Evocar recuerdos felices, clave para un pleno bienestar

Círculo
/ 22 septiembre 2015

Está comprobado que al recordar momentos precisos que nos "marcaron" en una etapa de la vida, se produce en la mente exactamente lo mismo que cuando sucedió

El Feng Shui aconseja deshacerse de objetos con recuerdos ingratos y rodearse de elementos que rememoren hechos agradables.

El cerebro emocional no reconoce al tiempo en la forma intelectual como sí en cambio lo hace nuestra mente pensante. Los recuerdos emocionales en el cerebro se dividen en instantes y en situaciones, en vivencias y sensaciones para luego procesarlas en sentimientos. Son atemporales.

Un estudio analizó el movimiento que se produce dentro de nuestro cerebro cuando se estudian las emociones. Y comprobó que si recordamos momentos precisos que nos influenciaron o marcaron en un momento cierto de nuestra vida, se produce en la mente exactamente el mismo movimiento, idéntico y dentro del cerebro que cuando sucedió o fue vivido.

Es decir que ya sea que se experimente o que se recuerde la situación, el fluido de movimiento será el mismo. Sucede dentro de la mente, tanto en el recuerdo como en la vivencia real, y en el mismo sitio y con la misma intensidad, de acuerdo a la magnitud de los recuerdos y de las impresiones.

A partir de allí, y sobre la base de un simple concepto de Feng Shui, hay algunas conclusiones que nos ayudarán.

Nos damos cuenta que todo o nada podría ser trascendental: nuestra mente es susceptible de ser manipulada de miles y millones de formas, tantas como la calidad de pensamientos que existen o que podríamos generar. Está en nuestra propia inteligencia saber qué pensamientos le enviamos y cuáles repetimos.

Si tenemos una mala experiencia y no volvemos a pensar jamás en ella, se quedará en el olvido paulatinamente y no nos va a afectar por más seria que sea.

Si en cambio, creamos un pensamiento obsesivo y lo revivimos estaremos ejercitándonos para generar energía negativa que se instalará como patrón en nuestra vida y todo podrá desarrollarse y convertirse en momentos tristes. Es increíble pensar que tal vez un tema tonto y sin transcendencia pero que nos duele puede literalmente arruinarnos la vida, si es que pensamos en ello en forma obsesiva. Aún si ese pensamiento viene de nuestra fantasía o si es real.

Podría extrapolarse esta idea a varias situaciones de la vida que no tienen que ver con la mente sino con el sentido común, pero que se relacionan como todo lo que tiene sentido común: se puede aplicar a casi todo.

Por ejemplo, nadie puede negar que hacer ejercicio físico es bueno para la salud. Pero si hacemos abdominales en una posición equivocada, podemos dañarnos la cintura. Si los hacemos mal una vez, no será tan grave. Pero si es constante, nos dañaremos para siempre. En cambio, si los hacemos bien, esos abdominales nos ayudarán a reforzar músculos para prevenir futuras lesiones posibles.

Es igual que con los pensamientos. Otra opción es restaurar patrones antiguos con pensamientos repetitivos obsesivos, pero positivos. Esto jamás nos hará mal si no idealizamos situaciones falsas.

Con respectoal Feng Shui, que estudia el espacio a nuestro alrededor utilizándolo para corregir situaciones de nuestra vida, podría citarse un tema cotidiano: si hay alguna prenda de ropa que sin razón nos empecinamos a guardar sin explicación coherente, si no combina con nuestro guardarropa pero igual insistimos en conservarla, es porque tirar ese objeto cargado de recuerdos nos dará el temor de borrarlo de un plumazo, casi por arte de magia.

Si la guardamos justamente por esa razón, seguramente vamos a encontrar otra prenda que compraremos en el futuro que combine perfectamente. El sentido de permanencia es fuerte y tendemos a aferrarnos a lo material, no porque lo material sea superficial, sino  porque "lo material" no es más que un pedazo de vida, de vivencias y de amor por una situación, alojada en nuestros recuerdos y en nuestro placard.

Colaboración especial: Ana Cabuli, directora de Feng Shui Homes

www.anacabuli.com

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