Carlos Fuentes, el gran "capitán" de los genios del "boom"
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Los autores del "boom" latinoamericano han tenido mucha influencia en los escritores actuales españoles.
México, D.F..- El escritor mexicano Carlos Fuentes ejerció como auténtico "capitán de la escuadra" de los geniales escritores del "boom", a quienes promocionó fuera de América Latina con una "generosidad" prodigiosa, dijeron a Efe varios académicos y escritores.
"Yo estoy convencido de que sin Carlos Fuentes no habría existido un 'boom latinoamericano'. Los tiempos, las circunstancias, estaban dados, pero se necesitaba un catalizador" que fue Fuentes, según el escritor mexicano Ignacio Padilla.
Fuentes fue un adelantado respecto a otros, alguien que abrió las puertas de un mundo al que estaba conectado por su afán viajero, sus contactos en el mundo editorial y su proverbial curiosidad literaria, explicó el también académico de la lengua mexicano y profesor de la Universidad Iberoamericana.
"Él favoreció que los nombres de (Juan) Rulfo, de (Jorge Luis) Borges, de (Alejo) Carpentier, de (Augusto) Roa Bastos, es decir, autores previos a él, fuesen conocidos paralelamente al gran estallido de reconocimiento de (Mario) Vargas Llosa y (Gabriel) García Márquez", señala Padilla.
Tenía ya "una idea de la literatura como un fenómeno abierto al mundo y también como una posibilidad colectiva" que fue "animando, sacudiendo, agitando (...) a esas almas geniales para que se lanzaran en grupo, como una escuadra de fútbol italiana, a un mundo que los estaba esperando", recuerda.
"El capitán de esa escuadra italiana fue desde el principio y siguió siendo hasta el último minuto Carlos Fuentes", sostiene Padilla.
Le considera, además, responsable de incorporar a las letras iberoamericanas parte de una tradición anterior de sobresalientes escritores como William Faulkner, Thomas Mann y Honoré de Balzac.
"Sin esa tradición "el 'boom latinoamericano' no sería lo que es, es decir, el movimiento literario más importante de la segunda mitad del siglo XX", sostiene Padilla.
Con esa tesis coincide Gonzalo Celorio, escritor y secretario de la Academia de la Lengua de México, quien considera a Fuentes "un intelectual ecuménico, un poco como un renacentista del siglo XX".
"Yo creo que esto tiene que ver con una personalidad como la de Carlos Fuentes que, no nada más era un escritor, sino un gran conferenciante, políglota, profesor visitante de universidades, interlocutor de jefes de Estado, intelectuales, empresarios", apunta Celorio.
De aquellos años Celorio destaca el "papel protagónico" de Fuentes para conectar a otros escritores con la industria editorial, sobre todo en España, hacia una literatura "que no nace por generación espontánea, a pesar de lo que puedan connotar nombres como 'boom' o 'nueva novela hispanoamericana'".
El propio Vargas Llosa lo recordaba el pasado 15 de octubre, cuando obtuvo el I Premio de Creación Literaria Carlos Fuentes en México.
Dijo que con el escritor mexicano compartió "esa experiencia maravillosa que fue la del llamado 'boom', o sea el descubrimiento de nuestra narrativa, de nuestra literatura por los propios latinoamericanos y en el resto del mundo".
"En ese movimiento Carlos tuvo un papel principalísimo, no solo por las obras que escribió, sino por la manera en cómo él promovió a otros escritores latinoamericanos, cómo estimuló a los jóvenes escritores ayudándolos a conseguir editores y promoviendo, sobre todo, la difusión de sus libros", señaló.
"Creo que si hay un escritor latinoamericano que fue un escritor universal, un ciudadano del mundo en todos los sentidos de la palabra, fue Carlos Fuentes", apuntó el Nobel de Literatura 2010.
La escritora mexicana Angeles Mastretta también recordó en entrevista con Efe que Fuentes "era un gran lector de sus contemporáneos, que no es una cosa que pase con frecuencia", a la vez que "un lector muy generoso".
Destacó su capacidad para reconocer "muy fácilmente la calidad en el trabajo de los otros" y para ir "por el mundo diciendo 'este es un buen escritor' y yo ya lo leí, lo quiero, lo recomiendo (...) y lo frecuento, y le pregunto cosas".
"Carlos tenía una pasión por el mundo de sus días, por las cosas que pasaban en el país (México) y en el mundo, por la política. Y creo que sí fue una gente que convocó, un gran convocador", concluyó.
El "boom", influencia y aire fresco para los autores españoles
Los autores del "boom" latinoamericano han tenido mucha influencia en los escritores actuales españoles, incluso en los más consagrados, como reconoce Antonio Muñoz Molina, pero sobre todo, supusieron una corriente de aire fresco para España.
La llegada del "boom" fue "una revolución total para lectores y para escritores. Me acuerdo perfectamente de descubrir 'Cien años de soledad' con quince años, en una edición del Círculo de Lectores, y quedarme entusiasmado y sobrecogido", recuerda Muñoz Molina en declaraciones a Efe.
"Después vinieron los demás, los más conocidos y los menos, Vargas Llosa y Onetti, y desde luego Borges, Bioy etc. Creo que trajeron, simplemente, una nueva forma de contar, una relación más libre con el idioma. Siempre lo he comparado a la llegada de la influencia de Rubén Darío a principios del siglo XX", asegura el autor de "El jinete polaco".
Para Javier Marías "fue una corriente de aire fresco y la demostración de que se podía escribir en español de una forma menos academicista de lo habitual en España".
Ello, pese a las excepciones de autores como Juan Benet, cuya "Volverás a Región", de 1967, "tuvo para los escritores que entonces éramos jóvenes tanta importancia como 'Cien años de soledad', aunque de manera distinta, claro", resalta Marías.
"Creo que los españoles de mi edad nos educamos en la literatura de nuestra lengua a través del 'boom'", opina Rosa Montero.
La madrileña recuerda que los escritores contemporáneos españoles se leían muy poco, salvo excepciones y el "boom" le hizo descubrir, con diecisiete o dieciocho años, "que había una literatura poderosísima escrita en español, una narrativa tan importante como la más importante del mundo".
"Me hizo creer en nuestra lengua y sentirme orgullosa de mi cultura", afirma convencida.
Aunque no todos los escritores tienen una visión negativa de lo que se hacía en España en aquellos primeros años del "boom".
Es el caso de Luis Goytisolo, que considera que "desde un punto de vista de la creación literaria, el momento que atravesaba España nada tenía de mortecino". Solo hay que pensar, añade, "en los nombres de novelistas y poetas que afloraron durante ese periodo".
Goytisolo resalta que el "boom", que despertó un indudable interés en toda España. Un fenómeno literario del que salieron nombres destacables de la literatura en español y obras que ocupan por derecho propio un lugar preeminente en la historia de la literatura.
Marías, tras pasar una época de amor por "Cien años de soledad", se decanta ahora por "Crónica de una muerte anunciada" o "El amor en los tiempos del cólera", de Gabriel García Márquez y "Tres tristes tigres", de Guillermo Cabrera Infante.
Cita también los cuentos de Julio Cortázar -"no así 'Rayuela', que siempre me pareció una tontada sobrevalorada", precisa-; "La ciudad y los perros" y "Conversación en la catedral", de Vargas LLosa, además de Onetti, Rulfo y Lezama Lima, en general.
Mientras que Muñoz Molina ha ido pasando de Vargas Llosa, García Márquez y Alejo Carpentier a Borges, Bioy y Onetti, o Manuel Puig, a quien se cita mucho menos.
"Con el tiempo García Márquez dejó de gustarme, y me pasó lo mismo con el último Carpentier, el de 'La Consagración de la primavera', que era un panfleto terrible", afirma.
A Montero le "noquearon" "Conversación en la Catedral" y "Cien años de soledad".
"Después me privó Cortazar. Y luego el padre de todos, Borges, que no es estrictamente del 'boom' pero que es el gran antecesor. El tiempo ha ido desluciendo algunos. Siguen siendo enormes Borges, que, como dicen los rioplatenses, cada día escribe mejor, y desde luego Vargas Llosa", recuerda la escritora.
En la preferencia por Borges coincide Goytisolo, que también destaca la obra de Juan Rulfo, García Márquez y Vargas Llosa.
Muñoz Molina explica que Vargas Llosa influyó mucho en su concepción del oficio de escritor y en la idea de la construcción de la novela.
Aunque los que más huella dejaron en él, "con mucha diferencia", fueron Borges y Onetti. "A los dos les debo una parte muy grande de lo que soy como escritor", afirma.
En el lado opuesto Goytisolo, que niega tener influencias de los autores del 'boom', y Marías, que se ha fijado más en la literatura extranjera, sobre todo inglesa y francesa.
"Admiré mucho las obras de esos autores, pero no puedo decir que me influyeran gran cosa en mis propias novelas. Quizá porque resultaban tan originales, cada uno en su estilo, que cualquier posible influjo estaba condenado a convertirse en imitación o remedo. Como así fue, de hecho, con los autores que sí se dejaron influir por ellos", comenta Marías.
El "boom" consiguió la metamorfosis absoluta de los gustos del lector español
El "boom" latinoamericano consiguió "una metamorfosis absoluta" de los gustos de los lectores españoles y triunfó entre ellos por el gran valor literario de aquellos libros, pero también porque supuso "la continuidad estética" con la literatura que se hacía en España antes de la guerra civil.
"La literatura española había quedado interrumpida en su evolución natural por la doble anomalía de la guerra y de la posguerra, y siguió un rumbo que no era la continuidad lógica de lo que se estaba produciendo al estallar la guerra, en 1936". La encontró en las obras del "boom".
De ello está convencido el poeta, ensayista y académico de la Lengua Pere Gimferrer, director literario de Seix Barral, la editorial que en 1962 concedió el Premio Biblioteca Breve a Mario Vargas Llosa por "La ciudad y los perros" y que apostó seriamente por la literatura de la otra orilla del Atlántico.
Ese premio es considerado por muchos como el detonante del "boom", una explosión de excelente literatura que es "lo más importante que ha pasado en la cultura común en el siglo XX", en opinión de Juan Cruz, editor, periodista y escritor, que, en su etapa de director de Alfaguara, de 1992 al 98, convirtió a los autores hispanoamericanos en "la seña de identidad" de este sello.
La novela latinoamericana del "boom" ejercía una "clara función supletoria respecto de la literatura que no se producía en la España del franquismo", explicó a Efe Gimferrer.
Esa función "no alude solo a la censura", aunque hubo libros del 'boom' que fueron censurados o prohibidos y otros que tuvieron algún retoque pequeño, como "Cien años de soledad" o "La ciudad y los perros", señala Gimferrer, Premio Nacional de las Letras y Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana.
Gimferrer se refiere a que, en la guerra y la dictadura franquista, la literatura en España "siguió rumbos diferentes a los que tenía en el año 36, dejando aparte el enorme valor literario de algunos autores".
"En un momento en el que la literatura española sufría una especie de parón vital por gente que deja de escribir novela, la literatura de América Latina nos parecía que era la continuidad estética que dentro de España se daba solo en casos aislados", comenta el autor de "Arde el mar".
La escritora Rosa Regás empezó a trabajar en Seix Barral en 1964 y está convencida de que el "boom" latinoamericano parte de una política editorial de Carlos Barral, "que consideraba que el español era una lengua que tenía dos orillas, y no le gustaba que estuvieran tan separadas".
"Lo que hizo Barral fue intentar unificar toda esa riqueza inmensa que se manifestaba en distintos lugares, y esto dio un auge tremendo a la literatura", comenta Regás, cuya obra ha merecido premios como el Nadal, el Ciudad de Barcelona o el Planeta.
Además de a Vargas Llosa, Barral "supo premiar" a escritores como el cubano Cabrera Infante, el argentino Manuel Puig (finalista) o el mexicano Carlos Fuentes, entre otros.
"Eso hizo también que muchos latinoamericanos vinieran a vivir a Barcelona o a otros lugares de Cataluña, en la que había un ambiente latinoamericano, mezclado con el de España, que era fantástico", rememora Rosa Regás, quien no duda en afirmar que Barral "fue el mejor editor que ha tenido este país nunca, junto con José Janés".
La labor de Juan Cruz al frente de Alfaguara "fue capital" para fundar el catálogo de literatura hispánica de esta editorial, asegura la colombiana Pilar Reyes, actual directora de este sello.
Como le dice a Efe el propio Cruz, su pasión "había sido siempre la literatura y sobre todo la latinoamericana", y por eso pujó por autores de aquel continente como Vargas Llosa, Carlos Fuentes, Onetti o Cortázar.
Como recuerda Cruz, que acaba de obtener el Premio Nacional de Periodismo Cultural, "Vargas Llosa hizo un viaje a Argentina, en 1993, y ahí se dio cuenta de que sus libros (publicados por otra editorial) no estaban, y sí eran muy visibles los de Alfaguara, muy bien distribuidos por ese gran país de libreros".
Cuando el autor de "La casa verde" volvió a España se reunió con Cruz y le planteó publicar en Alfaguara. "Por supuesto, nos pusimos en marcha, y hasta hoy".
Cortázar ya formaba parte del catálogo de esta editorial desde hacía tiempo, pero no se publicaba. Cuando Juan Cruz llegó a Alfaguara preguntó cuál era el motivo y un compañero le dijo: "Porque habría que traducirlo".
"Esa frase está en el origen de nuestra dedicación a Cortázar y al 'boom'. Me pareció una explicación de un desdén con el que era preciso acabar", asegura Juan Cruz.