Muy particular los festejos de Día de Muertos en Pomuch, Campeche

Círculo
/ 2 marzo 2016

    Cd. de México.- Una peculiar forma de representar el inicio de una nueva vida feliz, más allá del mundo terrenal, sucede en el pueblo de Pomuch, en Campeche, donde cada año sus habitantes cuidan y limpian las osamentas de sus familiares muertos para las festividades del 1 y 2 de noviembre.

    Rudercinda May limpia cada año los fósiles de su padre, Florencio Panti Tuz, nacido en 1926 y fallecido en 2000, que fueron enterrados durante tres años y después exhumados para colocarlos en mantas blancas, con su nombre bordado a mano.+

    Posteriormente, fueron colocados en cajas de madera dentro de los osarios de cemento, pequeñas construcciones con forma de casa.

    En el camposanto de Pomuch, cuyo espacio es pequeño, la mujer limpia con gran devoción con una brocha los huesos de su difunto padre hasta quitarles el polvo e impurezas adheridos en el último año, al tiempo que sustituye las mantas viejas por unas nuevas.

    Sobre esta tradición casi única en el país, Rudecinda dijo que el cuerpo de su papá se encuentra en el panteón de dicha localidad y "hoy tuve que empeñar mis cosas para venir desde la ciudad de Campeche a limpiar los restos de mi papá, y ahora, después de un año, vengo para platicar con él.

    "No pude comprar flores para mi papá, mi mamá y mi hermano, será hasta el día 2 (de noviembre) que compre un poco, si Dios quiere", comentó con melancolía la mujer.

    Y enfatizó: "traje a mi hija María y a mi hermano para que me ayuden con mi papá y mi mamá".

    Rudercinda, al igual que las demás personas nacidas en Pomuch, tienen como tradición visitar a sus familiares fallecidos, concurren al cementerio cada año, desde niños, cuando sus padres los llevaban a "convivir" con sus familiares muertos y cuidar lo que queda de ellos.

    Desde entonces, entre otras cosas, peinan los cabellos que conservan algunos cráneos y los huesos más pequeños los guardan en bolsas de plástico.

    En el panteón hay mausoleos familiares con cinco o seis cajas de madera que contienen las osamentas y cuando se acerca las celebraciónes de Día de Muertos, los deudos asisten a limpiar y a cuidar los restos de sus "muertitos".

    Esta tradición es una mezcla católica y maya prehispánica, que refuerza la idea del Hanal-pixan o comida para los difuntos que, según quienes la practican, éstos regresan para comerse lo que sus parientes vivos les han preparado.

    Como parte de este ritual, en el pueblo se prepara el tradicional pan de Pomuch para ponerlo en las ofrendas de muertos.

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