Madres altas tienen hijos más saludables

Círculo
/ 22 septiembre 2015

Al menos eso sucedería en los países en desarrollo, donde las madres más altas tienden a tener hijos más saludables y menos propensos a morir en la infancia, tener bajo peso o problemas de crecimiento, según un estudio

Al mismo tiempo, la alimentación saludable en la adolescencia y el retraso del matrimonio y la maternidad darían como resultado adultas más altas.

"Es la primera vez que vemos un efecto de la salud materna, según la altura, en la niñez de sus hijos", dijo S. V. Subramanian, de Harvard School of Public Health. El equipo de Subramanian analizó datos de salud de 54 países en desarrollo del período 1991-2008 para un total de casi 3 millones de nacimientos de más de tres cuartos de millón de mujeres de entre 15 y 49 años.

A las mujeres se les dividió en categorías de altura, entre menos de 1,49 y más de 1,60 metros. Casi el 12% de los niños murió antes de los 5 años. El equipo halló que con una menor altura, el riesgo de que un niño muriera aumentaba "significativamente". Los hijos de las mujeres más bajas tenían un 40% más riesgo de morir en la infancia que los hijos de las mujeres más altas. Estos niños tenían una posibilidad en 14 de morir, mientras que los hijos de las mujeres más bajas tenían una posibilidad en 7 de morir.

Las diferencias fueron aún mayores al analizar los problemas de crecimiento. Cuanto menor era la categoría de altura de la madre, "significativamente más alto" era el riesgo de que su hijo tuviera bajo peso o problemas del desarrollo. La altura materna fue "el factor más importante" para determinar el riesgo de sufrir problemas de crecimiento: influyó dos veces más que la educación materna y 1,5 veces más que el ingreso.

Es desconocido si los resultados son aplicables a las naciones más ricas, pero Subramanian lo descartó debido al entorno tan distinto en el que nacen los niños en los países desarrollados. Aun así, "hay poblaciones marginales (con altas tasas de subnutrición materna e infantil) en los países desarrollados a las que se aplicarían estos resultados/asociaciones", dijo a Reuters Health el doctor Parul Christian, de Johns Hopkins Bloomberg School of Public Health, que no participó en el estudio.

En Journal of the American Medical Association, el equipo de Harvard indicó que los datos sugieren que lo adquirido afecta lo innato de una generación a otra. "Es el primer estudio que demuestra un pasaje intergeneracional de una ventaja en la salud física", dijo Subramanian.

Dado que la altura en la edad adulta "refleja el entorno nutricional estresante de la madre en la infancia", los resultados podrían modificar el diseño y el objetivo de los programas nutricionales.

"Debemos concentrarnos en intervenciones con alcance intergeneracional, lo que ocurre sólo cuando se invierte en los niños, en especial en las niñas de entre 5 y 15 años", dijo Subramanian. En un editorial sobre el estudio, Christian escribió que el estudio destaca "el enorme desafío" y el valor de resolver la subnutrición materna y la baja estatura para contrarrestar la mortalidad y la subnutrición infantil en el mundo en desarrollo.

"Eso podría demorar varias generaciones, pero hay que comenzar en algún momento. La próxima generación será un poco mejor", dijo Christian a Reuters Health.

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