"La Gioconda del Prado es un capítulo nuevo en la novela de Leonardo"

Círculo
/ 28 septiembre 2015

La Mona Lisa es el encargo que el comerciante florentino Francesco di Bartolomeo del Giocondo hizo a Leonardo para que retratase a su mujer.

Madrid, España.- "El Prado tiene la Mona Lisa y el Louvre tiene la Gioconda". El periodista español e historiador del arte Peio H. Riaño desvela en "La otra Gioconda. El reflejo de un mito" (Debate) cómo el museo madrileño realizó el descubrimiento que hace un año revolucionó el conocimiento sobre Leonardo y su gran obra.

El hallazgo de la Mona Lisa del Prado, la hermana gemela de "La Gioconda", desvinculó para siempre dos nombres que hasta ahora habían sido inseparables.

Mona Lisa es el encargo que el comerciante florentino Francesco di Bartolomeo del Giocondo hizo a Leonardo para que retratase a su mujer y éste traspasó a un discípulo. Gioconda es ese ideal sin cejas y con sonrisa inquietante que pintó el maestro florentino, experimentando.

"La tabla del Prado certifica que el retrato de Leonardo no es Lisa Gherardini, sino una investigación idealizada y fabulada", asegura Riaño en entrevista con dpa. Junto a él, sobre la mesa, varios ejemplares de una obra de divulgación construida con más de 20 crónicas reportajeadas que conforman un "documental escrito" sobre el hallazgo más importante en la historia del arte del último siglo.

Un hallazgo en el que Riaño da el protagonismo a sus protagonistas: el equipo de restauración encabezado por Ana González Mozo, la experta que supo intuir que tras el fondo negro de lo que durante décadas se consideró una copia más del retrato de Leonardo se escondía un secreto.

El saber hacer y el tesón permitieron descubrir que aquella tabla que se atribuía a la escuela flamenca había sido pintada en realidad por un discípulo de Leonardo a la vez que éste pintaba "La Gioconda". El fondo negro que ocultaba un paisaje igual al de su hermana del Louvre se había añadido en realidad mucho tiempo después.

"Este cuadro es la conexión del taller de Leonardo con sus teorías", dice Riaño.

"La Mona Lisa del Prado es un capítulo nuevo en una novela que no se ha terminado de cerrar y que se llama Leonardo da Vinci. Esa novela tiene un capítulo muy importante que se llama Gioconda. Y en ese capítulo de repente aparece un personaje secundario que nos da mucha información sobre la obra más famosa del mundo", explica.

Según el periodista e historiador del arte, lo que hasta ahora se sabía de "La Gioconda" nada tenía que ver con lo que pintó Leonardo. "En el Louvre lo que vemos es un ser en la ruina, tomado por la suciedad, sumergido en un lodo verde que contradice los principios pictóricos de Leonardo", asegura.

"Históricamente, la Gioconda del Louvre es un fraude", dice Riaño. No ha sido restaurada y el barniz roto y agrietado y la suciedad impiden ver la verdadera obra del pintor renacentista. "Sólo se le permite a ella seguir engañándonos. Todas las obras de los discípulos de Leonardo en el Louvre han sido restauradas y el maestro no tiene nada que ver con ellos".

En la comprensión de "La Gioconda" es donde su hermana resulta fundamental. Dice cómo pintaba Leonardo en su taller, que en realidad los colores son muchísimo más potentes que los que están en el Louvre, que hay partes del paisaje que no se ven en "La Gioconda" pero que existen y se han perdido por la suciedad.

"Nos dice incluso que Leonardo decidió atender a un encargo de alguien que no era noble, un comerciante de telas, cuando él sólo se dedicaba a la corte o a encargos religiosos", precisa Riaño.

Durante siglos, los historiadores han intentado combinar fuentes que se contradicen entre sí y han contribuido al misterio en torno a "La Gioconda". "Pero esta obra descubierta en el Prado es capaz de rebajar ese misterio. La historiografía con este descubrimiento ha quedado en entredicho porque ha dicho de todo sobre esta pintura".

Los restauradores del Prado aparecen en el libro de Riaño como héroes, profesionales a la altura de la importancia de la institución y comprometidos con su trabajo en tiempos difíciles, éstos en los que los recortes por la crisis económica han dejado al museo nacional con un presupuesto raquítico: 11 millones de euros en 2013 frente a los 22 del año 2003.

"Con su Mona Lisa, el Prado ha dicho al mundo que sabe investigar, que tiene una capacidad de intervención sobre sus propias obras que no tiene nadie, que está en la primera categoría de investigación", sostiene Riaño, que destaca este proceso de restauración y de divulgación como una línea de comunicación del museo con su público, al que cuenta cómo cuida el patrimonio del museo.

Y es que Riaño va más allá. No sólo arroja luz sobre el proceso que permitió el descubrimiento de la gemela de "La Gioconda" y que cuando hace un año fue presentado por el Prado se contó mal -"poco menos que fue vendido como una suerte de hallazgo tecnológico en el que el ser humano no tuvo nada que ver", dice-.

Con la otra Gioconda como coartada, también analiza la situación del patrimonio cultural de España, "un país rico en lo que descuida", según apunta. "Que en el siglo XXI el patrimonio cultural de España siga creciendo no lo valora nadie. No lo valora ni el propio ministro de Cultura porque si no hubiera impedido el recorte que hizo Hacienda sobre los presupuestos públicos en el Museo del Prado", dice. "Se está transmitiendo un menosprecio absoluto por la cultura".


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