Amor latino
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<span></span><span style="font-weight: bold;">Huelva, España.-</span> Sus amigos le llaman Manolo. Arturo Ripstein, de México; Camilo Vives, de Cuba, y Tristán Bauer, de Argentina, han llegado al Mediterráneo para encontrarse con él, con el hombre que construyó un puente para que el mundo volteara sus ojos al cine latinoamericano.
El Ayuntamiento de Huelva le rindió un homenaje y le otorgó la presea de la ciudad en el marco del Festival de Cine Iberoamericano. "Siempre agrada que se acuerden de uno, que se acuerde Huelva lo agradezco", dijo al recibir el premio.
Cuentan muchos aquí que Manolo es quien más sabe del cine que se hace cruzando el Atlántico, él por su parte dice: "todos tenemos varios amores, pero uno especial que yo tengo es el cine latinoamericano. Yo me he ido a América Latina a lamerme las heridas".
Manuel Pérez Estremera inició escribiendo cine y decidió que sería mejor si se convertía en cineasta. Ahora es conocido por su trabajo como guionista, productor y crítico de arte.
Pero quién mejor que sus amigos para hablar de este enamorado de Latinoamérica. Ripstein, lo define así:
"Cuando llegué a España, llegué únicamente con el teléfono de Manolo, y yo perseguía al cine como un niño que persigue las luciérnagas para meterlas en un frasco. Me encontré con Manolo, un hombre que no dice, hace. Es generoso y nunca quiere nada a cambio".
"Él optó por estar tras bambalinas y muy pocas veces le tocan los aplausos, pero sí las pedradas. Le tiene un gran amor al cine, al cine de todos los estilos y sabores", revela Ripsten, quien conoció a Pérez Estremera en los años 60.
Cuando Manolo toma el micrófono después de escuchar a sus amigos, expone: "No sé que decir, todos han sido muy elocuentes y en todo lo que han dicho hay parte de verdad, porque yo he puesto la amistad por sobre muchas cosas. "Agradezco a Huelva que me ha dejado gritar en favor del cine y de la amistad".
En su trayecto, ¿qué ha significado para usted el cine mexicano? Le pregunta Vanguardia al final del homenaje.
"Hay una especial relación con México y con sus cineastas, me gustan muchas películas, otras no, yo creo que la llamada época de oro y la aportación del padre Ripstein han sido lo mejor.
"Me ha gustado ese cine y he procurado colaborar. Si todos los países latinomaericanos fuesen hijos, México sería de la banda de los hijos mayores, sería casi el primogénito", responde.
¿Este homenaje es una despedida? "Siempre cabe la posibilidad de volver, lo que no sé es cómo. Seguramente estaré de vuelta, es una amenaza".