`Amo lo que veo'

Círculo
/ 2 marzo 2016

    Las emociones son la materia prima con las quetrabaja Carlos Reygadas, que trajo su luz parailuminar las salas de cine de un cálido pueblo español

    -¿Cómo inicia todo, cómo descubres a la sociedad menonita?-
    "Hace cuatro años hice un viaje a las Barrancas del Cobre en la Sierra Tarahumara, y pasé por accidente a los campos menonitas, al norte de Cuauhtémoc, ya traía una historia de amor en la cabeza, y me di cuenta que era un contexto perfecto para contarla, una sociedad sin clases y sin prejuicios de la belleza física, aspectos que hubieran contaminado el triángulo amoroso.

    "Me presenté con ellos en las tiendas de tractores, en los graneros, en las gasolineras, muchos se asustaron al principio pero luego se acostumbraron a verme".

    -¿Por qué contar una historia de amor?-

    "En mi primer película conté cosas adolescentes como por qué no suicidarse, en la segunda conté cosas sociales, cuestioné por qué es la sociedad tan injusta e incluso quizá la propia naturaleza. En esta película quise hablar de algo más interior, no externo. Aquí quise hablar de un conflicto que a hombres y mujeres nos ocurre y que es tremendo, es la duda. Cuando se siembra la duda dentro del ser humano se envenena el alma, se envenena todo, no quiero dar una lección, pero sí explorar un poco en torno a los sentimientos y hundirme en ese terreno".

    -¿Por qué eliges gente común y no actores?-

    "Pienso que un aspecto esencial es que nuestros sentidos perciban la historia como real, entre menos hagas para destruir esa milagrosa ilusión, es mejor.

    "Si ves una cara conocida como a Nicole Kidman, una vez disfrazada de astronauta, luego de enfermera, luego de Virginia Woolf, está divertido, pero el cine debe ser algo más, algo más puro, ver caras nuevas quizá no te da esa emoción directa, pero creo que es bueno descubrir.

    "A mí lo que me interesa más es el ser humano, con su energía adelante, un poco como la fotografía, que persigue el retrato del individuo mismo, más que la construcción teatral".

    -¿Cómo seleccionas a tus personajes y haces que actúen?-

    "Los actores de la película son menonitas, comúnmente no se dejan sacar ni una fotografía, tradicionalmente rechazan la reproducción gráfica del ser humano, desde que andaba allá conduciendo mi coche sentí un poco de miedo, porque los sembradíos me recordaban mucho la película `Los Hijos del Maíz'.

    "Era sospechoso que anduviera un forastero por ahí, y cuando les empecé a hablar de cine era muy difícil, muchos rechazaron la idea inmediatamente. Pero al final, casi tras tres años de búsqueda y viajes a la zona, fui encontrando a quienes salen en la cinta.

    "A la gente que participa en la película le pareció muy importante que fuese un documento de su cultura, de su propia lengua, de ellos mismos, de sus campos, de su religión".

    -¿Qué tipo de emociones tienen que tener para interpretar a tus personajes?-

    "Es un procedimiento muy intuitivo, no puedo decirte ni una sola línea externa, requisito a, b, o c, es más bien una sensación visual, siempre tengo un pequeño diálogo, yo siento la energía, es algo que no puedes explicar... A veces sí me he equivocado, en `Japón' tuve que cambiar de personaje".

    -¿Cómo los convences de hacer escenas que son fuertes para su religión?-

    "Les hablé en términos bíblicos, les hablé del hijo pródigo. Te tengo que decir que su educación prácticamente se basa en la Biblia, entonces es el lenguaje que más entienden. Les conté cómo el hijo pródigo se va a la prostitución, al alcohol y luego vuelve, tiene una segunda oportunidad, y se endereza.

    "Ellos entendieron que aunque hubiera pecados dentro de la película, podía haber una lectura de amor. Fueron muy valientes por las escenas de sexo, porque no es fácil a los ojos de la comunidad".

    -¿El ritmo, que transcurre despacio en tu película, tiene que ver con la sociedad menonita?-

    "La verdad no, simplemente es porque así es como yo la siento, para mí cortar antes es no llegar al punto culminante.

    "Estamos acostumbrados a un cine narrativo, que te hace entender el concepto y avanzas, pero a mí me interesa más que las cosas se puedan transformar un poco después de un rato de verlas, y no sólo sean un concepto platónico, sino una percepción como cuando eres un niño y observas, así se transforma en sentimientos, y eso me interesa.

    "A muchos les parece excesivamente lenta, a otros les gustaría que la dejara más tiempo. Es como las estadísticas, el 90 por ciento preferiría que yo cortara y el otro 10 que la dejara correr, pero es lo que yo siento".

    -¿Por qué no usar tantos diálogos?-

    "Siempre he tratado que en mis películas se diga lo menos posible a través de los actores, que no cuenten ellos la historia, sino los aspectos geográficos. Ahora, sin diálogos, puedes mirar el interior de los seres que estás viendo, para mí eso es algo hermoso, que he tratado de hacer.

    "Por otro lado creo que en la vida no se habla tanto como en las películas, muchas cosas las desarrollas solo y en silencio y me parece hermoso poder describir lo que está ocurriendo con los gestos, con los actos".

    Percibo un alto grado de compromiso social en tu cine, -¿cuál es tu reflexión en "Luz Silenciosa"?-

    "No soy militante, pero amo lo que veo, amo lo que siento en mi país, me involucro y trato de no manipular la información que tengo frente, sino sentirla lo más posible, quizá por eso sientes el compromiso, porque está dentro de mí, no como una idea, sino como un sentimiento".

    Tu forma de narrar está muy cerca del documental, -¿tienes planeado algo en este sentido?-

    "No tengo planes, pero tengo mucho interés, quizá algún día lo haga, es un género que me fascina y seguramente algún día lo haré".

    Para muchos, tú vas contra corriente del cine mexicano, a diferencia de Iñárritu, Cuarón y Del Toro, -¿cómo te ves?-

    "Para ir contra corriente tienes que estudiar primero una corriente, y andar en sentido inverso, yo no he estudiado una corriente como tal para hacer lo contrario, no meinteresa romper reglas ni nada por el estilo. Lo que me interesa es hacer lo que yo siento, lo personal, algo interno, entonces lo hago y eso pues va en el sentido que vaya. Uno es único como nuestra huella digital o como nuestra cara que es irrepetible, digamos que por lógica va contra lo demás, pero yo sólo hago lo que corresponde a mi huella digital y eso es todo".

    -¿Qué le dices al público que está por ver tu película?-

    "Él es el responsable y el único con derechos sobre la calidad del cine, el espectador mexicano es cada día más maduro, más exigente, más sólido y creo que debe seguir exigiendo diversidad, porque ahí está la fortaleza. Tiene que haber todo tipo de cine en proporciones parecidas, así tendremos un cine muy bueno hecho por nosotros, y también consumiremos un cine de mucha calidad".

    -¿Estás nervioso por el premio?-

    "No, no estoy absolutamente nada nervioso. Los premios se agradecen mucho pero no son relevantes, no cambian nada en tu vida, dependen de muchos factores, nunca debe uno hacer las cosas para ganar premios".

    -¿Con qué te quedas de Chihuahua?-

    "Con los cielos, con los pastos, con las extensiones gigantes y la franqueza de su gente, me gusta muchísimo".

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