La tristeza no es tan mala como la pintan
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El psicólogo de la UNAM dice que "la felicidad no siempre es una buena señal"
Benjamín Domínguez, de la Facultad de Psicología de la UNAM, sostuvo que "en una sociedad que dice que la felicidad es el máximo bien, no extraña que la tristeza haya sido uno de los sentimientos más desacreditados, pese a que se trata de una de las emociones más útiles.
"Tristes nos encontramos en condiciones óptimas para realizar balances, evaluar qué hemos hecho bien y en qué hemos fallado, algo que, por un lado, hacen los individuos mejor adaptados, y por el otro, resulta casi imposible para las personas felices", añadió.
En el libro La comunicación de las emociones en los animales y en el hombre, Darwin advertía que los sentimientos juegan un papel importante en la evolución. "De hecho, la felicidad no siempre es una buena señal", expuso Domínguez, quien trabaja con enfermos con cáncer terminal en el Hospital 20 de Noviembre. "Si uno de ellos no manifiesta tristeza, tenemos un indicador adverso.
El experto comentó que la negativa a recibir ayuda por parte de pacientes terminales satisfechos con su condición es más frecuente de lo que se pensaría, "y en esos casos, la tristeza nos resultaría útil, porque al estar ligada a la insatisfacción, el individuo promueve cambios".
El engaño de que todo está bien
"La tristeza funciona como el dolor que produce una piedra en el zapato, nos avisa de algo que está mal; si ignoramos esa alerta el pie puede lastimarse, herirse y conducir a una situación incapacitante", indicó el profesor.
A esto se le llama hacer balances, evaluar la situación actual y tomar medidas para mejorarla, algo que no hace una persona feliz. "Es parecido a lo que pasa con alguien que consume drogas sintéticas; se le puede explicar que eso daña su cuerpo, pero por estar en un estado de euforia artificial puede llegar a pensar, ¿por qué he de estar mal si esto se siente tan bien?".
La tristeza puede ser benéfica, el problema es que se encuentra satanizada por esta sociedad capitalista que privilegia los aspectos materiales y luego nos vende la idea de que eso es la felicidad, argumentó el académico.
"Cada vez nos dan menos oportunidad de estar tristes, si eso ocurre, nos dicen que es depresión. También es más frecuente que madres, al ver a sus hijos con ánimos bajos, los envíen con un especialista para que éste les prescriba un fármaco".
Los psiquiatras Allan Horowitz y Jerome Wakefield, tras analizar datos de la OMS que indican que las personas deprimidas se han incrementado, señalaron que "la psiquiatría ha, inadvertidamente, caracterizado el sufrimiento normal como si fuera una enfermedad".
La diferencia entre tristeza y depresión quizá la tenga el biólogo Lewis Wolpert, quien en La tristeza maligna, señala: "La depresión es lo que pasa cuando los sentimientos normales de tristeza se vuelven patológicos, de la misma manera que el cáncer aparece cuando el proceso normal de crecimiento de nuestras células se descontrola".
Aunque es deseable dar espacio a la tristeza, hay que estar atentos de no cruzar el límite, "porque eso sí representa un problema", concluyó el profesor Domínguez.