La crianza correcta

Círculo
/ 22 septiembre 2015

Su madre tenía razón: nuevas evidencias indican que hacer las cosas correctas puede preparar el camino para una vida larga y feliz

México, DF. Todos queremos que las personas alrededor de nosotros sean amables, razonables y justas. Queremos que cumplan sus promesas, que digan la verdad y eviten traicionarnos.

Más aún, las religiones dicen que portarse bien es saludable para el cuerpo y también para el espíritu. La clave aquí es que vivir con actitudes negativas es malo para usted.

Las actitudes negativas crean estrés, y el estrés tiene un impacto nocivo en la salud psicológica, física y fisiológica.

Vivir con demasiado estrés, es como llevar una vida de perro: usted envejece siete veces más rápido.

Por lo tanto, si trata de alejar el estrés tendrá una vida más larga. Hace años, un grupo de epidemiólogos quiso investigar por qué algunas personas eran menos saludables que otras. Encontraron que el factor más importante tenía que ver con las relaciones humanas. Y que entre más justa e igualitaria es una sociedad, más saludable es la gente que vive en ella.

Las sociedades en las que existe mucha injusticia y marcada diferencia de estatus, las personas que viven en ellas tienen una vida más corta que aquellas en las cuales la gente puede esperar una existencia justa e igualitaria.

¿Por qué? Probablemente porque cuando la gente cree que los demás viven bajo las mismas reglas, se siente menos estresada.

La religión lo avala Durante siglos, las religiones han enseñado que la mejor manera de recibir justicia y bondad es siendo buenos y justos. Y la mayoría de los expertos se inclina a pensar que la gente buena, amable y justa, es físicamente más atractiva y agradable.

Si usted es una persona honesta, probablemente no anda presagiando tormentas ni maldades mientras va por el mundo. De hecho, antes de que usted piense en ayudar a una anciana a cruzar la calle, sus niveles de estrés posiblemente estén mucho más bajos que los de aquellos individuos a quienes no les importaría ayudar a la anciana a cruzar un bulevar.

Hay evidencia de que ser bueno sea saludable. Un estudio de Harvard que le dio seguimiento a un grupo de egresados de esa universidad, encontró que los que vivían más compartían un rasgo muy claro: eran los más generosos y amables del grupo. Y a lo largo de las décadas, ese fue el grupo que menos se enfermó.

Cuando usted se propone comportarse con justicia, con bondad, amabilidad y verdad, no le queda tiempo para la oscuridad, la ira ni las emociones negativas. La conclusión de estos estudios ha sido tan convincente que ha llevado a muchos médicos y psicólogos a darle a sus pacientes una receta muy simple y efectiva: "es bueno ser bueno".

Los estados negativos dejan rabia, sospecha, tristeza, envidia y la sensación de no valer nada.

Los buenos ejemplos

Los niños siempre tienen un ojo en papá y otro en mamá. ¿De quién seguirán el ejemplo?

La crianza
correcta Su madre tenía razón: nuevas evidencias indican que hacer las cosas correctas puede preparar el camino para una vida larga y feliz La moral es una especie de software que los niños descargan de los adultos a sus vidas; pero en este tipo de `sistema operativo' usted debe asegurarse de que sus vástagos reciban los mensajes libres de virus.

¿La mejor manera de lograrlo?

incúlqueles el sentido de lo que es correcto y lo que es erróneo. Enséñeles a entender la empatía, la decencia y la igualdad.

Le daremos siete maneras de lograr que consiga esos objetivos.

1. Primero forme el vínculo

Si usted quiere que sus niños compartan sus valores, escúchelos y aliéntelos. Los infantes y adolescentes que se sienten amados y conectados a sus padres, tienen menor incidencia de angustia emocional, menos probabilidad de inclinarse hacia las drogas y el alcohol, y menos tendencia a la violencia y el suicidio.

2. Póngales la muestra

Los niños hacen lo que usted hace. Por eso debe tener cuidado con su forma de ser. Si quiere que sus hijos actúen con sensatez e integridad, debe poner el ejemplo. Si les dice que no deben tomar lo ajeno y usted tiene un sistema satelital pirata, el mandamiento tiene menos impacto. Si les dice que sean amables con otros pero usted es rudo con su esposa, hay posibilidades de que ellos sean también rudos con los demás.

3. No castigue, enséñeles

Cuando su niño hace un desorden, su enojo no borra el evento; esto sólo pondrá otro impacto negativo encima de todo. Mejor trate de ver qué puede aprender el niño de lo sucedido.

Aproveche cualquier oportunidad para enseñar algo a sus hijos, ya sea que suceda en la casa o que lo vea en el periódico o en la `tele'. Dedique un poco de tiempo para comentar sobre los temas importantes de la semana.

4. Escriba sus mandamientos

Es muy útil para los padres establecer reglas y pegarlas en lugares visibles de la casa, tales como `Di siempre la verdad' o `Trata a los demás con respeto'. Y siga usted mismo las normas. Si los niños respetan las reglas, reconózcalo y muéstreles su aprecio. Si las rompen, disciplínelos con amor, no con enojo.

5. Edite la lista de amigos

Los niños también imitan lo que hacen sus amigos; por ejemplo, si ellos se brincan algunas clases, sus hijos harán lo mismo. Conozca a los amigos de sus hijos y actúe al respecto (organice eventos donde pueda conocer a los amigos de sus hijos).

6. Cuide su cerebro

La salud del cerebro determina cómo pensamos y actuamos. Dígale a sus niños que se protejan de lesiones en la cabeza, edúquelos sobre el abuso de las drogas y el alcohol, y ayúdelos si tienen problemas de conducta o de carácter.

7. Incúlqueles este hábito

Ya sea que estudien a los jóvenes o a los adultos, los investigadores están descubriendo que las personas activas son más felices que las sedentarias -y menos proclives a la depresión y al suicidio.

El ejercicio no solo aleja todos los males, ssino que mejora la lucidez y el rendimiento intelectual.

En un estudio que llevó a cabo el psicólogo Charles Emery, de la Universidad del Estado de Ohio, se analizó la capacidad de un grupo de niños para mencionar palabras que empezaran con una letra en particular.

Antes de la prueba, el grupo fue dividido en dos, uno de ellos no se ejercitó y al otro se le indicó un programa de ejercicios supervisados, durante 10 semanas. El resultado: los que se ejercitaron crearon más palabras.

Cuando las personas sedentarias empiezan a llevar una vida activa, tienen un mejor rendimiento en las pruebas de función ejecutiva y en la capacidad de concentrarse en actividades importantes.

El ejercicio funciona porque además de activar la circulación sanguínea, incrementa la producción de los neurotransmisores que mejoran el ánimo, tales como la dopamina y la serotonina.

Enséñeles a sus hijos que el secreto consiste en elegir una actividad cómoda y practicarla de por vida. Lo único que se puede perder son las penas, la confusión mental y algunos kilos de más.

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