Los niños de la madre Teresa: todos encuentran su sitio
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La madre Teresa inauguró el orfanato "Shishu Bhavan" a mediados de los años 50, poco después de la fundación de su orden.
Calcuta, India.- La pequeña Sonal está emocionada. Mañana vendrán a buscarla sus padres adoptivos. Esta niña de seis años comenzará entonces una nueva vida en Suiza, lejos de sus amigos en "Shishu Bhavan", el orfanato de las Misioneras de la Caridad en Calcuta.
Sonal conoció a sus nuevos padres hace unas semanas. En una foto pegada a la pared de su habitación, junto a muchas otras, los tres sonríen a la cámara.
El trabajo de la orden creada por la madre Teresa de Calcuta se asocia generalmente con el cuidado de enfermos terminales. Pero también los niños fueron siempre objeto de su atención.
"Cuando la madre Teresa comenzó a visitar los barrios marginales de Calcuta, vio niños por todas partes", cuenta la hermana Andrea, de 71 años. "Niños desatendidos por sus padres, abandonados o expulsados, también enfermos y discapacitidos". Los primeros protegidos de las monjas fueron tres hermanos acogidos en el centro de enfermos terminales de la orden.
La madre Teresa inauguró el orfanato "Shishu Bhavan" a mediados de los años 50, poco después de la fundación de su orden. En principio se trató de una "casa para lisiados y niños no deseados", recuerda la hermana Andrea. "Ahora ya no usamos esos términos, pero el trabajo sigue siendo el mismo".
En una parte de las instalaciones, que fueron constantemente ampliadas a lo largo de los años, reciben cuidado niños desnutridos. En el piso superior, las monjas y voluntarios de todo el mundo se ocupan de niños discapacitados física y mentalmente. Además de atención, los pequeños reciben también tratamiento médico, incluyendo fisioterapia.
Existen además habitaciones para embarazadas que no podrán conservar a sus bebés. "Después de que las mujeres dan a luz en alguno de los hospitales con los que cooperamos, los niños vuelven a nosotros", dice la hermana Andrea. "Poco después comienza el proceso de adopción".
Muchos de estos niños viven más tarde junto a los huérfanos en el otro sector de "Shishu Bhavan". Unos 150 niños y niñas habitan dos plantas, arriba los pequeños de hasta dos años, y debajo los mayores. Además del juego y la diversión, los mayores reciben una estricta educación. "Entre otras cosas, les enseñamos modales en la mesa y a prestar atención en clase", explica la hermana Jeanne d'Arc. "Porque queremos que más tarde se integren sin problemas al mundo de afuera".
Gracias a sus contactos, la orden puede encontrar una casa para la mayoría de los niños. "Primero buscamos padres adoptivos en Calcuta y sus alrededores, luego en el extranjero", dice. Sobre todo las hermanas y los pequeños con discapacidades leves no encuentran lugar en la India.
La última decisión sobre la adopción está en manos de un tribunal que pregunta a los niños si efectivamente desean ser adoptados. "Nadie es obligado, porque el bienestar de los niños es la máxima prioridad", afirma Jeanne d'Arc. La orden se encarga en principio de los que quieren quedarse. Más tarde reciben una formación profesional o algún tipo de capacitación. "Encontramos sitio para todos".