Jingdezhen, cuna y capital de la porcelana

COMPARTIR
TEMAS
Las farolas y los semáforos de las calles de toda la ciudad tienen mástiles de porcelana.
Jingdezhen, China.- Lin es uno de los cerca de 100 empleados que trabajan en el Hutian Ancient Folk Kiln Museum, ante las puertas de la ciudad de Jingdezhen. El joven tiene apenas 15 años, pero se muestra seguro al trabajar el material que más tarde, en la tienda situada a pocos metros, se venderá como porcelana fina con formas y patrones clásicos.
De los alfareros pasamos a los pintores, de Lin a Sheng, uno de los más viejos y más conocidos aquí. Sheng tiene 83 años y es un hombre delgado y canoso con la cara llena de arrugas, pero con pulso firme.
Aquí todo comenzó en torno al año 900, cuando surgieron las primeras fábricas de porcelana. En el año 1004, el emperador declaró a la bulliciosa ciudad como centro de la produccción imperial de porcelana. Su nombre viene del emperador Jingde Jingdezhen. Desde entonces, es considerada la cuna y capital de la porcelana.
Azul como el cielo, tan blanca como el jade, brillante como un espejo y fina como el papel, así tenía que ser por aquel entonces la porcelana para satisfaccer las pretensiones imperiales.
Desde 1982, el Hutian Ancient Folk Kiln Museum se encuentra entre los monumentos protegidos del país. Hoy es un museo a cielo abierto en el que los hornos están bien restaurados y funcionan perfectamente. Rodeado de montañas de las que se extraen el caolín, cuarzo y feldespato para la producción de porcelana, y situado entre bosques de bambú y pinos, el museo atrae a turistas de todo el país. En el extranjero, la ciudad es menos conocida.
Las farolas y los semáforos de las calles de toda la ciudad tienen mástiles de porcelana. Incluso las papeleras y los carteles con el nombre de las calles están fabricados con el material, que está pintado con motivos clásicos, como paisajes, bambús o melocotones.
En un cruce se levanta un jarrón de porcelana sobredimencionado y en el centro vigila la ciudad un dragón de porcelana de por lo menos 20 metros de largo. Camiones, motocarros y motocicletas pasan por delante a toda velocidad cargados con la frágil mercancía.
En los escaparates y ante las tiendas se amontonan los platos y ensaladeras. Los restaurantes y hoteles están decorados con jarrones, cuencos y esculturas fabricadas de este oro blanco. No hay duda de que Jingdezhen está orgullosa de su tradición de porcelana.
Una gira por la ciudad nos lleva primero al Jingdezhen Museum of Porcelain, un edificio modesto y que necesita ya una reforma. En la recepción, chicas jóvenes algo aburridas toman una sopa de fideos de un recipiente de papel. Sin más compañía, un pequeño grupo de visitantes recorre las salas en las que se muestran piezas de tiempos de Song, Yuan, Ming, Qing y Mao.
No hay ningún catálogo del museo, pero en la tienda se pueden comprar algunas postales y libros, sólo en chino.
Los turistas también se encuentran prácticamente solos en el Jingdezhen Imperial Porcelain Museum, una pagoda de la era Ming junto a la orilla del río Chang que fuetransformada hace un par de años en un museo para porcelana extraída de excavaciones arqueológicas.
Las piezas de exposición proceden todas de los antiguos restos de los hornos imperiales a las afueras de Jingdezhen, de siglos de antigüedad. Hoy por hoy son auténticos yacimientos de tesoros en los que se encuentran valiosísimos fragmentos montados de nuevo por expertos gracias a un minucioso trabajo. Sus resultados se pueden admirar aquí y están documentados en impresionantes fotografías.
A lo largo de las calles Ming y Quing, llenas de pequeñas tiendas, se presentan piezas modernas de porcelana pintadas a mano, con diseños actuales y llamativos colores: tazas de té en rosa, turquesa y amarillo con finos patrones, a unos 35 euros o 45 dólares la pieza. Regatear los precios es difícil. Las dos vendedoras hablan cada vez más alto y ello atrae a más clientes. Pero el volumen no ayuda mucho, pues nadie habla inglés. Tampoco aceptan tarjetas de crédito.
Junto a las pequeñas fábricas, también hay otras grandes en las que se produce porcelana para exportarla a todos el mundo. El que la porcelana de Jingdezhen está de nuevo de moda lo ponen de manifiesto las largas listas de encargos, en los que aparecen nombres conocidos como Disney, la reina de Inglaterra o la familia Bush. A fecha de hoy ya sólo queda una gran fábrica en manos de administradores estatales, la Hongye Porcelain Company.
INFORMACION BASICA: JINGDEZHEN
Cómo llegar: Desde el extranjero se llega a través de Shanghai, donde se hace trasbordo con Zhenshen Airline hasta Jingdezhen. También hay una línea de autobús entre Shanghai y Jingdezhen.
Cuándo viajar: El clima más agradable se da en primavera y otoño.
Actividades: Desde 2004 tiene lugar todos los años a mediados de octubre una feria de porcelana.
Documentación: Para entrar en el país se necesita un pasaporte válido y un visado de la embajada china.
Internet: Ciudad de Jingdezhen eng.jdz.gov.cn
Por Karin Schumann/DPA-Especiales