Un paseo por el barrio universitario en 1910

Círculo
/ 22 septiembre 2015

    "Las ideas del liberalismo y de la educación como un medio para alcanzar la superación, impulsadas desde tiempo atrás por gente como Justo Sierra, Manuel Payno e Ignacio Ramírez, fueron nodales en la construcción de la Universidad Nacional de México.

    México, D.F..- Hace un siglo -el 22 de septiembre de 1910- se inauguró la Universidad Nacional de México como parte de los festejos del Centenario del inicio de la lucha por la Independencia.

    Cinco meses antes, el 26 de abril, el proyecto para crear esta institución de educación superior -presentado por el secretario de Instrucción Pública y Bellas Artes, Justo Sierra, con el apoyo del presidente Porfirio Díaz- había recibido la aprobación de la Cámara de Diputados.

    "Las ideas del liberalismo y de la educación como un medio para alcanzar la superación, impulsadas desde tiempo atrás por gente como Justo Sierra, Manuel Payno e Ignacio Ramírez, fueron nodales en la construcción de la Universidad Nacional de México. La aparición de la obra México a través de los siglos constituyó un respaldo a estas ideas", dice Carlos Martínez Assad, investigador del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM que coordina conjuntamente con Alicia Ziccardi, investigadora del mismo instituto y actual directora del Programa Universitario de Estudios sobre la Ciudad (PUEC) de la UNAM, el proyecto 1910: La creación de la Universidad Nacional de México y el Barrio Universitario (en éste participan también Lourdes Alvarado, Guillermo Boils, Estela Morales y Mónica Toussaint, coautores del libro colectivo que aparecerá pronto).

    En el primer cuadro

    El acto inaugural de la Universidad Nacional de México tuvo lugar en el Anfiteatro de la Escuela Nacional Preparatoria, lo que simbolizó el vínculo entre la naciente universidad y el barrio al que pertenecía. De allí, los catedráticos y los representantes de las universidades extranjeras que apadrinaron la nueva universidad, junto con el gabinete presidencial, partieron a mediodía en una "procesión" por el centro hasta llegar al actual Palacio de la Autonomía, donde se instaló el rectorado.

    La Universidad Nacional de México, de acuerdo con el artículo 2º de la Ley Orgánica de 1910, quedó constituida por las escuelas nacionales Preparatoria, de Jurisprudencia, de Medicina, de Ingenieros, de Bellas Artes (donde se enseñaba, asimismo, arquitectura) y de Altos Estudios.

    En ese artículo se establecía también que el gobierno federal podría poner otros institutos superiores bajo el mando de la Universidad Nacional de México, o bien que ésta podría fundarlos.

    En este contexto se puede vislumbrar el nacimiento del barrio universitario, un territorio en el que transcurría la vida académica y recreativa de alumnos y profesores de la preparatoria y de las diferentes escuelas superiores, así como de intelectuales, escritores y artistas.

    "Puede decirse que en 1881, cuando Justo Sierra expuso por primera vez sus ideas sobre la creación de una universidad que debía integrar las escuelas dispersas, todas localizadas en el centro de la ciudad, la idea de barrio universitario ya se estaba configurando", indica Martínez Assad.

    "En el primer cuadro de la ciudad, donde se ubicaba el barrio universitario, vivía el núcleo poblacional más importante de la ciudad de México. En esa zona enclavada en el centro de la ciudad, en su municipalidad, había librerías y bibliotecas, así como cines, teatros, clubes, bares, restaurantes, billares y cantinas. Lo que estamos investigando es dónde y quiénes vivían en ella y en qué actividades trabajaban; además, intentamos recuperar el ambiente cultural, económico y social, el entorno en el que se desarrollaban las actividades académicas de las escuelas superiores que, a partir de 1910, pasaron a formar parte de la naciente universidad", comenta Ziccardi.

    Una sociedad en movimiento

    En los primeros años del siglo XX había, junto a los grandes promotores de la universidad como Justo Sierra, un movimiento social muy fuerte que defendía la necesidad de impartir más educación en México y núcleos intelectuales que intentaban interpretar los profundos cambios que experimentaba entonces la sociedad.

    "Un ejemplo que yo pongo como un antecedente de la Universidad Nacional de México es la Sociedad de Conferencias, que se estableció en 1906-7 y que daría origen al Ateneo de la Juventud, fundado el 28 de octubre de 1909. Además, entre sus jóvenes miembros estaban aquellos que publicaron las revistas culturales más importantes del momento. A principios de 1906, Alfonso Cravioto y Luis Castillo Ledón fundaron la revista Savia Moderna. Y hubo la intención de volver a publicar la Revista Azul, de Manuel Gutiérrez Nájera, que había tenido mucho éxito en el ámbito de las ideas", apunta Martínez Assad.

    Todo esto habla de que hubo un florecimiento de las ideas, la intención de discutir México, hacia dónde iba. No se puede olvidar, por otra parte, que ya estaba surgiendo la oposición a Díaz, articulada claramente por el reyismo, por el movimiento que apoyaba al general Bernardo Reyes, quien comenzó a cobrar fuerza.

    Después que el militar y político regiomontano renunció a la candidatura a la vicepresidencia, algunos estudiantes inicialmente reyistas se sumaron poco a poco al maderismo, de tal modo que muchos estudiantes participaron en ese movimiento.

    "Uno de los que fueron estudiantes y luego apoyaron a Madero fue Martín Luis Guzmán", confirma Martínez Assad.

    Ahora bien, la mayoría de la población estudiantil aún no estaba tan politizada como lo estaría a partir de 1929, cuando se logró la autonomía universitaria. Aunque en ese momento se hablaba de antireeleccionismo y de "no más Díaz", sólo algunos estudiantes se interesaban en discutir la situación nacional, como ocurrió en el Primer Congreso Nacional de Estudiantes.

    La presencia estudiantil

    En septiembre de 1910 se realizó el Primer Congreso Nacional de Estudiantes, organizado por los alumnos de la Escuela Nacional de Medicina, con la participación de representantes de todas las universidades del país y la presencia de Díaz como invitado especial.

    Algunas escuelas presentes fueron la Nacional de Agricultura, la Nacional de Medicina, la Nacional de Medicina Homeopática, la Nacional de Jurisprudencia, la Nacional Preparatoria, la de Artes y Oficios, la de Bellas Artes, la de Comercio, las Normales de profesores y de profesoras, y el Conservatorio Nacional de Música.

    "Unos autores opinan que este congreso fue organizado por los mismos estudiantes, mientras que otros señalan que se enmarcó en el mismo proyecto de creación de la universidad (incluso se afirma que Justo Sierra fue quien lo promovió), y que el apoyo que les otorgó el gobierno a los estudiantes para su realización pretendía abrir un cauce en momentos en que surgían diferentes críticas contra el régimen", explica Ziccardi.

    "Los estudiantes, entonces, no reclamaban su autonomía como lo harían años después", dice Martínez Assad.

    Las fiestas del Centenario de la Independencia

    En 1910, las fiestas del Centenario de la Independencia constituyeron una oportunidad para que, a pesar de los conflictos obreros, el descontento social y la pobreza en la que vivían las grandes mayorías, el mundo viera que México era un país moderno, con el mejor ferrocarril de América Latina, tranvías eléctricos y una gran cantidad de salas de cine en el centro de la capital, por nombrar sólo algunos elementos de dicha modernidad.

    El centro de la ciudad de México, el principal escenario de la vida económica, política y social, mostraba en esos días a la sociedad mexicana y a las delegaciones de extranjeros que llegaron unas calles transformadas con importantes obras y edificios públicos con fachadas bellamente adornadas.

    "Numerosas familias acudían a ver los desfiles y participaban en las actividades recreativas organizadas por el gobierno. También los estudiantes de las distintas escuelas de la naciente universidad realizaron `gallos' en las calles céntricas, mientras que los ricos organizaron una kermés en La Alameda, en la que obsequiaron ropa, dulces y juguetes a las familias pobres, tal como se puede leer en los periódicos de la época" afirma Ziccardi.

    Incluso se decretó que durante septiembre no habría clases, para que toda la gente pudiera asistir a esas fiestas.


    Funciones de ópera en el Teatro Arbeu

    En 1910, los estudiantes solicitaron a los administradores del Teatro Arbeu (hoy convertido en la Biblioteca Lerdo de Tejada, en la calle de República de El Salvador casi esquina con Isabel La Católica) que les dieran una tarifa especial para tener la oportunidad de asistir a las funciones de ópera, según lo registra el periódico El Imparcial.

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