Federico Berrueto Ramón :Un ejemplo de vida
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De Federico Berrueto Ramón se puede decir mucho. Que fue un entregado maestro, impulsor de leyes que favorecen al pueblo de México, un destacado político, un hombre altruista. Pero lo que más se destaca y ha quedado plasmado en la memoria colectiva de la entidad, es que fue un excelente ser humano.
La tarde del martes, el Centro Cultural Vito Alessio Robles fue la sede para que familiares, amigos, historiadores y autoridades culturales se congregaran en torno a su figura, y presenciaraan la presentación del libro "Memorias", de Federico Berrueto Ramón, una edición nueva de este texto que comparte al hombre con el hombre, de manera honesta y sencilla.
El Gobierno del Estado de Coahuila editó este material que fue presentado por el profesor Jesús Alfonso Arreola Pérez. Patricia Colunga Romero, editora, leyó una semblanza del autor, pero el momento emotivo resultó cuando Arturo Berrueto, hijo del homenajeado, agradeció la asistencia del público y extendió un lazo afectuoso para quienes conocieron a su padre y a quienes deseen profundizar en su labor.
Este evento se enmarcó en la celebración del 107 aniversario del natalicio de Federico Berrueto Ramón, que a lo largo del 2 de octubre se realizó y en que se incluyó una ceremonia en la Rotonda de los Hombres Ilustres y el reconocimiento de las autoridades del PRI estatal.
"El libro incluye sus vivencias, desde que sale de Nava, Coahuila, y su lucha ferviente siempre por el progreso de su comunidad", señaló Arturo Berrueto, "agradezco al Gobierno del Estado la publicación de este libro, y a los integrantes del Colegio Coahuilense de Investigaciones Históricas que con ahínco trabajan al lado del Jesús Alfonso Arreola", externó.
Patricia Colunga leyó la semblanza de Berrueto Ramón, pero no sólo se enfocó a su actividad como docente y político, sino en su calidad de individuo en busca de la superación.
"El recuerdo del insigne maestro sigue presente, su ejemplo por los caminos del bien y del mal. Cuando salió de Nava tenía la inquietud de estudiar en la Benemérita Escuela Normal de Coahuila, lo que logró gracias a una beca. En 1921 recibió el titulo de profesor de primaria, lo que coronó su esfuerzo", indicó.
Su amor por el arte se vio reflejado cuando tuvo la iniciativa de abrir Casas de Cultura, y cuando perteneció al Colegio Coahuilense de Investigaciones Históricas, informó Colunga.
Jesús Alfonso Arreola comentó con los asistentes que fue un cercano colaborador de Berrueto Ramón, de quien recibió un gran legado que ahora se puede compartir con la presente generación a través del libro "Memorias".
El director del Colegio Coahuilense de Investigaciones Históricas recordó cómo fue conformado este libro, el cual catalogó de ágil e interesante con un prólogo de José Santos Valdés que describió como maravilloso.
La letra menuda en las hojas media carta quedaron en el recuerdo de la mente de Arreola Pérez, de donde surgió el libro en el cual el autor de similar manera habla de su trabajo intelectual y de sus vivencias en la infancia. Quien apoyó al político e historiador en este proceso mecanografiando el material fue José Treviño.
Se recordaron hechos trascendentales de Berrueto Ramón que marcaron a la sociedad, como cuando instaló una radio en la Normal Básica, y cuando luchó porque la educación de los jóvenes fuera proactiva. Arreola Pérez agregó que Berrueto Ramón colaboró en la investigación que asentó la fecha de aniversario de Saltillo, asentando la fecha de fundación en el año de 1977.
Federico Berrueto Ramón
Nació en el mineral San Felipe, antes perteneciente a Nava y ahora a Sabinas, en 1900. Murió el 13 de enero de 1980. En 1925 fue designado director de Educación en el Estado. Expidió la primera Ley de Educación Rural en el país. Formó parte de la Comisión Nacional de los Libros de Texto de la SEP. Creador y primer presidente del Colegio Coahuilense de Investigaciones Históricas, en 1977. Autor de libros como "En Defensa de un Soldado Mexicano", "Santiago Vidaurri y el Estado de Coahuila y Nuevo León", "La Guerra de los Tres Años" y la mejor biografía que se ha escrito sobre Ignacio Zaragoza.
Recibió la medalla Ignacio Manuel Altamirano por 50 años de servicio a la educación. Al fallecer, el Gobierno del Estado de Coahuila acordó fuese sepultado en la Rotonda de Coahuilenses Distinguidos del Panteón Santiago de Saltillo. En 2001 se le otorgó post mortem la presea Saltillo.