Puerto Rico lucha por proteger al manatí

Círculo
/ 2 octubre 2015

El Centro de Conservación de Manatíes de Puerto Rico una referencia para todo el continente en la lucha por la conservación de estos simpáticos mamíferos.

San Juan, Puerto Rico.- El manatí caribeño es un mamífero marino que habita las costas y las desembocaduras de los ríos que puede llegar a medir más de 3 metros (11 pies) de largo y pesar hasta 500 kilogramos (1,100 libras).

El animal respira a través de sus pulmones y puede permanecer sumergido hasta veinte minutos, aunque por lo general se le puede ver subir a la superficie cada dos o tres minutos.

El manatí es completamente herbívoro y su alimento principal son las hierbas marinas y plantas acuáticas que crecen cerca de la costa o en la desembocadura de los ríos, donde además aprovechan para beber agua dulce, aunque cuando no es posible recurren a la superficie del mar en momentos de fuerte lluvia.

La hembra puede parir una cría cada dos o tres años tras un periodo de gestación de trece meses. En el momento de nacer la cría mide cerca de un metro (tres pies) y pesa unos 30 kilogramos (66 libras) y, durante los dos primeros años, la madre amamanta con leche a su cría.

El manatí es un animal inofensivo, cuyo único depredador es el ser humano. Es una especie en peligro de extinción que las autoridades locales quieren proteger para evitar que pueda desaparecer de Puerto Rico, como lo hizo en su día la foca monje caribeña, que habitaba la costas a la llegada de los colonizadores españoles hace más de 500 años y de la que hoy no quedan vestigios. 

El biólogo Antonio Mignucci-Giannoni dirige el Centro de Conservación de Manatíes (CCMPR), situado en el Municipio de Bayamón, en la isla de Puerto Rico que, durante años, ha asesorado sobre cómo proteger a estos mamíferos marinos, labor a la que suma programas de rescate para cuando los animales quedan varados en las playas, así como de rehabilitación y cuidado veterinario.

PAÍSES LATINOAMERICANOS

El trabajo del CCMPR ha servido para asesorar a otros muchos países de la región que también tienen en sus aguas colonias de manatíes -cuyo nombre científico es Trichechus manatus- como Honduras, Panamá o Venezuela, entre otras naciones en las que no existe infraestructura adecuada para tratar y proteger a esta especie.

Estos animales constituyen la única especie de mamífero marino herbíboro, así como el único, junto a los cetáceos, cuya vida está completamente adaptada al agua.

El asesoramiento por parte de técnicos del centro incluye un trabajo llevado a cabo en Perú, en concreto en el área amazónica de Iquitos, donde se desarrolla un proyecto de rescate de crías de manatíes.

El apoyo del Centro de Conservación de Manatíes de Puerto Rico a países latinoamericanos también ha llegado a Colombia, en concreto a la Fundación Omacha, organización no gubernamental dedicada a la investigación y conservación de recursos naturales.

El Acuario de Santo Domingo de la República Dominicana también se ha beneficiado de su labor e, incluso, lugares tan lejanos como Taiwán o Gabón, donde especialistas del país caribeño han contribuido a la recuperación y tratamiento de estos enormes animales, que suelen pesar entre 300 y 500 kilogramos y pueden vivir hasta los ochenta años.

El centro suele ser el hogar de algunos ejemplares que, tras ser sometidos a un proceso de curación y adaptación, son puestos de nuevo en libertad en todo tipo de ecosistemas, ya que estos animales pueden vivir en agua dulce y salada.

Uno de sus inquilinos más veterano es "Guacara", procedente de Florida (EU), donde fue golpeado en 2008 por una lancha que le causó lesiones en el diafragma y los pulmones.

"Aramaná", rescatado en la localidad puertorriqueña de Dorado, en 2011, donde quedó varado, y "Yuisa", de dos años, también recuperado en Puerto Rico, serán puestos en libertad de forma definitiva una vez superen un proceso de adaptación en unas instalaciones de la Guardia Nacional en Punta Salinas, en la costa norte de la isla.

La Universidad Interamericana y empresas locales contribuyen económicamente a mantener activo el centro, al que acoger un manatí le cuesta en torno a 100.000 dólares  anuales, según sus responsables.

Compañías locales de alimentación aportan también en especie para ayudar a satisfacer las ingentes cantidades de verduras, frutas y vegetales, que cada día engullen estos mamíferos marinos que, al nacer, ya pesan cerca de 30 kilogramos.

UN CENTRO MUY ESPECIALIZADO

El CCMPR, en el que todos los días desde primera hora del día se esmeran por ayudar a los animales estudiantes de la Universidad Interamericana, incluye un laboratorio de investigación científica e instalaciones de mantenimiento y de cuidado veterinario de manatíes en cautiverio y rehabilitación.

También dispone de un área multiusos para recibir y orientar a estudiantes de escuelas 

y universidades con el objetivo de que se pueda observar de primera mano el trabajo de investigación y conservación de estos animales, cuya presencia en el conjunto del planeta se limita básicamente al Caribe, alguna zona amazónica y la zona central de África Occidental.

Cuenta con un estanque de 22,000 litros (5,800 galones) de agua para atender y criar cachorros de manatíes huérfanos, mientras que un segundo estanque de 60,000 litros (16,000 galones) está destinado al tratamiento veterinario de los ejemplares en rehabilitación.

También cuentan con un tercer estanque, de 115,00 litros (31,000 galones), que sirve como hábitat principal para los manatíes ya dados de alta y en preparación para ser liberados.

El centro dispone también de un vivero para el cultivo de plantas acuáticas, frutas y vegetales, complemento para reducir la dependencia de la alimentación que aportan las empresas colaboradoras.

El Centro de Conservación de Manatíes de Puerto Rico es la continuación de la Red Caribeña de Varamiento que Mignucci puso en marcha en la década de los años 90 del pasado siglo.

Los trabajos realizados se llevan a cabo bajo permisos federales de las autoridades estadounidenses y del Estado Libre Asociado de Puerto Rico otorgados, respectivamente, por el Servicio de Pesca y Fauna Silvestre de los Estados Unidos y el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales local.

UNA ESPECIE AMENAZADA.

Los manatíes eran cazados para el consumo de su carne y el uso de su grasa y piel desde la antigüedad, aunque la presión a la que se vieron sometidos durante el siglo XX provocó la entrada en vigor de legislación para protegerlos.

La protección del manatí dio un gran salto tras quedar la especie amparada bajo la Ley Orgánica del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales de Puerto Rico.

El animal en Puerto Rico está protegido también por la Ley de Protección de Mamíferos Marinos de 1972, y de la Ley de Protección de Especies en Peligro de Extinción, de 1973.

Amenazados por la proliferación de embarcaciones de recreo, estos simpáticos animales, que suelen resultar muy atractivos para los niños, son víctimas de colisiones y cortes por hélices que les causan daños e, incluso, la muerte.

El desarrollo urbano excesivo en las costas y la contaminación provocada por la degradación de su hábitat, con el consiguiente deterioro de la calidad de agua, afecta también a su capacidad de sobrevivir.

En la isla caribeña otra de las amenazas es la toxoplasmosis que se transmite, principalmente, a través de los excrementos de los gatos y que terminan en las costas. Se calcula que, solo en 2011, esta enfermedad parasitaria fue la responsable de la muerte de cuatro ejemplares de manatíes en las costas locales.

En Puerto Rico se registra una media cada año de diez manatíes varados en la playas de la isla, aunque se teme que pueden ser muchos más casos de los que, sin embargo, no queda constancia por falta de testigos.

Se calcula que en las costas de la isla viven actualmente cerca de 700 ejemplares de manatíes, muy lejos de la cifra de 3.000, considerada ideal para que no hubiera riesgo alguno de desaparición de la especie.

DESTACADOS:

+++ El manatí es completamente herbívoro y su alimento principal son las hierbas marinas y plantas acuáticas que crecen cerca de la costa o en la desembocadura de los ríos, donde además aprovechan para beber agua dulce.

+++El trabajo del Centro de Conservación de Manatíes (CCMPR) ha servido para asesorar a otros muchos países de la región que también tienen en sus aguas colonias de manatíes,  como Honduras, Panamá, Perú, Colombia, República Dominicana o Venezuela, entre otras naciones.

+++ El CCMPR cuenta con un estanque de agua para atender y criar cachorros de manatíes huérfanos, otro destinado al tratamiento veterinario de los ejemplares en rehabilitación y un tercero que sirve como hábitat principal para los manatíes ya dados de alta y en preparación para ser liberados.

Por Alfonso Rodríguez/EFE-Reportajes

TEMAS

COMENTARIOS