Alistan exposición por 25 años del Templo Mayor

Círculo
/ 29 septiembre 2015

    Dentro de la exhibición destacan piezas de gran valor histórico, como la escultura de una cabeza de serpiente, única por la excelente conservación de sus pigmentos

    Ciudad de México.- Unas 150 imágenes y 24 piezas arqueológicas integran la exposición "Museo del Templo Mayor. 25 años recuperando nuestro pasado", que se inaugura en ese recinto capitalino el próximo 26 de octubre.

    La exhibición, que forma parte de los festejos por el 25 aniversario del espacio inaugurado el 12 de octubre de 1987, tiene como objetivo mostrar cómo es que el museo se ha vinculado con la sociedad y su entorno, a partir de diversas actividades realizadas a lo largo de estos 25 años.

    Además de dar a conocer el proceso que implica la exhibición de algún objeto, gracias a los trabajos de restauración de los departamentos de restauración y curaduría de dicho recinto, puntualizó Carlos González, director del citado Museo.

    En rueda de prensa, abundó que la idea es "mostrar que el museo no es simplemente un lugar donde se exhiben objetos, sino donde se realizan una serie de actividades vinculadas con la recuperación, cuidado y conservación del patrimonio cultural, en esta caso, vinculado con la cultura mexica".

    Curada por David García, en la muestra destaca una escultura en forma de cabeza de serpiente, creada durante el gobierno del tlatoani Moctezuma I, así como los restos óseos de un ave encontrados en una ofrenda asociada al monolito de Tlaltecuhtli, ambos de más de 500 años de antigüedad.

    En esta exhibición destacan dos piezas prehispánicas de gran valor histórico: la escultura de una cabeza de serpiente, única por la excelente conservación de sus pigmentos, y el esqueleto completo de un ibis, ave que según los especialistas fue relacionada por los mexicas con la muerte, los guerreros y el inframundo.

    La primera pieza de 43 centímetros de largo, 28 de ancho y 27 de alto, fue encontrada a finales de 2011, en el predio Plaza Manuel Gamio, frente a la plataforma circular que posiblemente sea uno de los cuauhxicalcos (edificio ceremonial) que hubo en el Recinto Sagrado de Tenochtitlan.

    Fue descubierta en un relleno de tierra correspondiente a la etapa constructiva IV-A de Templo Mayor (1440-1469), como parte de las labores de salvamento que realiza el Programa de Arqueología Urbana (PAU), que dirige el arqueólogo Raúl Barrera Rodríguez.

    Según García, la escultura está tallada en piedra de tezontle rojo y recubierta con estuco, tiene las fauces abiertas de entre las que sale su lengua bífida, así como escamas en la parte inferior y en los laterales, y conserva 80 por ciento de sus pigmentos, negro, blanco, ocre y azul, gracias al baño de cal que la cubría y que ayudó a preservarlos.

    En tanto, los huesos del ave fueron descubiertos en 2009 en el predio Las Ajaracas, como parte de la Ofrenda 128, localizada al oeste de donde se halló el monolito de Tlaltecuhtli tres años antes, en una estructura escalonada en forma de pirámide invertida que simulaba la entrada al inframundo.

    Es de mencionar que los restos del ibis espatulado o pico de espátula datan de los años 1440-1481.

    Der acuerdo con García, la idea de presentar estas dos piezas, radica en que el público visitante tenga presente cuál es el trabajo que existe detrás, tanto de un museo como de una exposición.

    "Pareciera ser sencillo, pero en realidad es muy complejo; de tal manera que en la muestra solo tenemos algunos de los ejemplos de las piezas más representativas", dijo.

    La muestra que estará abierta hasta marzo del 2013, está dividida en siete módulos temáticos que versan sobre el origen, características y actividades que realizan cada uno de los departamentos que integran el espacio museístico, entre ellos: el Proyecto Templo Mayor y el PAU, de restauración, museografía y curaduría, así como las áreas de promoción cultural y de servicios educativos.

    Entre ellas, destaca la primera sección que se refiere al área curatorial, encargada del control y registro de la colección del museo (que asciende a 15 mil objetos arqueológicos), así como los procedimientos y selección de piezas para su exhibición fuera de él.

    Figuran cuatro de las piezas prehispánicas que más han itinerado en exposiciones presentadas en Alemania, Estados Unidos, Japón, España, Italia, Chile y Austria; se trata de la Olla Tláloc (dios de la lluvia), una olla que representa a Chicomecóatl (diosa del maíz), un caracol de basalto y un vaso de piedra verde que simula a Mictlantecuhtli, dios de la muerte, todos ellos recuperados entre 1978 y 1982.

    Asimismo, se exhibe la olla efigie de Chimecoátl, recuperada en la ofrenda conocida como Cámara III, y el vaso de piedra verde con la imagen de Mictlantecuhtli (que se representa semidescarnado y ataviado) ; ambos objetos datan de 1469 a 1481.

    En el siguiente módulo se muestran dos clavos arquitectónicos en forma de cabezas de serpiente y una escultura con la representación de Xiuhtecuhtli, dios del fuego.

    La piezas dan cuenta del área de restauración que ha logrado la conservación y rescate estético de cada una de las piezas que han sido recuperadas en las diversas excavaciones realizadas en la Zona Arqueológica de Templo Mayor, las cuales comenzaron en 1978 tras al hallazgo fortuito del monolito de la diosa Coyolxauhqui.

    Sobresalen, también, la escultura del guerrero águila, la Olla Tláloc, las esculturas en piedra de los dioses Huehuetéotl y Mayahuel (deidades del fuego y del maguey, respectivamente) y el monolito de la diosa Coyolxauhqui.

    De igual manera, las almenas en forma de caracoles cortados que originalmente decoraban la parte superior del Calmécac (colegio prehispánico para hijos de gobernantes), y algunos azulejos coloniales, entre otros objetos.

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