Alí Chumacero, poesía multipremiada

Círculo
/ 22 septiembre 2015

Su obra fue distinguida con varios premios, entre los que destacan el Xavier Villaurrutia (1984), el Nacional de Lingüística y Literatura (1987), el Alfonso Reyes (1987), el Nezahualcóyotl (2002), y la Medalla Belisario Domínguez otorgada por el Senado de la República (1996).

México, D.F..- Alí Chumacero Lora, destacado autor, falleció la noche del viernes 22 de octubre en el Distrito Federal.

Nacido en Acaponeta, Nayarit, el 9 de julio de 1918, condensó su obra poética en tres libros: Páramo de sueños (1944), Imágenes desterradas (1948) y Palabras en reposo (1956), títulos que lo situaron como uno de los poetas más importantes de México.

Asimismo, en 1987 el Fondo de Cultura Económica (FCE) publicó, en la colección Letras Mexicanas, una "recopilación de las reseñas y los ensayos literarios de Chumacero", como la describió el antologador Miguel Angel Flores: Los momentos críticos.

Junto con José Luis Martínez, Leopoldo Zea y Jorge González Durán fundó, en 1940, la revista Tierra Nueva. Colaboró en Letras de México (1937 a 1947) y fue redactor de El hijo pródigo (1943 a 1946), del suplemento "México en la cultura" -del periódico Novedades- y de "La cultura en México" -Revista Siempre. Desde 1964 era miembro de la Academia Mexicana de la Lengua. En el FCE colaboró como editor, redactor, corrector y asesor.

A su conocimiento del arte y el oficio de la edición se deben las ediciones de un sinnúmero de títulos del Fondo, en particular muchos de los volúmenes emblemáticos de la colección Letras Mexicanas, como las obras de Villaurrutia y la poesía de Novo.

Su obra fue distinguida con varios premios, entre los que destacan el Xavier Villaurrutia (1984), el Nacional de Lingüística y Literatura (1987), el Alfonso Reyes (1987), el Nezahualcóyotl (2002), y la Medalla Belisario Domínguez otorgada por el Senado de la República (1996).

En cuanto a la brevedad de su obra, Christopher Domínguez Michael ha señalado que "el silencio de Chumacero se ha escuchado con más fuerza que muchísimos de los versos que se han publicado a lo largo de los años en que dieron a conocer sus libros y pocas personas como él han estado tan presentes en la historia editorial y en la vida íntima de la literatura nacional".

La importancia de este silencio fue exaltada por el mismo Chumacero durante el discurso de recepción del Premio Nacional de Lingüística y Literatura (11 de diciembre de 1987): "Crear algo que nos sobreviva es una preocupación por dejar una huella, un signo, una señal, grabados en la frágil lámina del tiempo: aspiración impulsada por la inteligencia, la lucidez, la imaginación y, también, por la oportuna sinfonía del silencio".

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