Dile no a los apodos

Círculo
/ 28 septiembre 2015

Es muy fácil poner apodos a los amigos: el gordo, el flaco, el cuatro ojos, pero crees que es bueno resaltar los defectos de los demás y etiquetarlos para el resto de su vida. Pues no. La regla es ser respetuoso con tus compañeros.

Saltillo.- Los sobrenombres son muy comunes en la etapa escolar, a veces sólo se trata de una forma de cortar el nombre (Angi en lugar de Angélica), y es sinónimo de confianza y hasta de cariño, pero ¿qué pasa cuando el apodo incomoda al estudiante?

Los apodos pueden basarse en el aspecto físico, de religión, raza o clase social, y no deben ser aceptados bajo ninguna circunstancia.

Según los especialistas un pequeño que es etiquetado en la escuela puede salir avante de la situación si tiene alta su autoestima y se favorece el respeto a su alrededor.

Por eso ellos recomiendan crear un ambiente de comunicación de emociones por medio de dinámicas de grupo, que favorezcan la escucha activa y la empatía, así como establecer bases para enfrentar conflictos. Así que debes aprender a manejar tus emociones como el enojo y el miedo.

MARCA LIMITES

Para impedir crear conflictos entre tus compañeros que se puedan convertir en peleas, es necesario que le indiques, siempre y cuando no corras peligro, que te desagrada que te llamen con algún sobrenombre.

Si tu compañero no entiende con palabras, debes pedirle a tu maestro unos minutos para hablar con él o ella durante el receso, al llegar al salón o a la hora de la salida, que son momentos en los que el profesor estará más receptivo, y de esa forma le dará seriedad a la situación a tratar.
Una de las medidas que se puede aplicar es que los maestros promuevan un diálogo con los niños involucrados para que se detecte el origen de la situación y se solucione, todo en un ambiente de total respeto, con escucha activa.

TRABAJO DE EQUIPO

Otro punto importante es que también hables de esta situación con tus padres, quienes en primera fase de intervención deben apoyarte en el desarrollo de soluciones creativas, y de no resolverse el conflicto, deberán reunirse con el profesor y/o director para que plantees la problemática y puedas encontrar una solución en conjunto.

En caso de que las acciones que se tomen no sean efectivas, tus padres pueden coadyuvar a la escuela a promover alternativas constructivas, y tomar dicha problemática como una herramienta para fortalecer las habilidades de resolución de conflicto en el niño.

FUTURO PROMINENTE

¿Qué hacer para que los apodos no afecten tu vida futura?

Para que este conflicto no tenga repercusión en tu vida futura, debes sentir que no estás solo, que tienes personas que te quieren y te cuidan, que eres una persona muy valiosa, que el apodo no te define y que eres muy hábil para solucionar los conflictos que se te presenten, y pedir apoyo es parte de ello.

Después de los tres años, los niños comienzan a poner sobrenombres sin intención ofensiva, y también a esa edad ya externan su molestia por ser llamados con algún sobrenombre.

Tú aprendes a etiquetar desde casa, principalmente cuando quienes dicen sobrenombres son figuras que admiras como tus padres, tíos o algún otro miembro de la familia o tu entorno.

Por ello, es importante que comentes con tus padres que los sobrenombres o apodos a los demás no están nada bien, porque como dice el dicho `no hagas a los demás lo que no quieras que te hagan a ti'. El valor del respeto y la tolerancia son una base importante de tu educación y tu vida.

LA AUTOESTIMA

La autoestima es la conciencia de una persona de su propio valor, el punto más alto de lo que somos y de nuestras responsabilidades, con determinados aspectos buenos y otros mejorables, y la sensación gratificante de querernos y aceptarnos como somos por nosotros mismos y hacia nuestras relaciones.

Es nuestro espejo real, que nos enseña cómo somos, qué habilidades tenemos y cómo nos desarrollamos a través de nuestras experiencias y expectativas.

Es el resultado de la relación e.ntre tu carácter y el ambiente en el que te desarrollas.

MANEJO DE EMOCIONES

La inteligencia emocional se define como la habilidad de las personas para atender y percibir los sentimientos de forma apropiada y precisa, la capacidad para asimilarlos y comprenderlos de manera adecuada y la destreza para regular y modificar nuestro estado de ánimo o el de los demás. Desde el modelo de habilidad, la inteligencia emocional implica cuatro grandes componentes:

Percepción y expresión emocional: reconocer de forma consciente tus emociones e identificar qué sientes y si eres capaz de darle una etiqueta verbal.
Felicitación emocional: capacidad para generar sentimientos que faciliten el pensamiento.

Comprensión emocional: integrar lo que sientes dentro de tu pensamiento y saber considerar la complejidad de los cambios emocionales.

Regulación emocional: dirigir y manejar las emociones tanto positivas como negativas de forma eficaz.

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