Reproches por infidelidad, a veces una forma de pedir cariño

Circulo de Oro 2021
/ 24 octubre 2011

Muchas personas consideran las acusaciones y reclamos como un ataque contra la propia persona y empiezan a defenderse de manera automática.

Berlín, Alemania.- Quien engaña a su pareja normalmente se siente culpable, pero es igual de duro ser acusado de infidelidad cuando no es el caso. Pese a ello, muchas veces ocurre. "Tú me engañas" o "no soy lo suficientemente bueno/a para ti" son frases que se dicen, aunque a menudo solo para reclamar cariño. Por eso, la reacción de la pareja es fundamental.

Cuando una persona tiene este comportamiento destructivo, los expertos creen que se produce el fenómeno denominado "profecía autocumplida". "La gente acusa a otros de haber hecho algo que al final se produce", señala Karsten Noack.

Por ejemplo, quien acusa a su pareja de querer terminar la relación, a menudo es abandonado, añade este especialista en técnicas de comunicación de Berlín. "Los afectados se sienten entonces confirmados en sus percepciones. Y lo que ha ocurrido es que la pareja se harta de las acusaciones y por eso acaba con la relación", afirma Noack.

También una falsa infidelidad puede volverse realidad. "Cuando se acusa a alguien constantemente de algo que no ha hecho, siente que ya ha sido castigado. Entonces por qué no hacerlo", añade.

Cuando uno muestra siempre desconfianza hacia una persona, no se saca lo mejor de esta última. "En cambio, a quien se le muestra confianza, quiere ser digno de ella", según Noack.

La terapeuta de pareja Gabriele Leipold recomienda a los afectados pensar ante esas situaciones si no han hecho algo para provocar a la pareja. "A veces uno se comporta de forma rara o hiere al otro sin darse cuenta".

En ese caso, se le puede pedir a la pareja decir algo de inmediato si la situación se repite. "A menudo, a los afectados les falta confianza en sí mismos. Con las acusaciones quieren obtener cariño, comprensión o seguridad", opina Leipold.

La cuestión es qué está dispuesto a hacer el otro en estas circunstancias. Quien es presionado todo el tiempo acaba llegando a un límite, asegura Karsten Noack.

Muchas personas consideran las acusaciones y reclamos como un ataque contra la propia persona y empiezan a defenderse de manera automática. Una táctica en general inútil, en opinión de Gabriele Leipold: "Cuando alguien, por las razonas que sean, ya no tiene confianza y se aferra a su propia percepción de la realidad, no está abierto a escuchar argumentos".

Es mejor por eso dejarle en claro al otro cuán hirientes son sus comentarios. "La expresión del propio sufrimiento le llega más a la pareja que las explicaciones", según Leipold. "Hablar de sí mismo puede ayudar además al otro a dejar a un lado sus descortesías", agrega el experto en comunicación Rudi Rhode.

Karsten Noack recomienda reaccionar con benevolencia y con un guiño. Así, frases como "dime exactamente qué necesitas" o "¿por qué no me dices que lo que quieres es que te abrace?" suelen desarmar la cólera del otro.

"Lo importante en esos casos es realmente mostrar afecto y abrazar al otro. De esa forma se rompe el círculo vicioso de acusación y defensa que de otro modo se instala".

Tapar el problema no es la solución, pero tampoco hablarlo una y otra vez, cree Noack. Por eso es fundamental saber qué quiere conseguir el otro con su comportamiento.

"Muchos creen que el compañero se calma en cuanto uno no hace caso a sus acusaciones, y es al revés", dice Gabriele Leipold. Porque entonces la pareja ve confirmados sus reproches y seguirá insistiendo hasta que el otro reaccione.

A su vez, la persona que hace las acusaciones suele tener un problema de autoestima que sería bueno tratar con ayuda de un psicólogo o terapeuta. El motivo de ello pueden ser experiencias negativas en el pasado. "Por ejemplo pueden haber perdido a uno de sus padres muy pronto o han sido engañados en anteriores relaciones", indica Gabriele Leipold.

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