/ 3 junio 2014

Brasil es naturaleza, sol playas y diversión. Pero también tiene megaurbes modernas y cosmopolitas y una población diversa con infinidad de matices que deben ser contemplados con seriedad y respeto

México, DF. Brasil, país exótico de niños morenos y sonrientes que descalzos juegan al fútbol. Mulatas de cuerpos esculturales y bikinis pequeños en las playas de Copacabana. Interminables jornadas de sol en las que, felices y risueños, los lugareños bailan samba con havaianas o hacen capoeira. El escenario es Río de Janeiro, esa cidade maravilhosa, capital de ese país "bendecido por Dios" y por la música de Caetano y los maestros del Bossa Nova.

No exactamente. Río fue sí la capital de Brasil, pero desde los 1960 ya no lo es (ahora es Brasilia). Y Brasil no es solo Río, aunque con sus laderas llenas de favelas, sus playas y sus colinas verdes que ofrecen vistas impresionantes, Río es una buena representación de Brasil. Quizá la ciudad que mejor resume el espíritu de la nación. Pues es una ciudad de tremendos contrastes. Y esos mismos contrastes son los que hacen imposible generalizar en Brasil, y hacen que los clásicos estereotipos de poco sirvan. Desmitificamos diez de ellos.

1. Brasil es todo playa / selva / sol / calor

Brasil es un país del tamaño de Europa que embruja por su diversidad natural; hay selva, sí, la mayor del mundo. También hay playas, blancas, bellas, plagadas de dunas y semidesiertas. En medio país hace calor y sol, todo el año. Pero también hace frío: se alcanzan temperaturas negativas en ciudades como Porto Alegre, y en Sao Paulo la humedad transforma los 5 grados centígrados del invierno en un suplicio.

También hay mucho asfalto. Cerca del 87% de los brasileños viven en ciudades, según el instituto brasileño de estadística, IBGE. Pero además en Brasil se encuentran dos de las cinco ciudades más pobladas de América Latina - Sao Paulo y Río-, cuya insuficiente infraestructura desató la ola de protestas que asola el país.

Por otro lado, en la selva la deforestación avanza de la mano de grandes ganaderos, cultivos extensivos y madereros que con frecuencia recurren a la tala ilegal y a las amenazas de muerte -consumadas-. El resultado es que en solo 40 años el 17% de la selva amazónica ya no es tal, según datos de Greenpeace.

2. Los brasileños viven en favelas

Son muchos los brasileños que viven en favelas, concretamente se calcula que rondan los 11 millones, no tan lejos de, por ejemplo, los 17 millones que conforman la población total de Chile. Pero esos 11 millones no son sino el 6% de la población.

Y ya que hablamos de favelas, los tópicos sobre ellas son igualmente poco representativos. Estas no dejan de ser barrios donde se construyó irregularmente y falta estructura, sí, pero donde viven millones de familias que nada tienen que ver con el narcotráfico o la violencia. Son también donde en la última década se ha formado la nueva y creciente clase media brasileña.

3. Las brasileñas son sexis

El mito de la mujer brasileña es posiblemente uno de los más extendidos y arraigados. Tan vendida está la imagen de las impresionantes mulatas semidesnudas en los desfiles del sambódromo de Río que resulta inevitable no relacionarlo con el fenómeno del turismo sexual. Una relación que se estrecha aún más cuando hablamos de fútbol.

Dentro del país el mito no son las mulatas esculturales, sino las rubias (de pelo liso, naturales o no), blancas y musculadas. Pero todas, negras o blancas, son hipersexualizadas en una visión distorsionada y poco respetuosa de la mujer brasileña. De ello trata el corto documental "Mujeres brasileñas, del icono mediático a la realidad".




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