Cupido en el arte

Círculo
/ 29 septiembre 2015

La figura del dios del deseo amoroso con su arco y flechas, hijo de Venus y de Marte, está representado en cientos de grandes obras de arte.

Madrid, España.- Cupido es la tierna figura de un adolescente alado, en muchas ocasiones representado por un niño, a veces con los ojos vendados, armado con arco y las flechas con las que hiere los corazones de los enamorados. Es infantil porque, debido a su inocencia, muchas veces se equivoca al lanzar las flechas de amor y las clava en corazones que sufrirán la amargura de la incomprensión.

"El amor no mira con los ojos, sino con el espíritu; por eso pintan ciego al alado Cupido. Ni en la mente de Amor se ha registrado señal alguna de discernimiento. Alas sin ojos son emblema de imprudente premura, y a causa de ello se dice que el amor es un niño, porque en la elección yerra frecuentemente. Así como se ve a los niños traviesos infringir en los juegos sus juramentos, así el rapaz Amor, es perjuro en todas partes.". (Sueño de una noche de verano. Shakespeare).

EL NACIMIENTO DE CUPIDO

En la Antigua Grecia, Cupido era conocido como Eros, hijo de Afrodita, la diosa del amor, la belleza y la fertilidad, que quedó embarazada tras ser poseída por la espuma del mar. Afrodita dio a luz gemelos: Eros, dios del amor, e Himeneo, dios de la lujuria y el deseo sexual. Junto a Potos, dios del anhelo del amor, los tres forman los Erotes, que en la mitología griega simbolizaban los tres componentes básicos en los que se fundamenta una relación: amor (Eros), deseo (Himeneo) y compromiso (Potos).  

Miguel Angel Elvira Barba, catedrático de Historia del Arte Antiguo de la Facultad de Historia del Arte de la Universidad Complutense de Madrid, explica que, en el Arte, a los Cupidos de las distintas épocas les separa "únicamente las diferencias psicológicas que se hayan podido utilizar en las distintas culturas sobre el concepto de amor, pero, por lo demás, es siempre igual".

A veces nos encontramos que a la figura representativa de ese ser alado, mensajero de amor, se le denomina Eros, y Elvira Barba precisa que: "Eros quiere decir amor y Cupido es la palabra latina para designarlo. El origen de la palabra latina `cupido' es femenino y quiere decir pasión. Los romanos, curiosamente, no tenían ningún dios del amor, pero cuando vieron que los griegos tenían uno que se llamaba Eros, ellos lo tradujeron por la palabra cupido que, aunque era femenina, la pasaron al masculino. Sin embargo, en su origen fue una figura griega que se impuso a todas las culturas influidas por ella".

También es frecuente encontrarnos con Cupido como un ser de sexo ambiguo, acompañado por otro adolescente, como es el caso de la escultura de George Rennie "Cupido soplando la antorcha de Himeneo para reencender su llama", en el que los dos adolescentes se abrazan con intención erótica.

El EROTISMO AMBIGUO DE CUPIDO

El especialista en Historia del Arte indica a este propósito que: "Los griegos eran notablemente dados a los amores de todo tipo de sexo y  eso influye en la idea de Cupido. Hay que tener en cuenta que la primera persona que nos describe a Cupido y lo hace como un jovencito con alas y sus demás atributos es la poetisa Safo (nacida seis siglos antes de Cristo), que vivía en la isla de Lesbos y dio nombre al lesbianismo".

"Lógicamente - continúa el profesor-, la imagen que nos da Safo tenía que ir teñida por su propia tendencia sexual y hay que tener en cuenta que, para un griego, el amor normalmente era concebido, con todo su carácter espiritual, como homosexual. Platón, cuando habla del amor platónico, lo hace del amor homosexual. Para los griegos, el heterosexual es una relación de sexos cuyo objetivo es la procreación y que no tiene la menor importancia desde un punto de vista psicológico".

Eros, en la Grecia Clásica, es una figura de adolescente porque el amor típicamente griego es un amor de hombres mayores con adolescentes. "Nosotros lo tacharíamos de pedofilia, pero para ellos era lo normal. Por eso muchas de las figuras clásicas de Eros son jóvenes de 13 o 14 años, como el `Cupido Vencedor', de Caravaggio, que está representado por un adolescente y que hace pensar que, posiblemente, el personaje que lo encargara tuviera esa inclinación", explica el especialista.

Entre los papeles asignados en el Arte a Cupido hay uno recurrente, entre los siglos XVIII y XIX, que es el que aparece como un pequeño ángel sujetando un espejo, con la intención de que su madre, Venus, se pueda ver reflejada en él. Acerca de esta representación, Elvira Barba señala que, "la idea de mirarse al espejo siempre se ha considerado en la cultura moderna, es decir Renacimiento y Barroco, como símbolo de vanidad. Pero Cupido se lo enseña a su madre, Venus, que es la diosa del Amor, que siente amor por si misma y se recrea en su propia belleza, y que Cupido la hace resaltar multiplicándola a través del espejo".

"Las pinturas quizás más famosas sobre este tema de Cupido con Venus son la 'Venus del Espejo' de Velázquez, la de Rubens y la de Tiziano". Pero, añade el profesor, "tenemos cupidos por todo el mundo y muy célebres".

Cupido se erige en portador de todos los pensamientos que se han tenido sobre el amor a lo largo del tiempo "desde el Cupido contra un Sátiro que representa al amor civilizado peleándose contra la pasión salvaje, hasta el tema del amor sacro contra el amor profano, que representa el amor a Dios peleándose contra el amor carnal, así como tantos otros", indica el catedrático.

CUANDO A CUPIDO SE LE CAYERON LAS ALAS

Rodin, en el siglo XIX, prescinde de las alas de Cupido para realizar una bella escultura de amor en la que la pareja se funde en un hermoso beso inabarcable. Pero ese Cupido carece de alas, marcando una nueva visión del amor.

"Rodin tiene unas mitologías muy personales, pero en la época del escultor francés ya se plantea la figura de Eros como el ser amado, es decir, se le puede quitar las alas. Mientras que, desde el arcaísmo griego, había una cosa que caracterizara a Eros, que eran las alas, ya enel arte de los siglos XIX y XX, Cupido, frecuentemente, se termina convirtiendo en objeto amoroso", indica Miguel Angel Elvira.

En resumen y a pesar de los tiempos y épocas, Cupido sigue siendo ese ángel alado por el que todo el mundo anhela ser herido por sus flechas y, sobre todo, que sean acertadas. Por la dificultad que esa empresa requiere, conviene conocer la leyenda que reza junto al personaje y que cita Miguel Angel Elvira Barba:

"La única leyenda antigua que ha pervivido de Cupido a lo largo de todos los siglos es un cuento que hizo el novelista Apuleyo (el escritor romano más importante del siglo II). Un cuento de amor entre Cupido y Psique, es decir, entre el amor y el alma. En él se relata que el amor se enamora de una doncella de nombre Psique y la atrae hasta su palacio donde vivirán juntos. Él le hace prometer que nunca querrá descubrirle, por lo que tendría que bastarle saber que está con un jovencito muy agradable".

"Ella rompe la promesa encendiendo una luz. Cupido entonces desaparece y Psique, el alma, tiene que pasar toda una serie de pruebas, desde hacer grandes viajes hasta bajar a los infiernos. Hasta que, finalmente, el Amor decide de nuevo volver a ella, para hacerla digna de él y, puesto que es un dios, divinizarla. Cupido, finalmente, hace inmortal a Psique. Esta leyenda se convierte en un mito maravilloso de cómo el alma, a través del amor, logra la inmortalidad". De esta hermosa forma concluye Miguel Angel Elvira Barba su lección de Arte.

DESTACADOS:

* Miguel Angel Elvira Barba, catedrático de Historia del Arte Antiguo de la Facultad de Historia del Arte de la Universidad Complutense de Madrid, explica que, en el Arte, a los Cupidos de las distintas épocas les separa "únicamente las diferencias psicológicas que se hayan podido utilizar en las distintas culturas sobre el concepto de amor, pero, por lo demás, es siempre igual".

* También es frecuente encontrarnos con Cupido como un ser de sexo ambiguo, acompañado por otro adolescente, como es el caso de la escultura de George Rennie "Cupido soplando la antorcha de Himeneo para reencender su llama", en el que los dos adolescentes se abrazan con intención erótica.

* Rodin, en el siglo XIX, prescinde de las alas de Cupido para realizar una bella escultura de amor en la que la pareja se funde en un hermoso beso inabarcable. Pero ese Cupido carece de alas, marcando una nueva visión del amor.




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