El doctor Sánchez Moreno, un pionero mexicano de la laparoscopía

Círculo
/ 23 septiembre 2015

"La laparoscopía es relativamente nueva, tiene menos de 20 años de historia, requiere de mucha inversión de dinero, de tiempo y de esfuerzo porque es una técnica exigente, que demanda mucha pericia del cirujano", dice el Dr. Sánchez

México, D.F..- La clínica del doctor Carlos Sánchez Moreno, en la Colonia Roma de la Ciudad de México, no es convencional. Lejos de los grandes hospitales con helipuerto y hoteles de lujo adyacentes, la suya es una casa, tres casas en realidad, unidas por dentro mediante laberintos de pasillos y estrechas escaleras que recuerdan los grabados de Escher.

Reproducciones de pintores renacentistas e impresionistas se disputan el espacio en paredes literalmente tapizadas de diplomas, certificados de eventos profesionales y reconocimientos recibidos por el Dr. Sánchez Moreno, quien en 2002 fue fundador y primer Presidente de la Sociedad Latinoamericana de Cirugía Laparoscópica en Urología.

"La laparoscopía es relativamente nueva, tiene menos de 20 años de historia, requiere de mucha inversión de dinero, de tiempo y de esfuerzo porque es una técnica exigente, que demanda mucha pericia del cirujano", dice el Dr. Sánchez Moreno entrevistado por dpa.

El dominio de esta técnica, que permite realizar cirugías menos invasivas mediante la introducción del instrumental quirúrgico y de una cámara de video a través de pequeñas incisiones en el abdomen, constituye un desafío para muchos cirujanos, que prefieren la cirugía abierta, a pesar de que la tendencia mundial en favor de la laparoscopía crece entre los nuevos profesionales.

La cirugía laparoscópica de próstata, indicada en casos de cáncer, tiene su antecedente más antiguo en Estados Unidos en 1992, pero no pudo progresar allí inmediatamente. El impulso definitivo surgió en Francia en 1997, gracias al Doctor Richard Gaston, de Burdeos, y a los urólogos Bertrand Guillonneau y Guy Vallancien, del Hospital Montsouris en París.

El Dr. Carlos Sánchez hizo su primera laparoscopía de próstata en septiembre del año 2000, convirtiéndose en el pionero en México. Hoy, otros cinco urólogos practican esta innovadora técnica quirúrgica en el país, pero su número es muy reducido si se considera que México cuenta con 1800 urólogos.

"No entiendo a mis colegas que continúan realizando prostatectomías radicales por cirugía abierta", dice Sánchez. "Es difícil acceder a la próstata con las manos, porque está escondida detrás del pubis y la visibilidad es limitada debido a la cantidad de sangre y a la posición del paciente".

Este cirujano de 54 años considera que "la principal ventaja de la cirugía laparoscópica de próstata es la visión panorámica que se tiene gracias a la cámara de video. Los vasos sanguíneos y todas las estructuras se distinguen bien, y el sangrado es menor por el uso de dióxido de carbono para insuflar la cavidad abdominal durante el procedimiento".

La recuperación de los pacientes es también más rápida, "los pacientes no tienen que soportar una herida que cruza la mitad del abdomen, desde el ombligo hasta el pubis", añade el Dr. Sánchez, quien ha perfeccionado su técnica para preservar los nervios que envuelven la próstata, de manera que muchos de sus pacientes se recuperan de la disfunción eréctil al cabo de un año.

La actividad del cirujano es intensa, opera por las mañanas en un quirófano diseñado, según sus deseos, "con la tecnología de punta de una nave espacial". El techo de la sala se abre mediante un dispositivo electrónico, para permitir que otros colegas médicos cirujanos, o estudiantes de medicina, presencien las demostraciones del cirujano.

Su vocación de maestro le ha hecho merecedor del respeto de otros cirujanos que reconocen en él al pionero de la laparoscopía de próstata en México. Para Sánchez Moreno es tan importante ejercer la innovadora técnica quirúrgica, como transmitir sus conocimientos a otros colegas.

Esta función que asume como maestro de las nuevas generaciones es una manera de honrar a sus mentores catalanes, los doctores Antonio Puigvert y Francisco Solé Balcells, quienes guiaron sus cinco años de estudios en Barcelona, y a otros colegas.

El urólogo mexicano atesora en moldes de yeso las manos de eminentes especialistas de laparoscopía que lo han visitado: Richard Gaston (Francia), Flavio Santinelli (Argentina), Mirandolino Mariano (Brasil), Octavio Castillo (Chile), Antonio Rosales (Cataluña), y René Sotelo (Venezuela). Las suyas, más pequeñas pero no menos hábiles, hacen contrapunto en otra pared.  

Mientras en Estados Unidos y en Europa la mayoría de las cirugías de próstata se hacen actualmente por laparoscopía, no sucede lo mismo en México, donde la Sociedad Mexicana de Urología se caracteriza por ser muy conservadora frente a los conceptos modernos. "Los urólogos mexicanos viven bien con lo que aprendieron 20 años antes, no hacen un esfuerzo para aprender nuevas técnicas", dice Sánchez.

En un mundo donde la práctica de la medicina se ha convertido en un negocio lucrativo, alentado por compañías privadas de seguros y por hospitales que funcionan como hoteles de lujo, el doctor Carlos Sánchez Moreno destaca porque practica la medicina con una convicción y un entusiasmo que contagia a sus pacientes.

"La medicina es para mí un compromiso con el paciente, sin importar su estatus económico y sin discriminación, para ofrecerle lo mejor que existe, tratarlo con la mejor tecnología, con los avances más recientes que conocemos en el mundo", concluye.

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