Devuelven su esplendor a la casa de Augusto
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La residencia de Augusto representa los restos más importantes de la colina romana del Palatino, por su relevancia histórica y arqueológica. Las habitaciones han logrado conservar de manera casi milagrosa parte de su decoración pictórica.
Rojos intensos, verdes, ocres decoran techos y paredes de la residencia, con dibujos de columnas, figuras geométricas, animales y representaciones humanas, que con técnica y mucha paciencia los restauradores han recuperado y dado lustre.
Las nuevas habitaciones, así como el resto de la casa, podrán ser visitadas a partir del mes marzo por pequeños grupos para no dañar las estancias, construidas hace más de 2 mil años, a finales del siglo I antes de Cristo, antes de que Octavio se convirtiera en el primer emperador de Roma.
La Domus de Augusto descubre la decoración de lo que era una villa "riquísima" en los años 30 antes de Cristo, realizada con el máximo de las posibilidades de la época, que constituyen un importante ejemplo de pintura romana de finales del siglo I.
Las nuevas habitaciones corresponden a la primera época de construcción de la villa, situada en un plano inferior que posteriormente, cuando Octavio ya era Augusto, hizo completar con un nivel superior del que quedan pocos restos, explica la directora del Palatino, Irene Giacopi.
Están situadas en el ala este de la vivienda y se estructuran en torno del peristilo (un jardín porticado con columnas), que los expertos han tenido que excavar para sacar a la luz.
Al "studiolo (pequeño despacho) del emperador" se accede por una escalera exterior y en él se descubren restos de techos con frescos de figuras geométricas y paredes ricamente decoradas.
El "gran Ecus" era una estancia dedicada a recibir visitas, por ello su rica y majestuosa decoración, con pavimentos de mármol, a la que se llega a través del "cubículo inferior", del que se conservan gran parte de los frescos de las paredes.
Las nuevas habitaciones se contemplan con el "local de la rampa" que comunicaba las dos plantas de la vivienda, cuyos techos están pintados también con figuras geométricas.
La colina del Palatino, una de las siete de Roma, era "la zona residencial" de la época, explicó Giacopi, y se situaba en las cercanías de las memorias más antiguas de la ciudad.
Los trabajos de excavación y restauración de las cuatro habitaciones han contando con un presupuesto de 1.4 millones de euros.
De la casa de Augusto se ha podido ver sólo el ala orientada al norte, en la que se conservan la sala de "los pinos" y la de "las máscaras", que ya han sido restauradas.
Sin embargo la domus lleva 10 años cerrada al público pues las labores de recuperación de la lujosa villa continúan, de manera que nuevas partes puedan ser visitables a más tardar en 2009.
Tanto turistas como romanos podrán además disfrutar, en unos meses, de la casa de Livia, una rica villa privada de la época republicana, que se sitúa entre la de Augusto y la domus Tiberiana.
El alcalde de Roma, Walter Veltroni, ha definido la ciudad como "una caja de sorpresas", por los constantes hallazgos arqueológicos, y pronosticó que "otras sorpresas" podrían darse próximamente, a medida que prosiguen los trabajos de excavación que se están realizando en toda Roma.