"La carrera a la obesidad es un gran negocio"

Círculo
/ 29 septiembre 2015

Entrevista con la antropóloga Patricia Aguirre

POR Katy Garcia (PRENSA RED)

La obesidad Infantil aparece como un flagelo a nivel mundial que amenaza con preocupación creciente la salud, expectativa y calidad de vida de los habitantes. Para conocer qué dimensión alcanza esta problemática en Argentina y cuál es el rol y responsabilidades que le caben a la industria alimentaria conversamos con la antropóloga Patricia Aguirre. Esta prestigiosa profesional se desempeña como catedrática de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y es Docente e investigadora del IDAES (Instituto de Altos Estudios Sociales) de la Universidad Nacional de San Martín. (1)

¿Cuál es la situación actual de la obesidad y el sobrepeso en Argentina?

Tenemos sobrepeso y obesidad creciente. La ENNYS (Encuesta Nacional de Nutrición y Salud) ya nos está alertando que es un problema de salud pública, no individual, que debe ser mirado con criterio poblacional. Si bien lo tiene el sujeto que lo padece, cada vez avanza más sobre agregados poblacionales que antes parecían estar a resguardo.

La Encuesta Nacional de Nutrición y Salud se hizo en el año 2005 y debe repetirse en el 2015. Ahí vamos recién a poder hablar de la evolución de este problema; qué pasó en diez años. En este momento tenemos solamente un estado inicial, las percepciones de los trabajadores de la salud. No teníamos en nuestra experiencia empírica, tantos casos como estamos viendo.

¿Desde su experiencia, cómo ha ido evolucionando este problema?

Cuando empecé mi carrera hace 35 años, en hospitales periféricos del conurbano bonaerense, la problemática era la desnutrición no era la obesidad. Lo que está pasando ahora es que vemos niños menores de 6 años con sobrepeso y obesidad en forma creciente. Lo mismo pasa con los adultos. Tenemos que tomar el toro por las astas y pensar en términos de prevención. En un país de recursos suficientes, con un sistema de asistencia social alimentaria muy importante y al que el Estado dedica mucho presupuesto y esfuerzo, el problema de la desnutrición infantil es menguante mientras que la obesidad y sobrepeso son crecientes. En eso somos igualitos a tantas otras partes del mundo. Tenemos que ver que está pasando - yo soy Antropóloga- no hablo desde el punto de vista clínico sino epidemiológico; desde el punto de vista poblacional.

¿Cuál sería el origen de la obesidad o el sobrepeso?

La literatura clásica explica el crecimiento de este proceso, primero por una base genética: el famoso genotipo ahorrador (NR. hipótesis que propiciaba la acumulación de grasa en respuesta a una mayor necesidad de reserva de energía). Al contrario de lo que opinan muchos colegas considero que esa hipótesis es absolutamente inocente. La solución no creo que deba ser farmacológica. Me parece terrible para la salud pública que estemos pensando en una píldora o receta mágica y en el genotipo ahorrador que fue equipo de supervivencia cuando se desarrolló nuestra anatomía.

En aquellos lejanos días evolucionó, porque era un evento adaptativo que permitía la supervivencia de grupos humanos que desplegaban su actividad y cultura, en contextos de alternancia entre la abundancia y la escasez. Este genotipo ahorrador que permitiera "llevarse puestas" las calorías en dos mochilas (la panza y los glúteos) era adaptativo porque preparaba a la gente. Tenían recursos para los períodos de escasez, pero no dio obesos paleolíticos. El cuerpo paleolítico como es el cuerpo de los cazadores recolectores actuales es flaco, magro, alto.

Ese mismo genotipo en la sociedad industrial da obesos. No por el genotipo en sí sino por el tipo de medio en el cual se despliega. Nuestro medioambiente es urbano industrial, altamente modificado que nos condiciona a un sedentarismo obligado y al consumo de alimentos hiperenergéticos en forma de hidratos de carbono, azucares, grasas, que son baratos. A la vez los alimentos más densos nutricionalmente, proteínas, vitaminas y minerales, son caros.

¿Esta realidad conlleva a un estado de desigualdad?

Por supuesto, y lo que está marcando también es cómo se va desplazando la obesidad. Mientras hace cien años se concentraba en los más afortunados dentro de la pirámide social, hoy se desplaza hacia los más pobres que se alimentan con productos baratos: pan, papas, fideos, azúcares, cereales, grasas y nada del resto. A la vez los más afortunados tienen más probabilidades de tener cuerpos delgados, pero bien alimentados. Delgados magros.

Alimentarse bien, en una sociedad de mercado como la nuestra, es proporcionalmente más caro que alimentarse mal como sesgadamente hacen los pobres. Entonces no tenemos que culpar a la gente porque come "como puede". Tenemos que cambiar las condiciones sociales de ese poder comer y para eso hay que hacer grandes transformaciones en la industria agro- alimentaria.

¿Qué debería hacer el estado?

El Estado debería tener un papel muy activo en la regulación y el control de la industria alimentaria en pos de una industria saludable. Yo siempre digo que la mejor política alimentaria, en una sociedad de mercado como la nuestra, es que la gente tenga ingresos suficientes para comer lo que quiera, educación alimentaria suficiente para que sepa elegir y alimentos saludables entre los cuales optar.

Vivimos en una ciudad donde el acceso a la tierra es muy dificultoso, no puedo autoproducir mis alimentos. Los tengo que ir a comprar al mercado y hoy encuentro más alimentos chatarra que saludables. No hablemos sólo del uso de aditivos, conservantes y saborizantes de la industria, sino también de preparaciones y presentaciones que a través de publicidades engañosas se ofrecen como saludables, como la mejor opción para que la mamá se asegure la nutrición de su hijo.

¿Usted lo ha puntualizado en el modelo del obrero.?

Está claro que el modelo de cuerpo que queremos condiciona los alimentos que elegimos para alimentarnos. En una sociedad desigual como la nuestra, las desigualdades también se reflejan en nuestros modelos de cuerpo, de alimentación; en la forma como pensamos la comensalidad. Durante bastante tiempo investigamos las representaciones en el área metropolitana bonaerense y lo que vimos es que los sectores de ingresos más bajos tenían una idea de que el modelo de cuerpo deseable para ellos pasaba por un cuerpo fuerte, robusto, de líneas curvas, caderas generosas. La pregunta es ¿por qué este cuerpo fuerte? .La respuesta que ellos mismos nos dieron es que es el cuerpo que les permite sobrevivir.

En el sector de ingresos bajos los trabajos son mano de obra intensivos. Una señora que trabaja como personal doméstico o un señor que trabaja como albañil, con gran compromiso corporal necesitan fuerza, energía, porque su trabajo lo requiere, pero además porque no van a ser elegidos para hacer esos trabajos si no tienen un cuerpo que parezca fuerte, contundente, resistente. No sólo tiene que serlo sino demostrarlo. Un señor puede ser muy fuerte y pesar 48 Kg. pero no lo van a elegir como estibador porque esos 48 Kg. lo hacen parecer un alfeñique

No sólo serlo, sino demostrarlo. ¿Pesan los prejuicios?


Los prejuicios puestos sobre el otro. Siempre nuestra identidad se genera en esta dinámica entre el yo y el otro. Aparece la necesidad de tener un cuerpo fuerte, no sólo para realizar los trabajos, sino que en la mirada del otro, sean elegibles para hacer esos trabajos. Cuerpo fuerte que también tiene en el concepto polisémico plural, porque este cuerpo fuerte también es resistente a la enfermedad ya que los pobres se enferman más pero se atienden menos. El primer nivel de auto atención es la cronoterapia o sea "esperar que se les pase". El deseo es tener un cuerpo fuerte para que la enfermedad, o no los voltee o les permita recuperarse rápidamente. Resistente a la enfermedad.

Y además pensando en los niveles de violencia a los que están sometidos los más pobres, un cuerpo fuerte es aquel que puede imponerse, que domina su metro cuadrado. Todo esto cristaliza en la representación cuerpo fuerte. ¿Cómo va alimentarlo? Y, con lechuga no.

¿Cabría entonces una contradicción entre apariencia y realidad?

Los sectores de ingresos más pobres tienen los cuerpos más débiles, por eso se enferman más. Ese cuerpo fuerte de caderas generosas, esas señoras que tienen "de dónde agarrarse", cuando van a tener su bebé al hospital público y se les hace un análisis de sangre, vemos que empiezan su embarazo sin depósito de hierro suficiente para soportarlo.

Se ve en la vida cotidiana cómo esas mamás de apariencia cansada, que algunos piensan: "Ay, qué dejada, nada le importa, vive como en un estado de somnolencia. ¿Estará capacitada para cuidar tantos chicos"? Esas son mamás anémicas que nos están mostrando que debajo de esas caderas generosas hay falta de micronutrientes. Si bien tienen todas las razones del mundo para estar cansadas, ya que deben criar hijos, acarrear agua, realizar todas las tareas de su propio hogar y además salir a limpiar casas, viajando en colectivos plegadas como sardinas, muy probablemente sea falta de de micronutrientes, de hierro en este caso.

En los primeros días del mes cuando cobran la Asignación Universal por Hijo compran lácteos, frutas, carne, porque son alimentos no sólo caros sino que las mamás saben que los chicos tienen que comer. Con los ingresos que tenían antes de la Asignación, no podían.

Entonces la educación formal estaría funcionando en estos sectores, habida cuenta de que cuando tienen la posibilidad de elegir compran lo que consideran saludable?

Si le preguntás a un nutricionista de cualquier hospital del país te va a decir que las mamás saben. A la mamá le da vergüenza decir que no puede alimentar a su hijo y sobre todo, teniendo algo de dinero, le avergüenza también decir que no está comprando tantas frutas y tantas verduras como ella sabe debería, pero no lo hace por maldad o ignorancia. Sabe, que si no reduce ciertos consumos caros, y aumenta ciertos consumos baratos, no llega a la otra Asignación Universal, entonces las canastas de consumo se van desbalanceando hacia las grasas, los hidratos de carbono, los azúcares.

¿Podría ampliar el concepto " mientras la sociedad gana el sujeto pierde"?

Lo que yo digo es que la obesidad, no por nada es una epidemia mundial. En la carrera hacia la obesidad queda el sobrepeso. Pocos llegan a la obesidad, cada vez más, pero muchísimos viven y mueren con sobrepeso. Hay condiciones sociales que hacen que esto crezca. La disponibilidad de energía barata tiene que ver con el salto productivo que ha habido en el último medio siglo en la agricultura, la ganadería, la pesca.

A través de la aplicación de tecnologías, cada vez más duras, han logrado producir un crecimiento exponencial de la disponibilidad alimentaria. A partir del año 1985 vivimos en sociedades de abundancia, por lo menos en el mundo occidental, donde se producen más alimentos que los que se necesitarían para que todo el mundo estuviera bien nutrido. Se produce mucho, se distribuye mal, porque todavía tenemos mil millones de desnutridos. La misma cantidad de gente con sobrepeso, mil millones y sobre esto, quinientos millones de obesos. Evidentemente si esto va "in crescendo" año tras año y la desnutrición no se reduce es porque el sobrepeso y la obesidad son funcionales al sistema social actual.

Hay todo un negocio detrás de las dietas


En esta sociedad de consumo, la gente con sobrepeso consume más alimentos y además consume alimentos diferentes, especiales para gente con sobrepeso o Light. Compra ropa especial, dietas, libros de autoayuda. El negocio de las dietas mueve millones en el mundo. Consumen gimnasia, ropa deportiva, personal trainner, revistas, libros, ciencia, especialidades. Hay un negocio gigantesco alrededor de los gordos que pueden pagarlo. Todas estas son mercancías. Las mercancías no van donde se necesitan, van donde pueden pagarlas.

Si hay mil millones de desnutridos en el mundo, no es porque no haya alimentos suficientes sino porque estas personas son pobres, de países pobres. Ni ellos pueden pagar alimentos en el mercado mundial, ni sus países pueden brindarles la asistencia social alimentaria que necesitan. No son mil millones de anoréxicos que se niegan a comer. Son mil millones de pobres y por eso han llegado a ser desnutridos.

¿Y qué responsabilidad les cabe a los medios de comunicación?

Ellos también venden un artículo sobre dietas mágicas, acríticas y escritas por "Doña María con un búho en el hombro" quien vende tantos ejemplares como una dieta del último científico, avalado por las universidades más prestigiosas del mundo. La modelito de moda diciendo que adelgazó 10 kgs tomando agua, vende ropa, dietas y agua. En una sociedad organizada bajo la lógica de la ganancia del mercado, hay que pensar cuánto le beneficia al mercado este fenómeno y a lo mejor nos explicamos por qué está creciendo.

Y nosotros como miembros del equipo de salud tenemos la responsabilidad de denunciarlo desde la salud, del padecimiento humano. Por mi posición disciplinar tengo una visión poblacional y de las relaciones sociales. La pregunta que me hago es qué está pasando con las sociedades que fomentan la obesidad. Tengo que pensar es que esto es un gran negocio. Estimulan el sobrepeso, mantienen una dinámica de consumo incluso más alta que la de las personas bien nutridas. A amplios sectores de la sociedad, los formadores de precios de las cosas, les conviene mucho. Por eso sostengo que mientras la sociedad gana, el sujeto pierde.

¿La educación alimentaria, entonces, juega un rol importante en esto?

Creo verdaderamente que los problemas sociales tienen soluciones sociales y deben ser encarados a nivel poblacional. La educación alimentaria, enseñar a comer, enseñar a elegir bien es perfecta para el sujeto. Ampliar sus horizontes gastronómicos y sanitarios está bien, pero nosotros no nos debemos confiar en la educación alimentaria del nutricionista en su consultorio. Tenemos que trabajar la educación alimentaria a nivel poblacional, incluir estos temas en la currícula de las escuelas. Aumentar las horas de los médicos. Aprender no sólo qué comer sino cómo enseñar a comer. Hacer educación alimentaria en las escuelas de gastronomía.

Y los medios en lugar de estar hablando de dietas mágicas, este tema debe estar en los medios permanentemente. Tenemos que pensarlo socialmente porque si no para frenar una epidemia vamos a depender de los dichos a puertas cerradas de bien intencionados profesionales.

Se habla de una sociedad obesogénica.

Si. Todo el énfasis de la sociedad está puesto en que comas más, en que gastes más. Yo les propongo a mis alumnos de la Universidad de San Martín que hagan la experiencia de caminaruna cuadra para el este, otra para el oeste, sur y norte y anoten los eventos alimentarios. Un evento alimentario es todo aquello que percibís y te remite a la alimentación. Vas caminando, ves un papel de chocolate que alguien dejó tirado, levantás la vista y ves un cartel de coca cola.evento alimentario. De una casa sale olor a tostadas, se ven las mesas de un restaurante y los cajones de una verdulería en la calle. Una de mis alumnas registró en pleno barrio de Congreso, en una cuadra, ciento doce eventos alimentarios. Ella decía que no somos conscientes de cómo permanentemente la industria agroalimentaria nos están instando a comer.

En un quiosco hay más calorías, grasas y azúcares que lo que comía un cazador recolector en un mes, por eso se habla de sociedad obesogénica. Generar relaciones sociales que te conduzcan hacia una alimentación saludable. Por supuesto que esto va a pasar por el control de la industria obesogénica. Siempre digo que no podemos vivir sin industria alimentaria, pero estoy en duda de que podamos vivir con ésta industria alimentaria insalubre o que toma a la salud solamente como marketing publicitario.

Nota:
1) También es representante para Argentina del ICAF (Comisión Internacional de Antropología Alimentaria). Ha sido consultora de UNICEF, docente de la Universidad Nacional de Buenos Aires, Becaria y Directora de proyectos de investigación anual del CONICET y lleva publicados 6 libros.

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