Alcanza el kibutz los 100 años, su socialismo no

Círculo
/ 22 septiembre 2015

El kibutz Degania Aleph se convirtió el 29 de octubre de 1910 en padre de este movimiento, diferente a los "kolhoz" soviéticos en que la propiedad de la tierra era conjunta, basado en un colectivismo estricto que invadía los rincones más íntimos de la vida privada, pero que en pocos años se extendió por toda la geografía de la antigua Palestina.

Degania Aleph, Israel.- "De cada uno según su capacidad, a cada uno según su necesidad". Con este ideal marxista llegaron a Israel cientos de inmigrantes judíos y crearon el primer kibutz en 1910. Trabajaban la tierra, rendían el fruto de su trabajo a la comunidad, se sentaban a comer en torno a una misma mesa y en algunos casos hasta entregaban a sus hijos a la comunidad. Un concepto que cumple ahora 100 años y que sobrevive en Israel a pesar de que la ciudad, la privatización y el capitalismo le han ganado la batalla en las últimas décadas.

El kibutz Degania Aleph se convirtió el 29 de octubre de 1910 en padre de este movimiento, diferente a los "kolhoz" soviéticos en que la propiedad de la tierra era conjunta, basado en un colectivismo estricto que invadía los rincones más íntimos de la vida privada, pero que en pocos años se extendió por toda la geografía de  la antigua Palestina.

El secreto de su éxito era un modo de vida que combinaba a la perfección la sencillez de la vida rural con la placentera vida en comunidad que los judíos recién llegados, la mayoría rusos y gallegos. "Querían crear un nuevo hombre, un judío diferente y alejado de la imagen del judío humillado. Querían un hombre fuerte, que trabaja su propia tierra en la Tierra Santa".

Cien años después, este romántico ideal de vida lucha por sobrevivir a la avanzada y hedonista sociedad israelí que, orgullosa todavía de ser "kibutznik", se aleja inevitablemente de la idea original.

"Echo de menos la simplicidad de los largos paseos, la ropa arrugada color caqui. Los corrales, los establos, los graneros. Los jardines del Kibutz Ashdot, las bananeras del Degania, los dátiles del Kineret y los campos verdes de cereales y huertos", afirmó el propio presidente israelí Shimon Peres en una ceremonia del aniversario de Degania describiendo con nostalgia los colores y olores de una infancia marcada por el ideal socialista.

"Conforme pasa el tiempo, la sociedad israelí se distancia de la visión de los fundadores y pioneros", se lamenta también la generación de israelíes que nació y se crió dentro del kibutz.

Su modo de vida se acabó rindiendo a los pies del capitalismo y de la privatización en la década de los 90: las necesidades individuales o familiares empezaron a estar por encima de las de la comunidad, la política de puertas abiertas y la idea de compartir el sueldo quedaron casi en un mito, y hoy un tercio de los israelíes que vive en un kibutz -1 de cada 30- trabaja en el mercado libre.

En el caso de Degania, el proceso de privatización llegó oficialmente en 2007 con el establecimiento de salarios diferenciales que otorgan más propiedades y beneficios a quienes más trabajo o sueldo aportan a la comunidad, existiendo diferencias del 25 por ciento entre los mayores y menores contribuyentes. Un proceso que después ha sido imitado en otros kibutz.

El cambio ha afectado también, y quizás en este caso en beneficio de la familia, a uno de los principios más controvertidos de la vida de los "kibutznik": la separación de los niños de sus padres. En un inicio visto como el formato ideal para que los padres contribuyesen de forma más eficiente al "sueño" socialista y de que los niños creciesen con una serie de valores comunes, esta obligación ha acabado siendo rechazada en todos los kibutz.

¿Qué queda entonces hoy de todo ese proyecto? En primer lugar no se puede hablar de la muerte del kibutz puesto que la mayoría de los construidos a lo largo de todo Israel permanecen con vida de una u otra forma, y en segundo, los israelíes comparten la idea de que este concepto fue clave para el éxito del sueño sionista ya que tras el Holocausto los kibutz absorbieron a gran parte de los supervivientes judíos que huían a Palestina, muchos de los cuales lucharon después en la guerra contra los árabes de 1948.

Aunque la idea del kibutz atraviese hoy una profunda transformación, sin ellos la historia y el presente de Israel hubiesen sido muy diferentes.

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